COMEDIAS Y CUENTOS







Leyendas Autóctonas de Nagarote. Heberto Guillermo Corea Guerrero

La Chirisa
Del Parque el genízaro una cuadra abajo, en la esquina Suroeste, vivía don Roberto Estrada, este señor era propietario de una finca en la costa de la playa, denominada la Chirisa, todas las madrugadas, a eso de las cuatro de la madrugada, don Roberto hacia viaje hacia su finca montado en su caballo Blanco andaluz, un caballo cuarto de milla, el trote del caballo era muy elegante y las presteza de su montador, lo hacía ver más elegante todavía, en su trayecto saludaba a todo persona que se encontraba, muy querido don Roberto por su amabilidad con sus semejantes, una pistola al cinto no le faltaba, una 38 Smith Weston que la usaba cada vez que en el camino le daba algún recelo, ya sea de algún animal o persona que divisaba escondida, su disparo era al aire, para asustar o prevenir cualquier mal intención. Un día de tantos, un desalmado le cortó la cabeza camino a su finca y, además mató su caballo, su entierro fue y ha sido uno de los más concurridos en Nagarote hecho acaecido en los años 1935. A partir del día siguiente de ese hecho, se escuchaba todas las madrugadas sobre la calle que hacia su viaje don Roberto, el trotar de su caballo, no había vecino que viviera en dicha calle que no hubiese oído el trotar del caballo y suponían que iba montado don Roberto; nadie se atrevía a sacar la cabeza a la calle, por temor a quedar mudo al momento de ver a don Roberto y su caballo en su viaje hacia la Chirisa. Ese fue el nombre con que nuestro pueblo identificó esa leyenda “La Chirisa”. Hubo muchas personas que juraron haber visto pasar el espanto de la Chirisa, vestido de saco oscuro montado en su caballo blanco. Don Roberto hacia su viaje saliendo de su casa hacia la estación, luego hacia la izquierda a orillas de los rieles del Tren hasta llegar a la Curva, luego hacia el Norte donde tomaba el camino hacia el rio el Obraje, hasta llegar a su finca ahora conocida como el Recreo. (Los de mayor edad todavía le llaman “La Chirisa” .









La Mona Chinga. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Una señora conocida como la María sin tripa, a sus sesenta años, era una solterona, había sido engañada por un fulano, de esos que se la dan de guapos, jaló con el tipo quince años, y cuando se estaba decidiendo a casar, el tipo se llevó de huida a una vecina de la María. La María no tubo vida para otro galán se encerró, sólo la miraban en el patio de su casa barriendo o haciendo quehaceres del hogar, así pasaron treinta años de ese episodio, se le murieron sus padres y quedo sola en su rancho, a nadie le hablaba, caminaba cabizbajo y aprisa, apenada, con temor a que se burlaran de ella. Fue una noche, de esas noches oscuras de los años veinte, donde la luna sale durante el día y bajo un torrencial aguacero, que se oyeron los gritos de Lázaro Pérez Patacón, hombre de muchas mujeres, aprovechaba las noches oscuras para saltar de petate en petate. Eran a eso de las dos de la madrugada, al oír los gritos desesperados de un hombre, varios vecinos que vivían en los alrededores de la Iglesia, se salieron a sus patios, ya en el patio, los cuales en esa época se separaban con piñuelas o cardones, entre ellos se llamaban….. Vos so Pedro, si hombre, oíste los gritos, pobrecito son gritos desesperados y vienen de la calle del estanco, nos asomamos le dijo Lencho a Pedro, los hombres salieron a la calle y vieron hacia de donde venían los grito; cada uno llevaba un garrote en su mano, de pronto vieron saltar sobre el tejada de la casa esquinera una sombra, una Mona le gritó Lencho a Pedro, corrieron hacia donde estaba el hombre gritando, este no podía detener sus gritos, gritaba de forma eufórica y hacía ademanes de quitarse algo de su cuerpo; Pedro y Lencho lo tomaron de los brazos, vieron su rostro aruñado, su ropa desgarrada, lo reconoces decía Pedro, si, es Lázaro Pérez, esta jugado de mona, este ya no vuelve en sí, llevémoslo a su casa.
Lázaro en su locura quedo diciendo: “ahí viene la Mona Chinga y quería que la besara”. Este Lázaro no fue el único al que le salió la Mona Chinga, durante quince años, la Mona salía cada noche oscura y, eso sucedía una vez al mes, aunque era impredecible ese día, podía ser cualquier día del mes, fue hasta el día que enterraron a la María sin tripas cuando la Mona no volvió a salir. La población desde en vida de la María le achacaban que era ella la que se convertía en Mona. Su rito era: Rodeada de candelas de cebo encendidas, ella en el centro con un puro en su boca decía. Adonay Lucifu, Lucifuego, abajo la carne y que crezcan los pelos, entraba en trance en el momento de la conversión a Mona. Luego de jugar a un hombre, se introducía en el monte y ahí se quedaba dormida hasta el amanecer que le pasaba la conjura, luego por veredas llegaba a su casa en la madrugada. Muchos vecinos la miraban llegar toda sucia.















Heberto Guillermo Corea Guerrero


UN ENCUENTRO CASUAL



Esta historia, es real, pero los protagonistas no me autorizaron a usar sus nombres verdaderos.

                                      


hcoreaabogado@gmail.com
02/08/2012



                                       


UN ENCUENTRO CASUAL.
