LA AMBULACIA DE
CHONTALES. Heberto Guillermo
Corea Guerrero. Febrero 2017
Flores, era un excelente técnico industrial, le hacía a todo
lo relacionado con aspectos técnicos, con decirles que puso una fábrica de
soldaditos de plásticos en su casa, era creativo hasta más no poder, sus
alumnos principales Blas su primo y Orlandito chiminito. Un día lo llegaron a
buscar al pueblo, un médico que tenía lazos Nagaroteñas, era casado con una
Pérez de este pueblo y fungía como director del único hospital de Chontales, en
el diálogo el médico se da cuenta que es el hombre idóneo, lo contrata en su
primer visita y se lo lleva ese mismo día, flores antes del viaje, le dice, me
vas a permitir que me lleve a un ayudante de mucha confianza, se llama Blas, no
importa aquí alcanzamos, espere doctor, pasemos por donde Chiminito, la casa de
chiminito estaba cerca, lo llamó y le dijo, ándate para el taller y terminas lo
que estábamos haciendo, yo vengo el sábado, ese día era domingo 13 de abril del
año un mil novecientos setenta y siete. Llegaron al hospital, el doctor lo
anduvo presentado a todo el personal, al concluir el recorrido, Flores le dijo
al doctor, este hospital es algo grandecito, tiene tres quirófanos, cincuenta
aires acondicionados, doscientas treintas bujías y candelas, dos ambulancias y
siete carros de la administración, usted me debe permitir traerme el próximo
domingo a Orlandito.
Llegó el refuerzo de Flores el domingo 20 de Abril, Flores
atendía los quirófanos, Blas, atendía las ambulancias y los carros y Orlandito
todo el sistema eléctrico, el primer fin de semana de la llegada de Orlandito,
Blas y Chiminito, no viajaron a Nagarote, la pasaron en el puente Taguzgalpa, y
así transcurrieron los años, Orlandito se encontró a su María, Blas era más
libre no quería compromisos. Flores se regresó a su pueblo, se aburrió del
Hospital, este quedó a cargo de Chiminito. Un día de tantos en Nagarote se oía
una ambulancia sonando la sirena, que pasaría decía la población, era que Blas
y Orlandito se habían echado unos tragos y ya con las orejas calientes,
decidieron venirse en la ambulancia sonando la sirena durante todo su viaje, en
Nagarote llegaron hasta las seis de la mañana de cantina en cantina, la
población en zozobra, “ que habrá pasado anoche que la ambulancia pasó toda la
noche ululando” a las siete de la mañana decidieron regresarse a Chontales, ese
viaje les costó pérdida de confianza, Orlandito siguió atendiendo el hospital
pero ya como empresa privada, “ Taller Chimino”, Blas tuvo problemas de salud y
nos abandonó muy joven.