QUE ES LA INCONSTITUCIONALIDAD. Heberto Guillermo Corea Guerrero


QUE ES LA INCONSTITUCIONALIDAD. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Para lograr darme a entender, es menester informar que la Constitución en nuestro País es la Norma de las Normas, cualquier norma que la contradice, es nula de plena derecho; sea esta norma civil, penal, laboral, mercantil, administrativa, bancaria u otra rama del derecho. A esa contradicción comúnmente se le llama Inconstitucionalidad. Ojo, las normas constitucionales no necesariamente están escritas en la constitución vigente, pueden estar en normas internacionales, como es el caso nuestro, contenido en el arto. 46.- Cn que dice:  En el territorio nacional toda persona goza de la protección estatal y del reconocimiento de los derechos inherentes a la persona humana, del irrestricto respeto, promoción y protección de los derechos humanos y de la plena vigencia de los derechos consignados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos; en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre; en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la Organización de las Naciones Unidas; y en la Convención Americana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos. Estos tratados Internacionales sus normas tienen carácter Constitucional, además existen principios generales del derecho que se complementan con principios generales del derecho taxativamente existentes como norma constitucional y llevan a la inconstitucionalidad si se le violentan a la persona jurídica y hoy en día hasta a los animales.
Existen principios constitucionales, que durante muchos años su interpretación fue muy limitada, ejemplo el principio de publicidad, este principio hace muchos años se consideraba cumplido, una vez transcurrido treinta días después de haberse emitido el acto jurídico que le podía acarrear perjuicio o beneficios a la persona y, si se publicaba en el diario la Gaceta era más engorroso darse cuenta, cuando se publicaba en diarios de circulación nacional en el mismo acto se establecía el término para presentarse, si no leí los periódicos era pan comido, en muchos casos dicho diario no llega al municipio pero eso no le interesaba al juzgador, a él le interesaba que se publicara. Era en base a esta realidad existente que se podía infringir la constitución, haciendo inconstitucional o nula una notificación que violentara esta interpretación del principio de publicidad. Hoy en día la publicidad se logra cumplir con notificar por medio del INTERNET y a través de correo electrónico previamente determinado, si este señor se le fue la luz en su pueblo esa semana y no logro ver el Internet, el principio de publicidad se cumplió. En todo caso el principio de Publicidad seguirá siendo principio susceptible de violentarse. Si se viola dicho principio cubierto por la interpretación del momento, es inconstitucional el acto jurídico realizado. En esta caso la Notificación.
Otros Principios, la Libertad, este ha tenido muchas interpretaciones limitativas, pero siempre en función de esas interpretaciones del momento se declara inconstitucional el acto realizado que violentó el principio. El principio del debido proceso, antes era más restringida su interpretación, hoy en día es mucho más amplio, a tal grado que toda resolución emitida por la Contraloría ha violentado ese principio y, por lo tanto es nula de toda nulidad, ahora se dice que todo proceso debe de ser oral y público, sea este aún administrativo, debe de dirimirse contradiciendo las partes de forma oral y pública y, no se debe dictar una sentencia que no ha cumplido con esa interpretación del debido proceso. Quiero expresarle que el principio del debido proceso es más antiguo que la calentura, y cuantos procesos y condenados cumplieron condenas y pagaron sus condenas económicas sin esa interpretación moderna.