 Heberto Guillermo Corea Guerrero

Es muy raro levantar la vista hacia el firmamento y verlo en su plenitud, totalmente despejado de arreboles, de un color celeste fuerte; en ese momento podes identificar plenamente las siete cabritas. Ese día que tuve la dicha de ver en plenitud el firmamento, fue el cuatro de Septiembre del año  mil novecientos cincuenta y dos, a las dos de la madrugada. Yo estaba en el hospital sentado en una banca, esperando que naciera Cándido Guillermo, el segundo varón de mi hermana Celeste Andrea Coare, madre soltera con cuatro hijos más en su poder, tres mujeres y un varón, su hijo mayor. En ese lapso de espera no tenía quietud, caminaba hacia donde ingresan las ambulancias con las mujeres a punto de reventar fuente, me regresaba al patio, ahí me quedaba viendo el firmamento, como esperando una señal que me auxiliara; ya que había salido de Nagarote en tren, sin reales, acompañando a mi hermana a eso de las seis de la tarde del tres de Septiembre, porque así lo había recomendado la partera: Andreita, este cipote está de nalgas, jamás va a salir, es mejor que te vayas al hospital de Managua, fíjate que a las seis pasa el tren. Hay doña Emelina y con quien voy. No jodás para hacer el cipote nadie te ayudó, vos solita abristes el camino. Alejandro, veni a ver. Del otro lado estaba la barbería Juvenil, cuyo propietario era Alejandro Coare, un solterón que nunca había tenido mujer a su cargo, tuvo un intento de matrimonio que no duró tres meses, un biombo era la división. En ese instante se apareció Matilde Rueda Aguilar, la madre de Andrea, quien había contraído nupcias con el escribano del pueblo Marcelino Coare Pérez, músico, secretario de juzgado eterno y borracho, le decían Chimino mano de vidrio, porque sólo con la botella se mantenía. Matilde al darse cuenta del peligro del parto, increpó a Alejandro para que se apresurara. Vos Alejandro, date prisa que tenés que llevarte a  Andrea para el hospital de Managua, sino esta mujer se nos muere. Marcelino Coare a media asta expresó: Emelina, dale un buen trago de cususa y se lo jalas el cipote a guevo…. A vos es que te voy a colgar de los guevos, para que logrés sentir el dolor del parto.
Marcelino Coare, al ver llegar a Alejandro le dijo. Toma veinticinco centavos para el viaje. Papá usted es más pinche que Chachalaca, yo no he rasurado a nadie en todo el día y, eso que hoy es viernes, tengo una palmazón de padre y señor nuestro. Mamá deme unos dos pesos, al menos para llegar a Managua, ya veremos después. Toma los dos pesos, pero llévatela, que ya el tren ha de venir por Ceiba mocha. En la barbería era normal encontrar guitarristas tocando solos, o acompañando a Alejandro con su Mandolina, además siempre estaban dos jugando tablero. Ese día estaba el Chulo y Juan Pelón jugando tablero maceando un real por jugada y, dos guitarristas tocando y cantando valses. Don Jesús Roa y Tío Tan, estaban cantando una canción de Julio Jaramillo titulada “Nuestro Juramento”. En ese instante Alejandro les dice, hay disculpen, pero voy a tener que cerrar, me salió un viaje urgente hacia Managua, tengo que llevar a mi hermana al Estación para llevarla al hospital, el cipote no le puede salir. Tío Tan, le dice: Alejandro yo tengo la carreta ahí afuera, montémosla, yo te llevo a la Estación. Don Jesús interviene. Si Alejandro es más lento llevarla caminando, la carreta no es muy rápida, pero llegarías primero en carreta que a pié. Está bien, ayúdenme a subirla. Montaron a la carreta a Andrea y se la llevaron a la Estación, llegaron, la bajaron, en el momento que se escuchó el pito del tren. Puf puf puf puf puf puf. El tren estaba anunciando su llegada y, lo hacía, al llegar a la curva de Maitro Polo. De inmediato compró el pasaje que valía cincuenta centavos, ya en el tren se compró una jícara de tiste y una cosa de horno, veinticinco centavos, le quedaba un córdoba. Al llegar a Mangua a eso de las ocho de la noche, se bajó en la primer parada del Estación, conocida como la Estacioncita, ubicada en las orillas del barrio Santa Ana, el último barrio de Managua. Se bajaron y buscó un taxi, quien le dijo que lo llevaba por cincuenta centavos al hospital, por lo delicado que iba su hermana no regateó el costo del viaje, llegando al hospital a las ocho y veinticinco minutos de la noche. De inmediato al llegar le dijo al taxista, espérame aquí, yo voy a buscar un camillero. Llegó la camilla, subieron a la paciente y la llevaron a sala de parto. Alejandro no podía ingresar a sala de parto. Eran las dos de la mañana y él no sabía que exactamente a las dos de la mañana había nacido Cándido Guillermo.
