EL INSTRUSO
Autor Heberto Guillermo Corea Guerrero Junio 2017
Un veintitrés de
junio, a eso de las doce del día llegó a un barrio ubicado al final del pueblo
el abogado Juan Menocal Parriles, el
pueblo “El Limonal”, era muy calmo, sólo pleito entre mujeres se dilucidaba en
los tribunales policiales, era un pueblo de diez calles y diez avenidas,
Menocal estaba llegando a la quinta calle noreste, partiendo de su centro, detrás
de las viviendas corría un arroyo en invierno, la calle formaba parte del
barrio el estación, todo el barrio era muy frondoso, en los patios abundaba la
arboleda, grande, pequeña, mediana, en sus calles todavía existían árboles de
madroño, pero la calle tenía un ambiente muy solitario, eso sí pasaba todo tipo
de vendedores, carretoneros que venden verduras pasaban cada media hora por las
mañana y por las tardes a eso de las cuatro de la tarde, pasaban de regreso ofreciendo
los productos en liquidación. Menocal cuando llego al barrio era para vivir en
él, y pensó que lo saludaría algún vecino dándole la bienvenida, la verdad del
caso fue que los dos vecinos de enfrente cerraron las puertas, quizás no por
desconsideración, quizás por no saludar o talvez porque estaban acostumbrados a
salirse a su acera y a no tener a nadie en frente, bueno, pero Menocal bajo sus
cosas de la camioneta cuyos dueños le ayudaron a introducir sus bienes, (que no
eran muchos) a la casa. Volvió a ver a los lados, todo solitario, se fijó que a
unos quince metros había una pulpería, se le ocurrió calmar su sed y se fue a
comprar un refresco embotellado, lo recibió una maestra conocida, esposa de
unos de sus amigos de niñez, el recibimiento de la maestra fue hostil, le
sugirió que fuese a comprar a la pulpería de enfrente de su casa que le quedaba
más carca, Menocal entendió que le dijo que no quería que llegara a comprar a
su pulpería, en ese instante respondió, disculpe señora ya no voy a llevar el
refresco, ay me disculpa por mi llegada. Se regresó a su casa, si, él iba a
vivir en su casa, ya los vecinos lo habían visto llegar en días anteriores a
supervisar las mejoras a la casa, quizás lo que no sabían era que él era quien
viviría en dicha propiedad, al llegar a su casa volvió a ver la casa de
enfrente y no se notaba pulpería alguna, pero en ese instante llegaron unos
niños golpearon y compraron triquitratacas, le señora lo volvió a ver de reojo.
Una vez que colocó sus cosas, se sentó a meditar y se dijo: No será que al
verme llegar a vivir solo, las mujeres se alejaban de la tentación, ya que yo no
era atractivo, pero si, circunspecto, delgado y de sesenta y cuatro años, joven
viejo. “Ah” me dije yo mismo, yo que pierdo lo que piensen los demás, me fui al
súper a comprar lo que necesitaba para no molestar a las pulperías del barrio.
Así se llegaron las cinco de la tarde, saque una silla a la acera y me senté,
aunque con cierta vergüenza, ya que llegaba despatriado de mi hogar y supuse
que el barrio no lo sabía, ellos me conocían porque era originario del pueblo
y abogado del pueblo, tenía desde hace
unos treinta y siete años de defender lo indefendible y de hacer escrituras. Se
dieron las seis de la tarde y en la pulpería de enfrente bajo un hombre en
bicicleta, con un machetillo en la mano, metió su bicicleta, y se puso a regar
su acera, luego sacó una silla y se sentó, en el instante se puso de lado hacia
donde estaba yo y se lanzó un pedo que se debió haber oído el menos a unos
veinte metros a la redonda, mi aptitud fue de levantarme e ingresar a mi casa,
encendí la televisión y ahí me quedé hasta las nueve de la noche que me acosté.
