RECUERDO DE UN TORNADO. Heberto Guillermo Corea Guerrero

RECUERDO DE UN TORNADO. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Iba en mi Jeep hacia Nagarote deslumbrado por el color del agua del lago Xolotlán, Su color era mugriento, como revuelto en lodo, la llovizna que caía lo volvía más oscuro. De pronto en un punto al centro del lago se observaba picada el agua, efervescente, la efervescencia era cada vez más ancha, como que se levantaba del agua, el calor era fuerte, cuando el jeep cruzó una montañita, deje de ver la efervescencia del agua, al regresar a mi vista ya el agua se levantaba en forma curva hacia arriba, era un embudo encorvado delgado de agua turbia, casi siempre en esos días  había estado viendo en el lago esa formación, y se da en el momento en que el agua se está transformando en vapor, para luego formar las nubes. Esa día fue distinto eran como las cinco de la tarde, de pronto antes de llegar a Boquerón ya se vislumbraba un remolino ancho que revoloteaba sobre el  lago, sin moverse, de pronto inicio su camino y los que íbamos en la carretera manejando, nos asustamos. Miren un gran remolino gritaba una señora, está caminando hacia afuera del lago dijo otra persona y, de pronto un gran viento cubrió la carretera. Se había salido del lago el remolino, había cruzado la finca de los gabinos, iba sobre el costado derecho de la carretera, los vehículos no detuvimos, en ese momento el remolino estaba cruzando la carretera casi al llegar por la Gasolinera, llevaba arboles, basura, zinc, bolsas plásticas y se notaba con una fuerza descomunal, en ese momento los católicas bajaban la corte celestial y los evangélicos, decían: es castigo divino por nuestra iniquidad. Yo no sabía qué hacer, si bajarme del carro y salir encarrera hacia mi casa a pié o continuar sobre el remolino, de pronto cruzó la carretera dejándola toda revuelta, pasó por la casa de la hija de Salomón Silva y arrancó árboles, noté que iba de cruzada hacia el pueblo, me acordé de mi familia, agilice la velocidad del carro, doblé en el parque San Martín y vi en ese momento cruzando el TORNADO sobre la calle de los Rivera, cuando llegué a la esquina vi el desastre que cubría una cuadra completa desde la Cruz Roja hasta el Chamaco Moderno, vi de frente hacia la Iglesia y divise a mi hijo mayor cruzando la calle como detrás del TORNADO, apresure mi viaje, la gente saliendo a las calles gritando, llorando. Llegue a mi casa encontré a mi familia en la acera de la casa llorando, mi señora, me señaló haya va Heberto a buscar a Hebertito a su casa, ya regreso le dije. Tomé el carro y me dirigí hacia la ermita, lo que vi, fue desolador el remolino había arrasado con los techos de las casas desde la calle de los Rivera (Cruz Roja)en cruzada hasta el Estadio de beisbol, miré la casa donde estaba mi nieto Hebertito en la casa de Eduardo Pérez (Chumeca) sin techo, la casa de sus hermanas, todas las casas de ese barrio destechadas, le dije a mi hijo, móntate vamos a ver más allá, llegamos hasta el Estadio, los perlines retorcido el zinc había desaparecido, sin techo de nuevo las graderías, la barrera sin una hoja de zinc, los caramancheles que forman los chinamos derruidos. Toda la gente en las calles, asustadas de tan enorme TORNADO de la naturaleza. Mi esposa me contó que ella se salió a ver el TORNADO desde que se divisaba a lo largo y se dirigía hacia al Sur de la Población, era un remolino enorme de unas dos cuadras de ancho con una altura de unos cien metros, que contenía miles de láminas de zinc dando vueltas, arboles, cuando vio que se dirigía hacia nuestra casa, le gritó a los nietos  y a sus cuatro hijos con los que estaba que  se metieran debajo de la cama en el último cuarto, Heberto que estaba en la casa casi llorando salió corriendo en busca de su hijo que tenía apenas casi un año de nacido. De pronto el remolino cambió de dirección, de la dirección hacia el Sur que traía, se desvió y enrumbó hacia el Sur Oeste, cruzando la población en cruzada, mi hijo iba a orillas del remolino sobre la calle hoy la calzada, viendo como levantaba los techos de las casas, esperando una oportunidad de cruzarlo, pero no se la dio el fenómeno, llegó a la casa de Eduardo Pérez cuando el remolino, estaba levantando el techo, por suerte la familia se había guarecido en un cuartito que da al patio de la casa y por ser mas nueva su construcción, soportaron los clavos de zinc la embestida y resistieron, ahí estaba su hijito, sano y asustado en la casa de la derecha.

 

FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586

  RECOPILADO POR Heberto Guillermo corea guerrero FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586   Viaje de Fray Alonso Ponce desde México a Nica...