En ese ir y venir dentro del hospital, el patio y emergencia, escuchó su nombre: Alejandro Coare, que haces en este hospital de mujeres parturientas si a vos no te gustan las mujeres ni en pintura. Alejandro volteo de inmediato y reconoció al emisor de la frase y, le dijo: Entonces vos fuiste creado, no engendrado como nuestro señor Jesucristo. Asustado el emisor le dice: Porque me dices eso Alejandro. Éste responde. Acaso vos no eres el hijo de la Julia Arrechavala, quien te trajo de Nagarote ya de catorce años, de seguro que ahora tienes unos treinta años, porque yo tengo cuarenta y seis y, a los dieciséis años me casé con tu madre, quien se separó de mí a los tres meses de matrimonio y se ajuntó con Porfirio Umaña. De seguro que Porfirio te inscribió como su hijo. Acaso no te acuerdas que cuando llegabas a la barbería, yo te compraba sorbete de Marquito todos los días, no te acuerdas que para semana Santa y Navidad, te regalaba tu mudadita. Si me acuerdo, pero era porque yo te hacía los mandados, no seas o te hagas el tonto, eso lo hacía debido a que yo sabía, que cuando me dejó tu mamá, ya iba embarazada y, así me lo confirmó Porfirio en una bebedera. Me contó que cuando me la quitó, se la llevó de huida para el Tamarindo y, que ahí le creció la barriga, que tú naciste a los seis meses de haberse ajuntado con él. Dime tu nombre completo. Porfirio Alejandro Umaña Arrechabala. Te das cuenta. Y Porfirio que se hizo. No sé, dice mi mamá que cuando llegamos a Managua, alquiló un cuarto donde don Emilio Montenegro, quienes habían sido grandes amigos de juventud, en los años treinta, luego desapareció; No durmió ni esa misma noche en la casa. Luego con el pasar del tiempo, ella convivió con don Emilio Montenegro para no pagar el cuarto, luego éste la pasó de esposa oficial y, desde hace unos quince años, yo le digo papá a don Emilio, él me crió, hasta que comencé a trabajar y me casé, me fui de su casa. Mi mamá murió hace unos tres años, estaba joven, de unos cincuenta años. Don Emilio, pasó a mejor vida hace unos dos meses, me heredó su casa, ahí vivo con mi esposa, quien está en estos momentos teniéndome el cuarto hijo. Qué casualidad. Mi mamá antes de morir me le puso el nombre a mi tercer hijo; se llama Alejandro y, el día del bautizo del niño, cuando lo chineó ya en la casa, me llamó y me dijo, es igualito a él, se fue de lado y cayó muerta mi pobre madrecita. Yo de inmediato pensé en mi Pa Porfirio. Este hijo que me está naciendo salió mujercita, y le pondré el nombre de mi madre, se llamará Julia Umaña. Yo me casé con una Nagaroteña, de la Costa Sur, es hija de unos de los Carboneros, que ahora viven aquí en Managua, casualmente en el barrio los carboneros, puro Nagaroteños es ese barrio, nada más que de Copaltepe, Cerro Colorado, La Trinidad y del Valle de Jesús. A todos los conozco yo, llego bastante a ese barrio y, ellos cuando llegan a Nagarote pasan el día en la barbería. Qué bueno, lo que es la vida, yo lo estaba saludando alegre por el nacimiento de mi primer hija mujer, Julita y, usted me responde enojado, diciéndome que es mi verdadero padre, eso significa, que si yo no le he dado esa broma, usted no me responde con lo que me dijo, quizás nunca hubiese sabido que mi verdadero padre es el barbero; ahora caigo en razón, mi madre siempre me aconsejaba, ve a la barbería y aprende ese oficio hijo, a mi Pa Porfirio nunca le gustó esa idea, es por eso que yo llegaba, siempre que mi Pa Porfirio se iba a trabajar a la finca de don Abelardo Cuadra y, como llegaba ya pasado las seis de la tarde, nunca se dio cuenta y, si se dio cuenta o, nunca me lo dijo. A lo mejor él también estaba de acuerdo en que yo me relacionara con mi verdadero padre; ya vez, lo hice durante los primeros catorce años de mi vida, que fue en la época que lo conocí. En ese momento se escuchó una voz en el parlante del hospital. Dr. Salmerón lo necesitan en terapia intensiva, urgente. De inmediato Alejandro, volteó a ver hacia la recepcionista de turno, ésta le hizo una seña con la mano derecha para que se acercara. Al llegar le dijo: firme este documento, es autorizando al médico para que le realicen al niño de Andrea una terapia, la cual consiste en aventarlo hacia otro médico, luego este lo regresa, lo tira hacia arriba, eso durará hasta que el niño vuelva a respirar normal, ya que le falta respiración y, la maquina que brinda respiración artificial se descompuso. No se preocupe señorita, que yo le firmo todo lo que sea para el bien del niño. Don Alejandro, le dice la recepcionista, le llama aquel señor que está allá. Alejandro voltea el rostro y se fija que Porfirio se encuentra con una mujer y un niño en brazo, llega, saluda a la muchacha, le pregunta a Porfirio, es tu esposa, si, le asienta Porfirio meneándole la cabeza, lo significa que ella es mi nieta. La Socorro López, esposa de Porfirio, asustada pregunta, que dijo don Alejandro, yo soy hija de Toño López, usted llega a mi casa en el barrio los Carboneros. Si mi hija, como no te voy a reconocer, si tu papá te llevaba mucho a Nagarote, a misa de Santiaguito los 25 de Julio y se quedaban en la barbería, aunque tú te cruzabas a jugar con mis sobrinas, la Norma,  la Melba y la Lilliam.  