Esa noche no
dormí pensando en que mi teoría de hacer amigos nuevos en el vecindario se me
había venido al suelo, ya en la madrugada a esos de las tres de la mañana me
quedé dormido. “ de pronto me desperté oyendo voces del barrio pidiéndome que
me fuera del barrio…” Desperté ¡oh! tuve una pesadilla esa madrugada….. A las
cinco de la mañana me levanté a terminar de arreglar mis cosas, me bañé y a las
siete de la mañana tenía abierta las puertas, debido a que me había traído mis
oficinas jurídicas; ahí era mi casa y mi oficina. Salí a la acera a terminar de
conocer a distancia el barrio, las personas pasaban y no me decían ni buenos
días, ni hola señor, hasta que pasó una persona que me dijo adiós Juan Menocal,
de inmediato la volví a ver y era doña Vilma, una señora que me conocía de
antaño, esos buenos días cambiaron mi ambiente, y respondí con unos buenas doña
Vilma con alegría.
Continué en la
acera un buen rato, nadie más me saludó, hasta que llegaron mis hijos a
saludarme asustados de mi salida intempestiva de la casa, a ellos les dije:
hijos la vida da vueltas y en esta oportunidad me tocó a mí, unos lloraron
otros no, pero al fin nos entendimos. Yo nunca me iré de ustedes, aquí estaré
hasta dentro de treinta y dos primaveras más. Un mes después la soledad me
estaba traicionando, aunque las visitas de mis hijos eran semanales, había un
vacío en mí que era imposible identificarlo, no era lo que había abandonado en
la otra casa, mi vacío, era algo impreciso para mí, yo se lo achacaba a la
soledad, el estar haciendo cosas del hogar que nunca había hecho, como barrer,
lampacear, lavar, comer solitario sin alguien cerca: de abogado a trabajador
doméstico, me sentía impotente, compré una tina grande ahí echaba la ropa
sucia, luego la llevaba al patio, llenaba de agua la tina de plástico, le
echaba ase para luego meter la ropa; la dejaba unas tres horas en la tina de
plástico, luego en el lavandero le echaba agua para luego tenderla y, así lave
durante quince días, hasta que me llegó una ayuda que me duró quince días, se
me fue porque contrate a una joven que más bien llegó a buscar cómo ganar bien
sin hacer mucho, de igual manera duró quince días, encontré quien me lavara la
ropa semanal, pero a mí me ha tocado barrer, lampacear, cocinar. En esos días
un marido celoso, me llego a quebrar mis ventanas, lo llamé a la policía a
solucionar el problema, pero ese hecho me dio una fama de que yo no buscaba
empleada sino una mujer. Nadie quiere trabajarme, entonces decidí realmente
buscar una mujer, que difícil ha sido, no he logrado encontrar absolutamente
nada y las muchachas se cruzan de acera cuando las encuentro en la calle, me he
ido a otros barrios a buscar mujer y todas están ocupadas, busco viudas y no
las encuentro, busco mujeres abandonadas y ellas no tienen interés en este
señor. He decido quedarme en casa cantando aquella canción” Fumando espero a la
mujer que quiero”. Ya cumplí un año y, no quiero acostumbrarme a estar solo,
siento que una mujer me haría vivir los treinta años que me faltan de vida. Me
fui a las páginas de mujeres que buscan hombres y, solo piden de 25 a 45 años.
Qué problema el mío, una mujer no encuentro en mi pueblo, será que tendré que
irme a otro pueblo a buscar la pareja.