Para no cansar tanto veamos el principio de Igualdad, sobre este principio ha habido tantas interpretaciones como temblores en Nicaragua, pero siempre se ha acatado la interpretación de momento histórico. Sobre este principio se han desarrollado hasta teorías. La teoría de la Igualdad distributiva. La teoría de la igualdad en la desigualdad. La teoría de la igualdad redistributiva, la teoría de la igualdad de Género. La teoría de la igualdad política. La teoría de la igualdad en la diversidad. No vamos a entrar a estos temas que muy poco domino, pero al menos trataremos de entender la Igualdad para optar a cargos públicos. Yo quisiera ser Presidente de la República, no me limita ninguna ley, mucho menos la constitución misma, tengo la edad, la capacidad, soy ciudadano con mis derechos civiles y políticos incólumes. Yo no tengo normas que se opongan a mi derecho a ser igual a todos los Nicaragüenses, no tengo acción para ir de inconstitucionalidad y que un tribunal me restablezca mi derecho, ese es mi caso. Pero existen otras personas sobre las cuales penden  normas que le limitan ese derecho a optar a la presidencia, no así para ser diputado. Por tanto esas personas tienen todo el derecho del mundo a exigir ser iguales a los demás.  A un señor Lacayo se le limitó el llegar a optar a la candidatura presidencial modificando la Constitución y, a uno de los artículos constitucionales le pusieron una colita:  “Los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, y los que sean o hayan sido parientes dentro del segundo grado de afinidad del que ejerciere o hubiere ejercido en propiedad la Presidencia de la República en cualquier tiempo del período en que se efectúa la elección para el período siguiente” Lo jodieron porque era yerno de la señora Presidenta. Todas las limitaciones de ese artículo hacen desiguales a las y los nicaragüense. En tal sentido se pronunció la Honorable Corte Suprema de Justicia.
Por suerte de nosotros, ese artículo no limita a la esposa del Comandante Daniel Ortega, doña Rosario Murillo, debido a que ella es esposa y no es familiar del Comandante, ella no se encuentra bajo normas que le violentarían su derecho de igualdad a optar a cargo público presidencial. No es pariente por consanguinidad del Presidente Daniel ortega, ni por afinidad, debido que el primer grado de afinidad son los suegros y el segundo grado de afinidad son los cuñados, a ellos si se les está violentado el principio de Igualdad, pero a la esposa no se contempló en dicho artículo, ni la Honorable Corte Suprema de Justicia se pronuncio al respecto, debido a que ese tema no era objeto de discusión. Si le recomiendo renunciar a cualquier cargo público un año antes de las elecciones del 2016.
El caso del principio de igualdad en donde nuestra Honorable Corte Suprema de Justica emitió sus criterios jurisprudenciales es enigmático. Las Normas, sean estas de leyes Ordinarias, de leyes constitucionales o contenidas en la constitución no pueden contradecir los principios constitucionales.

DOÑA CÁSTULA MANZANARES. Heberto Guillermo Corea Guerrero


 DOÑA CÁSTULA MANZANARES. Heberto Guillermo Corea Guerrero
I - LOS QUEHACERES
Todos los días, sin importar que día fuese, doña Cástula se levantaba a las cuatro y media de la mañana, ella vivía en un solar que daba a la calle central del pueblo Niquirano, cuyas dimensiones conformaban un cuadrado de unas veinticinco varas por cada costado y, su rancho ocupaba el centro del patio; El piso era de tierra, su techo era de palma, las paredes de la habitación central de lodo con zacate, con una puerta en el frente; una ventana en su parte izquierda y, en su parte trasera una puerta que daba al fogón ubicado en el patio, pero cubierto con un bajarete de palma de dos metros por dos de ancho. La casa central medía siete varas x siete varas, dividida por un biombo en su parte noreste; lo que hacía una L entre la salita y la salida hacia el patio. En dicha salida estaba colocada una mesita con una imagen de la virgen María, a la que a diario doña Cástula o su marido Juan Martínez le cambiaba un ramillete de flores colocados en una vasija de barro, en su sala habían dos taburetes hechos de troncos de genízaro, y pegado al biombo una banca de madera de madroño, dos tronco y una tabla sobrepuesta encima, como para defender el biombo de cualquier mal arrecostado, ya que el biombo era de cartón y papel, con efigies de todo tipo y forma, se miraba muy bonito adornado. Detrás del biombo era su cuarto dormitorio, con su cama de madera labrada por don Juan, un par de almohadas de plumas de chompipa y dos sabanas de hospital, dichas sábanas todavía tenían el nombre “Nosocomio”, quien sabe que significaba, pero era un hospital del pueblo más cercano,  cuyo viaje a pié duraba once horas; además en su cuarto tenían una bacinilla empotrada en un banco, la ropita se encontraba colgada en un mecate. En la mesita donde estaba la imagen en su punta hacia el patio pegada a la pared, una olla de barro con agua para tomar, de unos dos galones.