Entonces del porque mi nieta. A ver Socorro, yo te explico. Hace ratito me di cuenta que don Alejandro es mi verdadero padre biológico, le di una broma, porque yo lo conocí desde que yo estaba niño, llegaba a su casa hacerle los mandados, el me hacía regalitos en períodos de fiesta, pero hasta ahí no más; luego mi madre se vino con mi Pa Porfirio para Managua, hace unos diecisiete años, mi Pa Porfirio desapareció el mismo día que llegamos a Managua, nunca supimos nada de él y mi padre de crianza fue don Emilio Montenegro, al que vos conociste como mi padre. Él fue el primer marido de mi madre, fueron casados, pero mi madre, se enamoró de mi Pa Porfirio y lo dejó en Nagarote. A los tres años regresaron a Nagarote cuando yo tenía dos años y, desde esa época conozco a don Alejandro, pero esta historia, hasta hoy es de mi conocimiento, pero, le he dicho a él, que todo encaja con el comportamiento de mi madre; ya ves nuestro Alejandro, el nombre fue puesto por mi madre a su petición y, me acuerdo cuando ella me enviaba a la barbería con el cuento de que aprendiera ese oficio, no, era para que yo me relacionara con mi verdadero padre biológico. El dice que lo sabía, que siempre supo que era su hijo, pero quien debía decírmelo era mi madre y no él, ya que acarrearía una situación incómoda para mi madre, pero sí, estoy acordándome de que sólo me decía hijo toma, hijo ven, hijo para acá, hijo para cuyá. Sólo me trato de hijo; una vez me llamó y me dijo Alejandro ven a ver y, yo le dije, Porfirio Alejandro me llamo. Le dije eso porque me gustaba que me llamaran con el nombre de mi Pa Porfirio, yo me sentí orgulloso de mi Pa Porfirio; Cuando desapareció ya en Managua, pasamos triste mucho tiempo, me acuerdo que mi mamá casi se muere de pena moral, don Emilio llegaba a consolarla y, una madrugada lo vi salir del aposento de mi mamá, yo le pregunté a mi mamá que hacía don Emilio en su aposento y, ella me respondió; hijo, don Emilio va a ser tu papaíto; yo me quede conforme, ya que también necesitaba un cariño de padre. Estuve de acuerdo con la decisión de mi madre, eso sucedió como a los diez meses que Pa Porfirio desapareció. Hoy cuatro de Septiembre de 1952, a la edad de 31 años, con cuatro hijos ya en mi haber paterno, me doy cuenta quien es mi padre biológico.
Para mi es difícil, tratarlo como mi padre, pero me alegra tener vivo un familiar cercano, ya que fui único hijo. Bueno ahora dan salida a los pacientes hasta de madrugada, nos tenemos que ir con la tierna. Cualquier información sobre nosotros, sólo llegue donde don Toño López en el barrio los Carboneros, ahí le darán nuestra dirección para que nos visite cuando quiera. Por el momento no puedo prometerle llegar a Nagarote, creo que ni me acuerdo ya del pueblo, pero me saluda a la familia, les cuenta del hijo que encontró, para que al menos el día que logre llegar no los tome desprevenidos. Toda mi familia sabe que tú eres mi hijo, lo que no sabíamos era donde encontrarte, saben cómo te llamas, quien es tu madre, de igual manera quien era tu padre de crianza.
Don Alejandro, le llama la recepcionista, en ese momento se despide de su hijo perdido, de la esposa y le da un beso a la colchita que cubría a la niña. Luego se dirige hacia la recepción, donde le informan que a las diez de la mañana será dada de alta doña Andrea con su hijo Cándido Guillermo. En ese instante se acuerda que no tiene un centavo para regresarse, recorre mentalmente el itinerario del tren y del ferrocarril, llega a la conclusión de que a las once de la mañana sale hacia Nagarote el ferrocarril, el cuál es más caro que el tren, aunque  el viaje es de menor tiempo y  cómodo para la parturienta. Señorita usted me puede decir donde encuentro al doctor Elías Coare. Usted es de Nagarote señor, le pregunta la recepcionista, si señorita somos de Nagarote. Yo también soy Nagaroteña, soy hija de Bertilda Rueda. Como, responde Alejandro, Bertilda es mi prima hermana; yo soy hijo de Matilde Rueda, hermana de tío Humberto Rueda y de Adelina Rueda, la mamá de Bertilda. Entonces señor, se encuentra dentro de familia. Tío Humberto no tarda en llegar, siempre me trae desayuno, porque sabe que no me como la comida de hospital, es muy simple y sólo café negro nos dan con un pan más duro que mi conciencia. Realmente que ahora que te estoy observando, te pareces bastante a mi tía Adelina. Don Alejandro, dice mi mamá Bertilda, que soy igualita a su mamá y tío Humberto me llama, Adelinita, por eso a mi primera hija que llegue a tener le voy a llamar Adelina Fran cella.