En esos días
llegó una joven hermosa a platicar conmigo sobre el trabajo, dialogamos y al
final le hice una pregunta,” señora como hago yo para conseguir una mejor
bonita como usted para quedarse conmigo” ella me quedo viendo tranquila y me
dice: “Nos cuesta a nosotras conseguir un buen hombre y ahora a ustedes”. Yo me
quede pensativo y de nuevo pregunté “Usted me mira viejo” me respondió: A pesar
de sus sesenta y cuatro años, se ve muy bien, pero a nosotras las mujeres
muchas veces ese no es el problema, nosotras buscamos estabilidad económica,
fíjese usted que yo, días trabajo días no trabajo y tengo que comer diario con
mi hija, es a esa inestabilidad de nuestro trabajo a lo que le tenemos miedo,
mi marido descansa más que lo que trabaja, y, no siempre le va bien, el vende
en los mercado ropa, muchas veces nosotras las mujeres nos quedamos con alguien
por nuestra seguridad económica y, no porque lo amamos, yo creo que las
mayorías de las mujeres pensamos de igual manera, la sexualidad esta en segundo
plano, aunque nos es muy importante. Yo quisiera tener la experiencia de
enamorarme de un hombre que no tenga pene, para ver si sólo con caricias y
otras cosas me satisfago como mujer, yo pienso que es posible, tengo amiga
lesbianas y ellas me cuentan que no necesitan penetración alguna, que son
felices con sus caricias y sus revolcadas, pero con amor. En ese momento le
pregunte. “Me decís todo eso porque crees que yo ya no respondo”, no se lo
cuento como una terapia para mí. Vea yo tengo mi marido diario me exige sexo,
de las siete veces a la semana dos se lo hago con ganas, las otras cinco veces
por cumplir y peor cuando llega borracho, Así es que no crea que todo es color
de rosa para nosotras las mujeres y, es peor cuando el hombre es causa de
inseguridad económica, dan ganas de aventarlo cuando se le sube a uno. Pero
ahora pregunto yo “Cuanto gana usted”. Bueno lo mío es una pensión fija de un
mil cuatrocientos dólares, que se traducen en 43,000 córdobas. En eso ella
asombrada me dice y, ese dinero es mensual, además gana como abogado, significa
que usted bien recibe cincuenta mil córdobas mensuales, ese capital mensual es
para mí un año de comida, nosotros nos rebuscamos cuatro mil córdobas al mes,
todo eso que me ha dicho a cualquier mujer en el estado actual mío, y que en
este barrio abundamos, usted es un excelente partido. Casi todas las mujeres de
este barrio somos trabajadoras domésticas, unas tenemos un empleo fijo, otras
como yo, que no podemos estar fijas, sólo vamos a lavar y planchar y de regreso
a nuestra casa, pero ganamos lo mismo, yo trabajo en tres lugares, es muy
cansado pero no queda de otra, doscientos córdobas por casa, se nos hacen
seiscientos semanales, el resto lo esperamos del marido y, si este nació
cansado, irresponsable y borracho, y todavía golpeador, nos lleva la que nos
trajo. Ya estoy pensando en ser candidata, pero deshacerme del susodicho sería
mi problema. No niña no te preocupes, que con sólo limpiar la oficina y lavarme
la ropa, te daré dos mil córdobas mensual y sólo duraras una hora en dicha
labor, porque sería la ropo diaria la que lavarías, tres piezas a lo sumo, la
limpieza de la casa que lo hagas en media hora, te queda todo el resto del día
para ir a trabajar a otro lado. Señor si usted me da es oportunidad con gusto
comienzo desde el día de hoy 25 de Julio, además si me permite hacerle ese
trabajo por las tarde, sería mi salvación, porque yo trabajo desde las seis de
la mañana en esas casas, aunque no diario, Lunes, Miércoles y Sábados. El
trabajo es tuyo Rufina pero le decís a tu marido, no se preocupe que él ni
cuenta se da donde trabajo yo, ni de que trabajo, unas veces le digo que cuido
niño, otras veces le digo que cocino y otras que lavo y plancho, a él le da
igual. Bueno como soy un hombre solo, quizás él se ponga al brinco. Bueno le
voy a decir la verdad, yo le conté que venía donde usted a buscar el lavado y
la planchada y, le dije que era un hombre solo... Lo que me dijo fue: si es un
viejito, yo lo conozco. En ese instante aproveche y le dije: Bien joven es suyo
el trabajo. Esta joven no dilató ni un mes debido a que le gustaba llegar a
platicar conmigo todas las tardes para hacerme compañía y como los dos éramos
platicadores, nos sentíamos bien en esa compañía, al marido no le gustó y la
obligó a renunciar. Después de esa joven nunca llegó otra muchacha a buscar el
trabajo, por lo que sigo, limpiando la casa, lavando los trastes, cocinando
cuando no salgo a comer fuera, y doy a lavar y planchar en el barrio San
Martín.