El Fogón ubicada en el patio tenía una altura más o menos de la cintura de doña Cástula que medía 1. 76 metros, mujer grande y delgada, don Juan medía 1.60 metros, era más pequeño; arriba del fogón un tapesco hecho de varas de bambú, colgado con bejuco; en dicho fogón ponían a secar las cuajaditas que elaboraba doña Cástula para su comida, compraban la cuajada en borona, la molían en piedra de moler, la salaban, las redondeaba con un buen tamaño y las subía al tapesco. Muchos creen que las cuajadas se suben al tapesco para ahumarlas  o dorarlas, el uso del tapesco es para ser más duradera en el tiempo la cuajada. Una vez en el tapesco, a la cuajada se le va secando el suero, hasta que la deja totalmente seca, mas la sal, la hace durar quizás un mes, el problema son los ratones y las cucarachas, por eso el fogón debe de quedar caliento por la noche, para que el calor ahuyente los animales.
A orillas del tapesco a la misma altura, cuelga un mueble hecho de madera en donde se ensartan las jícaras para tomar agua o chicha, y en la parte central de ese mueble los guacales de jícaro, para las tomas de café negro. Ese mueble es una pieza artesanal muy linda y requiere de mucha habilidad. En el costado Norte del rancho, arrecostado a la pared una tijera de saco de bramante, dicha tijera la habían colocado ahí, debido a que un joven amigo de la familia que vivía en una ranchería cercana llamada Valle de Jesús,  los fines de semana bajaba al pueblo a tomar guaro lija y como siempre se pasaba de copa, nunca lograba llegar su casa, normalmente quedaba dormido en el camino, por lo que ellos decidieron convencerlo del peligro de quedarse dormido en el camino y lo invitaron a que llegara a dormir al bajarete de la cocina; dicho joven así lo hacía, unas veces lograba encontrar la tijera y se acostaba en ella, muchas veces no, y amanecía dormido en el suelo, pero al fin estaba más seguro ahí en el patio.
Doña Cástula era un reloj, a las 4.30 a.m. se levantaba, tomaba su escoba hecha de ramas de tigüilote y el palo de una rama delgada de laurel de la india, y barría el patio, la basura la echaba en un hoyo especial y ahí la quemaba; a las cinco en punto volvía a ver el fogón y éste debía de estar encendido, como en efecto lo estaba, esa era tarea de don Juan, quien se levantaba quince minutos después de doña Cástula y, era porque con doña Cástula en la cama no podía hacer su ceremonia al levantarse. Don Juan al levantarse doña Cástula, lo primero que hacía era sacudirse los dos pies con ellos mismos, luego se retorcía tan fuerte por el costado izquierda que gesticulaba y emitía un sonido tan fuerte uuuuuuuuuuuuuuuuuuf, que luego quedaba quedito, luego hacía lo mismo hacia el lado derecho, posteriormente le daba rienda suelta al esfínter, se tiraba tres pedos que fácilmente se escuchaban a unos veinte metros, luego se sentaba a orillas de la cama y procedía a levantar los brazos como en señal de desentumirlos, en efecto, le tronaban todos los huesos. Doña Cástula calculaba el tiempo de la ceremonia de don Juan, ya que ella también hacía la suya, barriendo se lanzaba el rosario a María completo, cuando estaba en las letanías, ya debía de estar encendido el fogón. Don Juan encendido el fogón de inmediato se iba a rajar leña, para dejarla preparada sólo para que doña Cástula tomara lo necesario durante el día.
Visto el fogón encendido, doña Cástula  se dirigía hacia él, lo atizaba con más leña, enjuagaba una porrita de aluminio tomando el agua de un barril, que la noche anterior había llenado don Juan de un pozo que compartía con doña María Manzanares hermana de doña Cástula, este pozo, había sido cavado por Dagoberto Martínez, el pedrero más capacitado del pueblito Niquirano, tenía una profundidad de treinta metros, por metro y medio en cuadro, aunque la parte del brocal se redondeaba y daba la apariencia de ser todo redondo, pero no era así, este pozo en invierno se llenaba quince metros y en verano se vaciaba hasta los veinticinco metros en la parte final del verano, más o menos en los meses de semana Santa. En la porra doña Cástula preparaba el café negro, dos guacales de agua y tres cucharadas de café, molido por ellos mismos en su piedra de moler. El café lo vendían en grano; por quintal, medio quintal o libreado, se tostaba en comales de barro y luego se molía; molido se guardaba en vasijas de barro y de ahí se tomaba para preparar la toma diario, sea por la mañana o por la tarde. Preparado el café doña María llegaba con las tortillas calientes echadas por ella, ese era su negocio, vender tortillas, palmeaba tortillas en la madrugada, al medio día y por la tarde. Don Juan bajaba la cuajada del tapesco cortaba dos pedazos, los colocaba sobre las dos tortillas calientes puestas en la mesa, doña Cástula estaba llegando en ese instante con los dos guacales de café negro y procedía a desayunar a las seis de la mañana.