Las seis de la mañana, la sirena del Cuerpo de Bomberos lo estaba anunciando, en ese momento estaba ansioso esperando la llegada de tío Humberto, quien había estado hacía una semana en Nagarote. De pronto llegó con la comida de la niña, a quien no le había preguntado su nombre, de inmediato le pregunté; como te llaman. Yo soy Bertha Amanda Mendoza Blanco, hija de Bertilda Blanco Rueda, quien es hija de mi abuela Adelina Rueda. A sí, es cierto la Bertilda lleva el apellido Blanco, pero nosotros no queremos acordarnos del que desgració la vida de tía Adelina, ese pendejo la volvió loca. Hay tío Alejandro acuérdese que es mi abuelo. Si mi niña discúlpame. Entonces que pasó Alejandro, que andas haciendo tan de mañana en Managua le dijo Humberto Rueda Aguilar. Buenos días tío Humberto, ya lo esperaba, ella me había informado de que somos familia. Pues fíjese tío Humberto, traje a la Andreita con un parto delicado, ya le están dando de alta, me la tengo que llevar a las once de la mañana en el carril, pero no traje lo suficiente para poder pagar taxi y el pasaje del Ferrocarril. Está bien, yo te voy a dar cinco pesos. Deme los siete tío Humberto, yo se los vengo a dejar la semana que entra. No te preocupes, yo te debo más. Vamos donde la Bertilda para ajustarte los siete. No tío, le dijo Bertha Amanda, yo se los completo, tome los dos córdobas. Hay mi niña fuiste un ángel para mí este día. Tío Alejandro, yo sólo lo conocía por mi madre y mi tío Humberto, lo mencionan a cada rato, ahora ya lo conozco personalmente y eso me satisface. En ese instante una enfermera se acercó y le dijo a Bertha Amanda. Bertita, podés localizar a los familiares de Andrea Coare, él es su hermano respondió Bertha Amanda. Señor su hermana ya está de alta, se la puede llevar. En se instante Andrea estaba saliendo de uno de los pasillos con su niño en brazos, saludó a tío Humberto, el tío Humberto le presentó a Bertha Amanda, ésta le sonrió, y le dijo: Hola tía Andrea, preste le chineo al niño un ratito, que bonito se ve el bandido y como se llamará. Cándido Guillermo Coare. Así se llamaba el abuelo de Marcelino Coare, dijo Humberto. Ve que bandido mi papa, por eso me insistió para que le pusiera ese nombre. Si dijo Alejandro, precisamente hoy cuatro de Septiembre está cumpliendo veinticinco años de haber pasado a mejor vida, murió en el año 1927 a los ochenta y siete años, no ves que mi papá ya tiene ochenta años, es mayor que mi mamá, a ver, mi mamá tiene 62 años, dieciocho años le lleva adelantado. Miren ahí viene Gilbertito dijo Bertha Amanda. Que tal tío Alejandro, hola tía Andrea, veo que lleva un nuevo heredero. Gilberto, ya los conocías a ellos le dice Bertha Amanda en tono enojada. Acaso no me lleva a Nagarote mi tío Humberto a cada rato. A si es cierto. Entonces Gilberto andás en la carcacha. Si en ella ando, yo los puedo ir a dejar al Estacioncita, hay un ferrocarril que sale a las siete de la mañana, en ese nos vamos a Nagarote cada vez que me lleva mi tío Humberto. Pues andando le dice  Humberto Rueda. Gracias mi niña, la próxima vez que venga a Managua te traeré quesillo en trenza. Hay tío Alejandro que rico, lo esperaré, a mi me encanta el quesillo; tío Humberto nos trae cada vez que viene de Nagarote. Adiós tía Andrea, cuide al niño. Gracias hija, no vemos. Gilberto Mendoza Blanco, los llevó a la Estacioncita, justo en el momento que estaban sonando las campanas del Estación, anunciando la llegada del Ferrocarril rumbo a Corinto. Compraron los boletos, llegó el ferrocarril y tomaron lugar a orillas de la ventana del lado derecho, para poder ir apreciando el Lago de Managua, a orillas del cual hace el recorrido de los 42 kilómetros el ferrocarril. Partió el viaje hacia Nagarote, en el primer kilometro Alejandro compró café de leche con cosa de horno, el café iba caliente. Alejandro le dijo Andrea, a mi sólo cómprame cosa de horno, puedo quemar el niño con ese café, mira que está hirviendo. Está bien, quieres perrerreque o de las hojaldras, no dame pancito de arroz. Joven a como lleva el pancito de arroz, a veinticinco centavos señor, deme seis por favor, tome 1.50 por los pancito y 50 centavo por el café, 2 córdobas. Gracias señor. Se comieron los pancitos en un santiamén, llegaron a Mateare, arrancó de nuevo el tranvía siguiendo su ruta, pasaron Boquerón y al llegar a Lemuria, se le atravesó una baca al ferrocarril, fue un golpe duró el que se escucho, de pronto el ferrocarril detuvo su marcha, se bajó el maquinista, inspeccionó el tranvía en su parte delantera, vio el golpe, se volvió a montar y arrancó con destino a la estación de Nagarote, llegó exactamente a las siete y cincuenta y dos minutos de la mañana. Alejandro ayudó a bajarse a Andrea, luego se dirigieron a pié hacia su casa, que distaba unas siete cuadras hacia el Sur.
En Managua había quedado la incertidumbre del viaje de regreso, Alejandro cuando llegó a la casa, le contó a su mamá que había estado con tío Humberto, Gilbertito y Bertha Amanda, hija de Bertilda Blanco Rueda, tuvimos una gran suerte, ella era la recepcionista del Hospital y desde que llegamos sin saber quiénes éramos nos recibió con una gran sonrisa, luego se dio cuenta, de que éramos parte de su familia y se puso muy alegre de habernos conocido. Ese chavalo nació con una dicha tremenda, nació el mismo día que mi nieta Julita. En el Hospital encontramos al hijo de la Julia Arrechavala y le tuve que decir que era mi hijo biológico, al menos ya salí de ese secreto que no lo debía seguir guardando. Pero lo interesante es que al niño en la madrugada se lo estuvieron aventando entre los médicos y aventándolo para arriba, ya que le hacía falta aire en los pulmones o en el cerebro, no sé, pero era falta de aire; y como estaba descompuesta la máquina de respiración artificial, le hicieron esa terapia de movimiento brusco, a efecto de que acelerarle el ritmo de la respiración y, lo lograron; no creo que este chavalo pueda tener luego problemas del corazón.