Mi Esperanza
Todos los días
me levanto a las siete de la mañana, doy una vuelta en mi patiecito caminando,
luego me meto al baño, a la media hora estoy vestido, tomo medio litro de leche
de caja con una torta simple, me lavo los dientes que todavía tengo, los otros
los lavo desde la noche anterior. Ya van un año y cinco meses en soledad, pero
tengo menos vergüenza de lo que me pasó en mi casa de origen, ya mi estrés ha
disminuido, las enfermedades que me envolvieron en ese primer año han
desparecido, me siento más fuerte, camino mejor, todavía no puedo correr, el
azúcar se me controló un 70%, el doctor Brenes me ayudó mucho en esa crisis
diabética fuerte que me causó mi salida de casa, bailo un poco cumbias, perdí
fuerza casi en un 50%, me adelgace de 39 de cintura a 36 de cintura, de 210
libras a 180 libras, mi altura es siempre 1.77, todavía estoy recto,
circunspecto, ha cambiado de pantalones, las camisas son las mismas, todavía se
ven bien me dice la que me las lava, salgo a caminar media hora tres veces a la
semana unas veinte cuadras, llevo siempre la esperanza en dicho trayecto me
tope con una damisela que me pregunte la hora, estoy dispuesto de regalarle un
reloj y hacerme su amigo, pero no aparece. Las quirománticas me auguran un gran
amor todas las semanas, al menos me hacen soñar que la encuentro. Una vez
divise una preciosa mujer que se dirigía hacia el Este de mi casa, al pasar
frente a mi casa y, en el instante que le iba a decir adiós, ella me saludo con
su mano meneándola en estilo abanico, yo de inmediato respondí; de pronto mi
rostro se puso colorado, que vergüenza, saludándome de calle a calle y de mano
abanicada con un hombre, era gay el desgraciado, yo volví a ver e todos lados y
por desgracia todo el barrio estaba afuera, mi amigo francisco me salvo, cuando
el hombre dobló la esquina, me grito de su casa, en otras te fijas bien
Heberto, yo asentí con mi cabeza e hice una mueca de hombros recociendo mi
equivocación, la muchacha hija de mi amigo, estaba en carcajada, estoy seguro
que se reía por lo de viejo Rabo Verde. En
este barrio existen unas diez jovencitas muy bonitas, de unos 30 años, dos de
ellas están solteras y muy lindas, pero no me paran bola. Leyendo un libro que
se llama “Ningún amor es imposible” me volvieron las esperanzas reales,
encontré en dicho libro una verdad insoslayable “Las buenas intenciones no se ven”.
A partir de esa
frase, traté de aprender como descifrar las buenas intenciones. Cuando una
joven me apartaba su carita, yo me decía, parece que le caigo mal, otras no me
paraban bola, yo me decía, quizás no me conocen; otras me saludaban, a esas no
las identificaba, trataba de ir a dar vuelta en el carro para volverlas
encontrar, al verme me decían “se perdió don Heberto” eran las amigas de mis
hijas. Yo con mucha vergüenza, disimulaba e inventaba cualquier pretexto,
porque ya me había pasado una vez, una de mis hijas llego a la casa, me saludó,
platicamos y al irse de casa me dijo, papá dice la María Gertrudis que usted le
lanzó piropos. Yo hija, ella dice que usted quizás no la reconoció, porque no
creen de usted esa actitud. Pero hija yo no puedo hacer eso, eso es un asedio
y, es penado por la ley. Bueno papá cuídese, nos vemos. Muy pensativo me
quedaba, y eso me limitaba a seguir sin buscar compañía, me decía con el
pensamiento, algún día llegará y, ya tenía 65 años, lo más cerca es la muerte
la que me puede llegar me contestaba yo mismo.