Concluido el desayuno don Juan, tomaba un carretón lo llevaba al patio, el cual estaba cubierto de árboles. Frente a la calle había un gran árbol de mamón en su parte izquierda y en su parte derecha un gran palo de mango rosa, hacia el fondo, en el costado vecino con doña María, un chagüite formado con cepas de guineo cuadrado, guineítos de rosa, guineítos morados, dos cepas de plátanos, cepas de bananos. En el costado vecino con doña Tomasa Corea de Martínez, cuñada de don Juan, sólo árboles frutales de variados tipos de frutas; doña Tomasa era hija de Tomasa Pérez de Corea, la madre de Marcelino Corea Pérez, el músico del pueblo, además de músico había estudiado hasta tercer grado en el pueblo vecino y, había desarrollado muy buena caligrafía, por lo que su trabajo era “el escribano del pueblo”, lo buscaban para hacer cartas y trabajaba de secretario judicial. Sigamos con don Juan. Con el carretón don Juan recorría el patio en busca de fruta madura, la cortaba e iba llenando el carretón de las frutas en cosecha, una vez recorrido el patio y llenado el carretón lo colocaba a orillas de la puerta principal de la casa, se introducía a su cuarto, tomaba un machete, una alforja, le pasaba dando una palmadita  en la nalga a doña Cástula, quien en esos momentos se estaba colocando su delantal y, se enrumbaba hacia su trabajo.
Don Juan era mandador la finca de su amigo de niñez, don Bartolo Baca, quien la había heredado de su padre don Tino baca y, no tenía todo el día para dedicárselo a la finca debido a que era mandador de la hacienda San Pedro de la familia Delgado. Mandador con mandador se entendían, además buenos amigos. Doña Cástula a las siete y treinta minutos de la mañana, tomaba el carretón ya lleno de productos, sólo volvía a ver los tipos de frutas que llevaba y los precios se le referenciaban a lo inmediato. Recorría el caserío y se adentraba un poco hacia el Valle de Jesús, recorría durante la mañana unos diez kilómetros diarios, como no sabía leer ni escribir, no anotaba absolutamente nada, pero se sabía de memoria los precios y nadie que le fiaba se le escapaba del cobro. Las frutas le producían quince reales diarios. Un banano valía un penique, cinco centavos un plátano, la guaba costaba seis centavos, un caimito costaba un penique, un gajo de mamón dos peniques, el guineíto morado valía tres peniques, el mango a cinco por un penique, el nancite en su cosecha, un guacal por dos peniques. Quince reales equivalían a 150 Penique, cinco centavos eran cinco peniques, un penique era un centavo y un real eran diez centavos y por ende diez peniques. Una familia de clase media necesitaba diez reales diarios para su alimentación, el asalariado del campo ganaba tres reales diarios trabajando de ordeñador, de las cuatro de la mañana a las ocho de la mañana, hasta dejar a los terneros destetados y las Vacas en el pasto.