A eso de las cinco de la tarde del cuatro de Septiembre, llegó a visitar a Andrea, doña Emelina, la partera más buscada del pueblo he ahí la conversación: Ideay Andreita como te fue. Doña Emelina, pues fíjese que en cuanto me ingresaron se me acercó una doctora muy joven, me preguntó cuál era mi cuadro clínico, yo le entendí y le dije, que usted me había dicho que el niño no podía salir ya que venía de nalga. La Doctora se puso a reír y me preguntó, cuál era mi fecha del parto, yo le dije que en este mes era mi fecha, que el doctor Raúl Vargas  me lo había dicho y, que los dolores me iniciaron como a las tres de la tarde de ayer, que la llamamos a usted y que fue usted quien nos había dicho que el parto estaba difícil, que mejor me viniera para el hospital y aquí estoy. Todavía siente los dolores. No aguanto doctora, son muy fuertes. En eso llamó a una enfermera y le dijo. Preparen la cama 5 y me la preparan a ella, ya llego. La enfermera no preparó nada, me mando a quitarme el vestido, me puso la bata de hospital y me dijo, acuéstese. Acostándome yo, y llegó la doctora con otro doctor. Me tomaron de los pies,  y los encajaron abiertos en dos colgaderos. Yo sentí que se me desgarraba el de hacer chavalos. Si le dice el doctor varón, yo lo empujaré hacia dentro y tú le guillas los pies al niño. El doctor empujó el feto hacia dentro y la doctora le guiñó los piecitos y, le dijo ya doctor suéltelo. Yo sentía que me desmayaba. Tal parece que la doctora le dejó los piecitos de fuera, luego me movieron el cuerpo y me dijeron, puje señora, puje que ya está saliendo. El médico en ese momento le dijo a la doctora, guíñalo de una vez por todas. En ese momento sentí que se me abría la vida y de pronto el grito del chavalo. Qué alivio, sentí un gran alivio. Se llevaron el niño, pero como yo estaba surumba, no pregunté, al rato llegó la enfermera y le pregunté por mi hijo y, me dijo: Cálmese señora que el mayor susto ya pasó, ahorita le están haciendo terapias respiratorias, tal parece que la posición que traía, le presionaba mucho su cuerpecito y, la respiración es muy débil. Hay señorita, que se haga la voluntad de Dios. Regáleme agua, no aguanto la sed. No señora  me dijo, espere unos minutos que venga la doctora y le consultaré a ella, tenga paciencia su hijo está bien, son cosas normales en estos partos. Como a los quince minutos o veinte, llegaron con el niño. Señora me preguntó la doctora, usted padece del corazón. No señora, nunca he sentido el corazón con anormalidad, siempre sus latidos normales, no me canso ni me da taquicardia nunca. Señora realmente su hijo venía Cubito Prono. Yo me dije, hay Dios mío y, cual será esa enfermedad. Doctora le dije, por favor dele medicamentos, póngale una inyección. Y para que señora me respondió la doctora. Pues para que se cure de esa enfermedad. Cual enfermedad. La que usted me acaba de decir. Usted está delirando, enfermera tómele la temperatura. La enfermera me puso el termómetro. Aproveché y le dije. Señorita usted oyó de la enfermedad que dijo la doctora, por favor explíqueme. Señora la doctora lo que le dijo es que el niño venía con el culito para arriba. Hay Dios santo, gracias por ayudarme, en ese momento le ofrecí al señor, sacarlo de Luz todos los lunes Santo, en la procesión de San Martín de Porras. Así que aquí estoy con el cipote. Por suerte niña no le afectó en nada al chavalo. Ese jodido va a ser todo un guerrero.
Ese día el chavalo de la Andreita ni lloró, sólo pegado a la teta quería estar, quince días a punta de la leche de la mamá. Precisamente a los quince días, se le secó la leche a la Andrea y, eso que tomaba tibio todos los días. Doña Matilde a darse cuenta de tal desgracia materna, mando a buscar una botella de Chica Rica. Alejandro mantenía varias vacías, le lavaron tres botellas con agua hervida, mandaron a comprar una chupeta donde don Julio Herrera, con una tijera de barbería le hicieron el hoyito en la punta de la chupeta, cocieron cebada, la enfriaron y a las dos de la tarde del diecinueve de Septiembre del año 1952, Cándido Guillermo Coare, estaba probando su primera pacha, en una botella de Chica Rica, ese día el chavalo se puso panzón. No le des mucha cebada le decía la Melania, quien estaba con la gran barriga a punto de parir su segundo Chavalo, ella era la esposa de Orlando Coare  y a la vez cuñada de Andrea. La cebada mucho empanza, dale poquito. Exactamente el 4 de Octubre, cayendo un pencazo de agua, con una tormenta que daba miedo, (le llaman el Cordonazo de San Francisco), estaba naciendo el hijo de Melania Fernández y de Orlando Coare, a quién le pusieron por nombre Marcelino Coare. Dos tiernos en la casa de los Coare, aunque no vivian juntos, los separaba una pieza, pero compartían el mismo patio abierto, en esa época la gente acortaba camino y se cruzaba por los patios abiertos, casi todos los patios esquineros tenían un caminito ya hecho, lugar por donde era costumbre que pasara todo ciudadano para acortar camino y poder salir a media cuadra de la siguiente calle. Marcelino estaba naciendo a las 4 pm, precisamente a esa hora y bajo el palo de agua y tormenta, a un mes de nacido, Cándido Guillermo tuvo su primera calentura. En el pueblo no existía Centro de Salud, pero llegaban médicos de León a establecerse, debido a que León se estaba saturando de médicos; así llegó a Nagarote un gran hombre, médico de profesión, Raúl Vargas Pérez, quien contrajo nupcias con una joven del pueblo Alicia Aguilar. El doctor Vargas y doña Alicia ya tenían dos hijos Raulito y Francisco y por nacer otro hijo en esa época. El niño hasta temblaba de la calentura. Andrea sin reales y sin centro de salud, se enrumbó hacia donde el doctor Vargas, a quién le dijo: Doctor, tengo un hijo que está temblando de calentura, no tengo dinero para pagarle su consulta, pero necesito que vaya a vérmelo doctor, no lo pude traer por esta agua. No te preocupes Andreita, ya preparo el maletín