Un día de tantos
escuché buenas, la voz se oía melodiosa, bonita, joven, yo estaba lavando los
trastes, como la velocidad de la luz, deje los quehaceres y me dirigí a la
puerta, en efecto era una muchacha muy pulcra, bien arregladita, con un cuerpo
esbelto, de unos veintitrés años, durante el trayecto para abrir la puerta
pensé” Muy Joven”. Buenas me dice la muchacha, quito el cerrojo de la verja, la
haga pasar adelante, le pido que se siente y lanzo la frase; “en que puedo
servirle señorita” en servirme muy poco, me respondió, gracias por lo de
señorita, vengo en su búsqueda profesional, quiero casarme y esta sería la
tercera vez; una amiga me dijo que usted tiene buena mano, a las que casa, les
dura el matrimonio muchísimo tiempo, quiero probar con usted esta tercera
oportunidad. Quede viendo a la muchacha, linda la joven, ella lo nota y me
dice; soy modelo profesional y usted está notando mi juventud y examinando mi
cuerpo, no soy cualquier peluche, tengo lo mío, pero no sé porque los maridos se me corren; como se llama usted le
expresé: Sofía, pero todos me llaman “sofí”, Sofía porque no vino acompañándola
su novio, es que él trabaja doctor, pero yo quiero que firme la solicitud de
matrimonio, se supone que usted me trajo el último divorcio, si doctor, si me
permite los documentos yo se le llevo a firmar hoy por la noche y mañana se los
traigo. Sofía si me permite, yo le puede asesorar, por favor doctor hágalo.
Mire usted le facilita todo demasiado fácil a sus novios, recapacite en estos
momentos, ni el esfuerzo de venir con usted a llenar la solicitud matrimonial
hace, de seguro de que usted ya tiene contactos sexuales con él, de seguro que
los gastos matrimoniales usted los está asumiendo, hace fiesta, si doctor, usted
paga la fiesta verdad, es que el gana muy poco y como tiene un hijo, le ayuda
al hijo y a su mamá, a la mamá del hijo o a la madre de él; no a la madre de él.
Mira niña los otros matrimonios también tenían responsabilidades previas.
Doctor quizás usted no me comprenda, pero yo a los hombre de mi edad, ni los
vuelvo a ver, no trabajan, unos estudian, otros son bixeros y todos borrachos,
prefiero buscar ya mayores profesionales, el primero era mayor que yo quince
años, porque la primera vez que me casé tenía quince años, estudiaba modelaje,
dos años duró ese matrimonio, el segundo era un enamorado conocido, pero estaba
casado, mayor que yo veinte años se divorció, nos casamos y duramos un año,
luego el regresó con su esposa anterior, Enrique, que es con el que me voy a
casar es un solterón, nos conocimos en los buses, ya tiene cuarenta años, es
ingeniero civil, tuvo un hijo con una vecina sin noviazgo, cuando el salía a
orinar al patio ella de casualidad salía también y así tuvieron relaciones,
nadie los vio de novios, es más ni se hablaban si se encontraban, ella nunca
dijo de quien era su barriga, fue él que lo reconoció cuando el niño tenía dos
años, Yo soy su primera novia, pero nunca ha llegado a mi casa, porque él vive
en San Martín y yo en el Santiago, de punta a punta, en los buses es que nos
vemos, es noviazgo de buses, yo si he llegado a su casa, conozco a su mamá, me
presentó como su novia, su mamá me dijo que era muy bonita. Me ha gustado su
familia son muy amables conmigo. Por eso que le estoy contando quiero que usted
sea el que me case, quiero durar para el resto de mi vida con él, no es bueno
estar cambiando de esposo, lo mío es suerte que me hacen caso casarse conmigo
antes de hacer el amor. Bien señorita llenemos los documentos y el sábado quince
la estoy casando. Muchas clientes mujeres llegaban a mí, por eso, se había
corrido la bola, que los que yo casaba eran eternos en su matrimonio, bueno la
verdad que conozco muchos que casé en los ochenta y todavía viven juntos.
También yo tengo la esperanza de encontrar una no tan joven, pero que dure con
ella unos treinta años, mi esperanza es dejar este mundo en el 2047 a las once
de la mañana.