El campesino del machete ganaba igual tres reales diarios, rondaba de las cinco de la mañana a las ocho de la mañana y luego jalaba agua para llenar las piletas, a las diez de la mañana se iba para su casa. En su mayoría llegaban a su casa tendían una hamaca y a dormir, otros se iban a cazar o en el viaje ya venían cazando y ya llegaban con el almuerzo a su casa. El campesino que no llegaba con su caza, su almuerzo era arroz cocido en un guacal, le dejaban caer un puño de chile Congo, lo revolvían y a comer; el otro era arroz aguado con la carne que llevaba. Eso significaba que doña Cástula y don Juan Martínez, su estilo de vida podía ser de clase media, pero a ellos eso, ni pu ni pa. Tortilla y cuajada con su café en el desayuno, la tortilla vale un penique y un penique la cuajada, medio penique el café. Total cinco peniques en el desayuno. Almuerzo, dos tortillas (dos peniques), Arroz cocido (dos peniques) cuatro huevos (ocho peniques) dos tomas de pinol con dulce (un penique). Total almuerzo trece peniques. Cena igual al desayuno (cinco peniques). Total el día: Veintitrés peniques equivalentes a dos reales y dos peniques. Eso les permitía un buen ahorro, comían con lo que ganaba don Juan como mandador y ahorraban la venta de frutas. Ese dinerito lo guardaban dentro del dormitorio y sólo ellos sabían la guaca.
II – EL ATARDECER
Por las tardes, tenían la costumbre de sentarse a eso de las tres de la tarde bajo el palo de mamón que daba la calle, como doña Cástula recorría el caserío todo los días, no había transeúnte que no les dijera: “Adiós doña Cástula, como se porta don Juan”. A lo que respondía doña Cástula. “Adiós, éste no se compone”.  Y don Juan para darle mayor picardía al saludo agregaba “Árbol torcido, sólo botándolo”.  A las cinco de la tarde, ya se retiraban al rancho a preparar la cena, a las seis en punto cenaban, don Juan aprovechaba esa hora para dejar listo el agua, revisaba el carretón si no se había aflojado, lo engrasaba, le daba de comer a las gallinas, recogía los huevos; doña Cástula rezaba el rosario antes de cenar y, a las siete de la noche, don Juan estaba cumpliendo sus obligaciones de marido, lo que debía de hacer tres veces por semana, eso sí, doña Cástula ese incumplimiento no lo permitía. Los sábados y domingos estaban pendientes de Chango, el joven amigo de la familia que llegaba a dormir cuando se le pasaban las copas y eso era siempre. Doña Cástula cuando pasaba vendiendo por la casa de la familia de Chango, en el Valle de Jesús, descansaba un poco, aprovechaba y platicaba con doña Asunción Gutiérrez la madre de José Ángel (Chango). Este bandido el domingo pasado se apareció casi a las nueve de la mañana, le dijo doña asunción,  yo no sé porque se inscribe para jugar beisbol, si siempre lo andan buscando los compañeros de equipo, porque él es el cácher y todos los sábados rompe al pueblo a las fiestas, gracias a Dios que ahora duerme en el patio de su casa, pero se aparece después de las ocho de la mañana los domingo,  bien sabe que el juego debe comenzar a las ocho de la mañana, y con la gran juma con que amanece. No sé como hace este muchacho. En ese momento entra Chango con su papá, del mismo nombre, José Ángel Urrutia, saluda a doña Cástula, pregunta por don Juan, y le dice: Dígale a Juan que el próximo domingo voy a llegar, en la iglesia nos vemos y luego me lo presta para ir a ver jugar Beisbol, ya que este próximo domingo seremos campeones de la liga, y el partido será en Niquirano, en el cuadro del Nacascolo.  Dígale que jugaremos contra el Santiago, porque eliminamos al Guerrero el domingo pasado, usted me le debe de dar permiso para que se alegre ese día. Bueno le voy a decir, pero Juan no aguanta ni chicha de coyol, mucho menos la cususa. Lo que voy hacer es darle de beber una cucharada de aceite ese día, para que logre aguantar al menos la arrancada. Ah pero me estoy acordando que el domingo se casa la hija de Bartolo Baca su compadre, y el casorio será en la misa de las ocho de la mañana del domingo. Mejor todavía le espetó don Chango Urrutia, Bartolo vive contiguo al cuadro de beisbol, mataremos dos pájaros de un solo tiro.