y llego a ver al niño. Ve a la casa y calienta agua que yo ya llego. A las 4 ½ de la tarde estaba llegando el doctor bajo aquel aguacero y tormenta. Buenas tardes doña Matilde y el niño de Andreita donde lo encuentro. Buenas tardes doctor Vargas, pase por favor. El doctor hizo a un lado la cortina de tela que colgaba de un palo, simulando una puerta e ingresó a un cuarto cubierto en su alrededor por un biombo hecho de papel craf y reglas y encontró al niño en una tijera pequeña construida de sacos y marco de madera (marco de tijera), Andrea estaba a su orilla sentada en un banco. Calentastes el agua, le preguntó el doctor, si, la traigo. Por favor en una panita. El doctor se lavo las manos, las secó y le puso los cuatro dedos de su mano derecha en la frente del niño. Hombre jobero, está ardiendo este cipote. Le levanto los parpados para verificar el color de la retina y sus alrededores, tomó de su maletín una especie de servilleta, se la colocó en la boquita hacia la nariz, observo que la servilleta se movía a orillas de la nariz y en el centro de la boca, se dijo, la respiración está bien. Preguntó, que le has dado de comer. Hay doctor todavía no come, sólo cebada le doy, algunas veces, consigo un poquito de leche de baca y, ese día le doy leche cosida. Este niño ha de tener una infeccioncita en el estomago. Le voy a bajar la calentura con esta inyección, luego le voy a dar tomado este remedio, fíjate bien en esta copita de plástico que te voy a dejar, hechas de este remedio hasta el número uno de la copita, luego se la estás dando de a poquito, se la colocas en sus labios, levantadita, para que el liquido moje los labios del niños, el va chupar el liquido porque es dulce y, así se lo das hasta que termine su contenido durante cinco días. Si le da calentura fuerte, ponle faumentos de agua normal en su frente con un trapito limpio, lo frotas con este vaporrus, se llama así porque fue inventado en Rusia, significa Vapor Ruso. Le frotas el pechito y la parte de la garganta, un poquito te lo untas en las manos y, luego le pasas la mano por el pecho, como limpiándote en el niño. Bueno ya está bajando la calentura y, ya bajo la lluvia y la tormenta, me voy, cualquier cosa me lo llevas, hay que cuidar a los niños, cuida que sus hermanitos no metan sus deditos en la boca de niño. Por el pago no te preocupes, cuida la medicina y dásela a cómo te dije. Nos vemos, pasen muy buenas tardes. Adiós doctor Vargas, gracias por venir y por todo lo demás.
Al salir se topó con doña Emelina, la partera del pueblo, no me diga doña Emelina que ha venido al mundo otro niño, si doctor al otro lado de donde estaba usted, es hijo de Chimino, salió sanito y sin problemas. Qué bien doña Emelina, saludos. Adiós doctor, me avisa el día que dé otro curso sobre atención de partos, me gustó el del otro día, lo que no me gustó fue la propuesta de Idalia Mantilla de emborrachar primero a la parturiente para que te ayude con el parto. Ja ja ja ja ja, yo le aviso doña Emelina, me saluda a Carlos. Al doblar la esquina y enrumbarse hacia su casa, que estaba a media cuadra hacia el Norte, Frente a la comidería de doña Juana Pérez, lo estaba esperando guareciéndose en la barbería don Pedro Lezama Linarte, un finquero que le daba trabajo a no menos de siete campesinos, era un finquero medio, que producía leche, trigo, maíz y pitahaya. Doctor le dijo, estoy a su espera, ando en esa carreta bien guarecida a mi esposa enferma; la carreta estaba cubierta todita con una carpa gruesa de un material impermeable donde el agua no intentaba escurrirse porque le era imposible. El doctor de inmediato le dijo, llevémosla a la clínica, sígame. Al llegar a la clínica la bajaron en una camilla que el doctor facilitó, la taparon con otra carpa para que su cuerpo no se mojara, la ingresaron y la acostó en la cama de madera del consultorio. El doctor inicio su examen táctil, al llegar al abdomen la señora gimió fuerte, en eso le dice don Pedro, ahí está el mal doctor, es en la barriga. Y desde cuando esta así. Desde hace un mes, pero ella nos decía que no era nada, que era un retorcijón, se tomaba una cucharada de Leche de Magnesia y nos decía que se le calmaba e dolor, pero en los últimos cinco días el dolor ha sido permanente y hoy amaneció muy mal, le salen unos mal aires hediondos doctor. El doctor volvió a ver a la paciente y le dijo. Doña Susana aguanta usted una purgada. Doctor si eso me va a curar está bien doctor la aguanto. Inmediatamente el doctor sacó un purgante, lo vació en un vaso, siéntese doña Susana, ahora tómese el purgante, suspenda un ratito la respiración en el momento que se le está tomando, hágalo rápido y no escupa, tráguese la saliva. De inmediato, una vez tomado el purgante el doctor le dijo a don Pedro, móntela rápido, llévesela directo a su casa, en veinte minutos la lleva al servicio y adiós malestar. Ella está intoxicada, por eso hay que purgarse unas dos veces al año don Pedro, siempre es bueno mantener el estomago limpio. Doctor le dice don Pedro, usted me puede vender unos cinco frascos de esos que le dio de tomar a mi mujer. Pero para que quiere tanto don Pedro, esos tienen vencimiento, no los puede guardar. No doctor es que tenemos cuatro hijos y yo cinco, a partir de mañana nos purgamos nosotros un día cada uno, porque si lo hacemos el mismo día vamos a hacer fila y, es mejor evitarla por aquello de la prisa. Está bien don Pedro, si es así, le venderé los cinco frascos. Vea doctor cuanto le debo. Veinticinco córdobas don Pedro. Tome doctor en moneda se los traigo y completitos están en ese costalito; en unas horitas le mandaré una leche agria, una cuajadita y unas cosa de horno que nos hace la Liberata. Muchas Gracias doctor. Pedro le dice doña Susana, regálale al doctor una de las cabezas de guineítos que ya están pintas. A esta bien Susana, junto vendrá todo en unos momentos. Gracias doctor le dijo doña Susana. Adiós señora, que Dios me la acompañe.