En el barrio de
la estación donde llegué de intruso, ya tuve mi primer aventura amorosa, pero
fue una bandida que se había puesto de acuerdo con su marido para sacarme la
pensión de jubilación, al inicio me convenía, pero ya al cabo de un año, ya
hasta quería ir a cobrar ella la jubilación, y eso que tenía su marido en casa,
mi hice el viejo celoso y rompimos relaciones, ella entendió por qué me llamó
por teléfono y me dio la razón de los argumentos expuestos, “Digo yo” a la
postre es su estrategia, pero yo ya me aseguré, cubrí de verja mi casa y nadie
adentra si yo no abro. Esa relación era esporádica y casi clandestina, pero
todo el barrio se dio cuenta, así que las muchachas del barrio, se me cruzan de
acera, otras ni me paran bolas y son muchachas muy lindas con un niño y
solteras, pero un día de estos me dije “No hay mujer imposible”. Encontré a la
primera guapa la chava de unos treinta y dos años, delgada, blanca, pelo lizo,
gatita, cuando la vi venir me dio nervio a los 65 años, pero me dije,
inténtalo, porque a los 66 sos más viejo. Cuando la tenía a un metro le dije:
Señorita, quisiera dialogar con usted un minuto, cuidado menos, sólo quiero
hacerle una pregunta, hágala me dijo, lo escucho. ¿Cómo hago yo para tener una
mujer tan linda como usted? Me respondió de inmediato. Ser unos veinte años
menor, tener al menos una moto y un carro del 2016, poseer una fortuna de unos
doscientos mil dólares en bancos, un ingreso mensual de cuarenta mil córdobas mensuales
para gastos, ahí está incluía la comida, una casa de dos pisos no muy grande
pero lo suficientemente amplia para vivir con mi hijito. Con eso básico usted
puede dialogar hasta conmigo, ah me faltaba, aunque no me es muy prioritario,
poder contraer matrimonio para optar a la pensión del seguro social que debe de
ser no menos de treinta mil córdobas mensuales. No crea estoy asegurando lo
mínimo para una mujer bonita así como usted la busca. Puede ser que existan
otras de menor costo, pero no serán bonitas como la que está hablando. En ese
instante le dije: Gracias señorita por aceptar responder mi pregunta, lo que me
confirma que “No hay mujer imposible” lo que falta es más comodidad en este
señor. Entendió muy bien lo felicito me dijo. Si alguna vez tiene otra pregunta
que lo incomoda no me detenga en la calle, llegue a mi casa, vivo a la media
cuadra, pase por la calle y si me ve, me llama que yo con gusto lo atenderé en
la acera, mi nombre es Karelia. Gracias Karelia, ante de irme, te ruego que si
la bajas un poco a esas características cuando tengas cuarenta años y yo
siempre buscando me lo dices. A lo inmediato me dijo: Y que es lo que usted no
cumple. En estos momentos sólo la cuenta bancaria, porque puedo construir dos
cuartos al fondo del patio de dos pisos para mientras subo la parte delantera,
el resto de las características las puedo asumir. Ah pero los veinte años menos
como los va a cumplir me espetó, porque cuando le dije veinte años menos, le quise
decir que una mujer bonita como yo, requiere un hombre de cuarenta o cuarenta y
cinco años, para mis treinta y un años. Ahí se me jodió, me mató las esperanzas
en usted. Gracias y mucha suerte. Yo no perdí nada, más bien gané valor, ahora
le puedo hablar a la de la pulpería que tiene unos cuarenta años, pero está
casi siempre me voltea el rostro, llego a comprar y como que no me mira, y
siempre hay clientes comprando, bueno intentaré con la vecina, a ella la veo
imposible porque es señorita, nunca ha tenido novio, ya le he dicho lo linda
que es y, siempre me responde, así dice mi novio, pero esa frase es como un
valladar que ella quiere colocar entre ella y mi persona. En fin existen unas
cinco jóvenes en este barrio que pueden ser candidatas para este vejestorio, no
me rendiré muy fácil.