III LA VENGANZA
Del otro lado del pueblito Niquirano a orilla del camino que va hacia el pueblo más cercano hay un lugar que se llama el cuadro del hoyo, todos los domingos se juega beisbol a bola pasada, normalmente juegan maceando reales y se reúnen, los que ya no caben en el beisbol por edad, los que no tienen esa habilidad del deporte rey y, los borrachos que ahí encuentran una justificación para beber los domingos, pero bien, igual que en los campos de beisbol, llegan vendedores de refrescos, de guaro, de quesillos, de vigorón, de cigarros y hasta marihuana lleva Chilo Carreta.  Ese domingo, en otro cuadro estaban jugando el campeonato de la liga de beisbol del pueblo, el equipo del Valle de Jesús  y el equipo el Santiago que representaba al barrio central del pueblo. Era un veintiséis de Enero de 1950 y, a eso de las once de la mañana se escucharon cohetes, bombas, del lado de la iglesia, iba saliendo el casamiento de la hija de don Bartolo Baca, la jovencita Iris kassandra Baca Albuquerque, había contraído nupcias con un foráneo, Joaquín buenaventura Salas, un chele que había llegado al pueblo vendiendo esquimo y lo había llevado Efraín Sánchez, quien también se había quedado con una Niquirana de nombre Diamantina, morena muy agraciada. Uno de los vendedores de cigarros al oír el alboroto, preguntó, donde es ese alboroto, con la intención de tener más oportunidades de vender su producto, y uno de los asiduos visitantes del cuadro del hoyo, le dijo, toda la bulla es en el otro cuadro de beisbol, el casorio se está trasladando para el cuadro de beisbol el Nacascolo, y ahí se está jugando el campeonato de la liga del pueblo. Ni corto ni perezoso el vendedor ambulante de cigarros se enrumbo al otro cuadro de beisbol. No sin antes ir en busca del cortejo, divisó el cortejo y se dirigió hacia el desfile, se detuvo en una de las esquinas que llevan a la estación del ferrocarril, propiamente donde Adolfo Espinales, y se cruzó a la acera de donde los Figueroa, ahí estaba Ramón Figueroa, al que le decían Nueva Ola, pero no por su juventud, si no por la gran trompa que se gasta, parece una ola de maremoto. El vendedor de cigarros le ofreció sus cigarros, Ramón que es arrecho a fumar, le compró un paquete de esfinge y una cajita de fosforo momotombo, encendió el fosforo y se puso el cigarro en la boca y halo un chupetazo tan grande, que hasta gimió de satisfacción en el mismísimo momento de pasar el casorio; el chele que ya llevaba del brazo a su esposa volvió a ver hacia donde habían exhalado con tanto placer el cigarro, no se percató del vendedor de cigarros, quien a lo inmediato lo había reconocido y disimuladamente había apartado la cara. El vendedor de cigarros le dijo a la persona que tuvo más cerca, téngame señor, ya regreso; el hombre, no tuvo tiempo de decirle ni sí ni no, tomó la bandeja colgante de los cigarros y esperó el regresó del vendedor, de pronto todo el gentillal corriendo, y no tuvo más que aventar la canasta de los cigarros y correr también él.  Al volver a ver a la esquina, vio como la joven vestida de novia, abrasaba al hombre que hacía unos instantes la llevaba del brazo, se detuvo y se dirigió a ver qué había pasado, llegó al lugar, miró los cigarros que había aventado regados en el suelo, un señor conocido del pueblo don Bartolo Baca, pálido sin habla y le preguntó don Bartolo que pasa, no se hijo, creo que alguien se acercó a mi yerno y lo puñaleó, ella es mi hija   ayúdame a levantarla para ver qué hacemos con el herido.  Silvio Corea había sido al que el cigarrero le había dado a guardar la canasta de cigarros. Como Silvio era renco, con más esfuerzo tomó a la joven para levantarla y a la vez quitarla del cuerpo del herido para así poder ayudarle al chele. La joven se resistía, llorando sobre el cuerpo, y cuando su papá le dijo Kassandra permití que le ayudemos a Joaquín, ella le contesto; papá, ya murió, no hay nada que hacer. El alboroto se trasladó a la otra esquina, ahí tenían capturado al hechor, Silvio el renco, haciéndose el arrecho corrió a su manera hacia la esquina, Ramón el trompudo Figueroa, le gritó, te vas a caer pendejo, no corras; Silvio no oía o no hacía caso y al llegar a la rampa de los Silva, se fue de bruce y se chimó toda la cara, para su suerte Guillermo su hermano iba detrás de él, lo levantó y se lo llevo para la casa, que quedaba a los veinte metros hacia el Estación, casi donde habían sucedido los hechos. Llegó el Burro, así era conocido el guardia que habían enviado a pesquisar los hechos, tomó al rehén y se lo llevó hacia el comando, pero antes en vos alta le había preguntado, porque lo mataste, y el cigarrero le respondió, por que mató a mi padre hace tres años en al Corozo, y desde esa época lo anduve buscando en todos los pueblos vendiendo chucherías, llevo tres años buscándolo y por casualidad vine a ver pasar el casorio, y ahí iba el desgraciado de la mano de la muchacha, no podía perder la oportunidad que se me presentaba. Lléveme señor Guardia adonde usted quiera, que yo ya cumplí mi deber.
Ese día no hubo fiesta de casamiento frente al cuadro de beisbol el Nacascolo, pero el juego de Beisbol no se detuvo, concluyó ganando el Valle de Jesús el campeonato, don José Ángel Urrutia no pudo echarse sus tragos con don Juan, porque Juan tuvo que ir a acompañar a don Bartolo al velorio, la fiesta de los campeones se llevo a cabo donde un coterráneo del Valle de Jesús que se había venido a vivir al pueblo y era patrocinador del equipo. Chango hijo se pegó una borrachera, como que iba ser la última vez. A eso de las doce de la noche, decidió no seguir rumbo al Valle de Jesús con sus amigos y continúo la parranda.
IV – LA CONFIANZA
La media noche del 26 de Enero de 1950 ya había pasado, hoy es 27 de Enero y a eso de las dos de la madrugada, doña Cástula escuchó unos pasos en el patio, y como don Juan no había llegado de la vela del yerno de Bartolo, destranco la puerta y divisó la silueta de un hombre. ¿Vos sos Juan? preguntó doña Cástula, la silueta no respondió pero se dirigió hacia la puerta, empujó la puerta bruscamente golpeando a doña Cástula, quien cayó al piso,  la silueta le arranco el fustán con que dormía doña Cástula, le desbarató el calzón de un jalón, en ese instante ella vuelve en sí, el golpe la había desmayado, pero la brutalidad que usaba la silueta la había regresado al sub consciente. El hombre se estaba desabotonando la bragueta del pantalón y, había colocado su cuchillo en el costado derecho del cuerpo de doña Cástula, quien de casualidad lo toco, de inmediato lo tomo en su mano derecha y le asestó un puyazo en la pierna derecha, el hombre pegó un grito de dolor, le quitó el cuchillo y se lo clavó en el hombre izquierdo, en ese instante ingresaba don Juan que estaba llegando de la vela, se abalanzó sobre el hombre, cuando el hombre sintió que lo estaban agarrando de la cabeza, lanzó una puñalada hacia atrás y le clavó el cuchillo a don Juan en el estomago, quien pegó un gran grito de dolor, soltó al hombre y corrió al patio a pedir auxilio, gritó pidiendo ayuda, nadie respondió a su auxilio, corrió de nuevo hacia dentro de la casa, ya no estaba el hombre, vio a su esposa, tomó una de las sábanas de hospital, la cubrió, la tomo en sus brazos, la sacó a la calle, ya en la calle cayó desmayado, los vecinos hasta ese momento fueron en su auxilio, los llevaron al dispensario médico, y desde ahí consiguieron trasladarlos al hospital del pueblo cercano. Los vecinos se fueron a avisar a las autoridades, llegaron donde el Juez del crimen a despertarlo, eran las cuatro de la mañana, el juez somnoliento, más bien casi dormido y con una gran goma, pasó llevando a su secretario para que levantara acta de inspección in situ de los hechos. Al llegar al lugar, donde todavía no había llegado la guardia, el juez encontró desolado el lugar, la puerta del rancho abierta, los perros ladraban, los vecinos no querían acercarse para brindar información o negaban saber algo sobre los hechos, el secretario con su libreta, tomando apuntes de las distancias de la manchas que no se distinguían si eran agua o sangre y  que se podían apreciar a esa hora, ya estaba aclarando el día, más vecinos se acercaban al cerco que da a la calle, de pronto uno de ellos, llama al secretario con señas manuales, este se le acerca, y el vecino le señala hacia el chagüite y le dice, allá parece que hay alguien caído, el secretario se voltea, se dirige hacia el Juez; en ese instante está ingresando el Burro, el gendarme de planta de la Guardia, investigador oficial de crímenes, quien pareciera que se levantó con el pié izquierdo, porque en su pié derecho llevaba puesta una bota militar y en su pié izquierdo una zapatilla, tal parece que al