A orillas de mi
casa, más bien en el costado Este existe un negocio de piscina, pero casi
siempre las jóvenes son de otros barrios, las jóvenes del barrio no utilizan
esa piscina, sólo una, pero ella está casada sin hijos, y se nota muy enamorada
de su marido, “descartada” dentro de las musas. En esas elucubraciones estaba;
cuando me acorde de Omar Vogl Montenegro, yo tenía unos diecisiete años y de
pronto llega al patio donde estaba platicando con Emilio Montenegro, su tío y,
nos dice; No jodan ustedes me acaba de pasar una pendejada, iba pasando por la
barbería San José, sobre la calle 15 de septiembre, cuando de pronto vi una
chavala muy linda de pie en la acera sobre dicha calle, yo me dije esa chava
busca pareja, me acerco y le digo, ando veinte dólares te vas conmigo, me
vuelve a ver enojada, y me dice, que crees vos que soy mujer de la vida alegre,
señor policía este hombre me está molestando, a lo inmediato doy la vuelta,
camino una cuadra, regreso donde ella y le digo, te doy 50 dólares, son los
únicos que ando: Desgraciado y seguís molestando, por favor señor policía este
hombre me está insultando, me doy la vuelta en un pie y le digo, ok te voy a
dar los 100 dólares. La mujer me vuelve a ver, se me acerca y me dice, ves
aquel taxi que esta allá, espérame ahí que voy para allá. Di la vuelta y me
dije, desgraciado por falta de dinero perdí esa mujerona. Este jodido de Omar
Vogl esa misma tarde me dice, primo lo invito a dos cervezas, me lleva al
Cantón Oriental frente a la barbería San José, pidió ocho cervezas, cuatro cada
uno, de pronto me dice, aprovecha ahorita y hace que vas a orinar y te largas
de aquí, yo cumplí al pie de la letra lo que me dijo, salí rumbo para donde mi
tía Lidia su abuela, al llegar a la casa, en ese instante ingresó todo sudado,
había llegado corriendo y me dice Emilio, no jodás Juan casi te digo que Omar
iba a hacer la Leonesa, Esas dos anécdotas me estaban haciendo reflexionar. La
primera era: Que para mi edad, las mujeres tienen su precio, nadie se uniría a
mí como pareja sin interés monetario y, la segunda es: Que no me la puedo
robar, pero si debo de garantizar unas mentirillas por ahí, para poder
conseguirla, ya en el camino y con ella en mi casa, podré modificar esas
mentirillas sin que se note tanto, puedo disimular una mala inversión etc. Para
luego expresarle mi verdadero caudal económico que no llega ni a cinco mil
dólares en banco.
Así pasaba el
tiempo, levantándome, bañándome, desayunando, sentándome en la computadora a
leer o escribir tonterías, luego me salía afuera de la casa o sea en la acera,
pero me parecía que todo el vecindario comentaba que salía a cazar mujeres, al
fin y al cabo era cierto, era mi necesidad; pero lo que noté ya para esa época
que las muchachas tímidamente me volvían a ver y otras se atrevían a decirme
adiós entre dientes, eso me alegraba, pero no sentía que era para llenar mi
vacío, más bien eran recomendaciones de sus padres para que no me sintiera tan
sólo en el barrio y deprimido. En todo caso mi situación estaba mejorando, sólo
una muchacha nunca me dijo adiós, yo notaba que le gustaba que yo la quedara
viendo, era muy bonita y, esa bonitura le permitía sentirse agradable no pasar
desapercibida. A esa muchacha le hice un poema, claro ella no lo sabe, pero
ustedes si lo conocerán:
MI
DECLARACIÓN
Estoy tan
deslumbrado de tu bella estampa, que no atino a saber si eres un ángel enviado
por mí
O quizás seas
una quimera de mis desazones encubiertas, en sonrisas, contemplaciones
efímeras, desalientos por sentirte tan lejos, aún tan cerca de tu estado
físico.
Eres bella como
la naturaleza, fina como la exquisitez de la fragancia, despiertas en mí el
furor de la vida, las ansias de soñar, el deseo de ser músico alegórico, la
necesidad de pintar tan excelso cuerpo.
Representas la
estampa del amor en mí, aún a distancia de épocas, es imposible detener mi
ímpetu, lo sobrellevo como un peregrino bajo la lluvia.
Quizás sea un
sueño mi estulticia adulta, pero con sentido humano, no me eres imposible, esa
posibilidad la lucharé hasta lograr que sepas que me enamoré de ti sin límites,
sin descanso, sin desesperanza, aún sin saber tu nombre, el cual debe de ser
bello, como se realza en tu cuerpo.
HGCG - uno de
junio 2017
Será que me
estoy volviendo loco me dije al finalizar los versos libres, oh será que la
seriedad de la joven llena mis expectativas de la mujer que busco, si la
encontrara de unos cincuenta años esa sería la prueba de mi capacidad de
conquista.