levantarse con la prisa del caso, no reparó y se colocó lo que encontró a mano en sus pies. Señor Gendarme le dijo el señor Juez, si usted tiene la amabilidad de acompañarme al chagüite para identificar a la persona que está durmiendo la mona según los vecinos. Con mucho gusto señor Juez a eso he venido, por favor de prisa porque tengo que seguirle la pista al hechor de tan abominable hecho;  me acaban de informar señor Juez que doña Cástula y don Juan se encuentran muy mal heridos, su sobrino Juan Yiya dice, que ambos fueron apuñalados en el pecho y en el estomago, que los asaltante eran como cinco individuos. Esa plática del Burro duró el tiempo que nos permitió llegar donde estaba el hombre dormido, llegamos y lo encontramos acurrucado, con las manos juntas y su cabeza arrecostada a ellas, como sustituyendo una almohada. De pronto el burro, quien conocía a medio mundo del vecindario, ya que él era de la localidad, exclamó ¡Este jodido es Chango Urrutia hijo!. El burro le quiso dar vueltas, pero le dije no lo toques, que está llegando el doctor del dispensario y en este pueblo es el médico forense. El doctor volvió a ver el cuerpo, se agacho, le puso los dedos en la garganta, luego en unos de sus brazos como tomando el pulso y dijo, este hombre está muerto, en el instante que le dio vueltas al cuerpo, y dijo: Todavía está caliente el cuerpo, este hombre murió desangrado hace unas dos horas más o menos, lo siguió revisando, le levanto el pantalón de la pierna derecha, debido a que se fijo que en esa parte del pantalón había una rasgadura de tela y exclamó ¡Que puntería le perforaron la femoral!, se desangró totalmente, este hombre sintió sueño y se acostó a dormir en el suelo, pero lo que le estaba sucediendo era que se estaba desmayando por el desangrado que duró unos quince minutos después que le apuñalaron la pierna justo en la vena central, tiene la bragueta del pantalón abierta, la faja esta suelta, el pantalón es de botones y todos están sacados del ojal, esto nos hace presumir que intentó sacarse el barómetro y no alcanzó a hacerlo, tiene un rasguño en la nuca y en el rostro. Señor Juez, le dijo el médico, ese cadáver ya se lo deben de llevar sus familiares, yo me voy a redactar el dictamen. Secretario, espetó el Juez, concluyamos el acta de inspección y que se le avise a sus familiares para que se llevan al occiso. De pronto un grupo de jóvenes irrumpieron el lugar, vociferando alterados, clamando vengarse por la muerte de Chango, un señor ya de edad, se acercó y dijo; usted es el Juez, a lo que respondí, sí señor, con quien tengo el gusto, soy el padre de Changuito me contestó y quiero saber lo sucedido; señor, yo me debo de remitir a los hechos que se encuentran en acta de inspección, secretario, por favor léesela al señor. Marcelino Corea Pérez, el secretario judicial, me dice: firme señor Juez. Accedí a firmar y, el procedió a leer el acta. El Padre del occiso, me quedó viendo y me dijo. Señor Juez, quiere decir que los dos señores, doña Cástula y don Juan fueron asaltados y heridos por mi hijo. Hasta el momento eso es lo deducible con la lectura del acta, pero tenemos que esperar si logran vivir, la declaración de los señores. Doña Cástula y don Juan sobrevivieron a las heridas, pero nunca quisieron hacer ninguna declaración vinculando a alguien en lo sucedido, siempre adujeron la obscuridad de la noche, que no les permitió reconocer la silueta, pero tampoco volvieron a vivir en ese lugar.

FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586

  RECOPILADO POR Heberto Guillermo corea guerrero FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586   Viaje de Fray Alonso Ponce desde México a Nica...