Llegaron a la casa en unos siete minutos, se bajó doña Susana solita de la carreta. Los mozos asustados, ese doctor es un mago, doña Susana se siente bien, preguntó Anselmo, quítate del camino que voy para el excusado. Logró llegar doña Susana, pero a los quince minutos salió con una sonrisa de oreja a oreja, claro se había destapiado todita, sus poros ya absorbían más oxigeno, su barriga estaba pachita, se sentía muy ágil. Aunque todavía regreso al excusado unas tres veces más, pero lo hacía con alegría. Su marido don Pedro, llamó a sus hijos dos varones y dos mujeres, les contó lo del purgante y, al final les dijo: Lo de su mamá que nos sirva de ejemplo, hay que prevenir las enfermedades, nos vamos a tomar un purgante. Las niñas Susanita y Lucrecia, inmediatamente le dijeron a su padre. Yo no me tomaré ese purgante, ni yo tampoco dijo la otra. Pedro Tomás el hijo mayor, dijo: padre lo que sea para bien de mi salud bienvenido sea. Así me gusta mi hijo y, vos Roberto José que decís, dijo don Pedro. Si yo no me lo tomo, quien aguanta a Pedro Tomás diciéndome “Adiós Mariquita linda “pásemelo que ya me lo voy a tomar. Tampoco así, acuérdense que ustedes son la fortaleza de la finca, deben de tomarse este purgante, un día de menos trabajo, porque el domingo es sagrado para ustedes por el beisbol. Pedro Tomás tenía 17 años, Roberto José 16, 15 años Susanita y 14 años Lucrecia Dolores, exactamente doce meses los separaba en el tiempo entre ellos. Al final del cuento del purgante, Susanita y Lucrecia, no se lo tomaron. Consideraron inadecuado que una joven estuviese con diarrea provocada por ellas misma, si la naturaleza alimenticia la provocaba, había que asumirla, pero provocársela les era inconcebible.
A la casa de Don Pedro un sábado por la tarde del veinte de Noviembre de 1952, se apareció un vendedor preguntando por don Pedro. Al encuentro de aquella persona, salió Pedro Tomás, le dijo: En que podemos servirle. Tu eres hijo de don Pedro le espetó el vendedor, así es respondió Pedro Tomás. Vuelve a ver a orilla de la cerca de la calle, o vamos a verla. Pedro Tomás diviso un vehículo, ensimismado lo acompañó hacia la calle, el hombre le mostró una camioneta de una cabina semi nueva, esa sería la primer camioneta del pueblo, porque en el pueblo sólo transitaban carretas y habían dos vehículos. La chemí, que era una camioneta que le habían adaptado unas bancas y hacía viajes hacia la capital y un Jepp algo viejito que andaba Ramón Cruz, porque el otro Jepp, únicamente llegaba los sábados y domingo y, era propiedad de los Delgados, quienes tenían una finca llamada San Pedro en la comarca la Chilama. Pedro Tomás quedó admirado por la camioneta, con una sonrisa de oreja a oreja salió corriendo a traer a su padre y a su otro hermano, porque él sabía que Roberto José le haría upa con el papa para que comprara el vehículo. Al llegar los tres a la calle, vieron llegar corriendo detrás de ellos a los niñas, quienes sin decir una palabra, se montaron a la tina de la camioneta, el vendedor, les abrió la puerta del chofer y del pasajero a don Pedro. Bueno dice don Pedro y, esto como es. Señor esto le cuesta únicamente mil córdobas, (hay que ver 1,000 C$ en ese tiempo), para esa época e dólar se cotizaba al 7 x 1, esto son aproximadamente 143 dólares. La manzana de tierra costaba mil córdobas. Don Pedro calculó el precio por el valor de su propiedad y se dijo: tengo 100 manzanas, mi vecino don Cástulo Rodríguez, vendió a mil córdobas la manzana hace unos días, eso significa, que yo estaría vendiendo una Manzana de la finca al comprar este chunche. Volvió la vista hacia su hijo mayor y le miró un rostro tan alegre y entusiasmado que no se atrevió a decirle nada, se fijo en su otro hijo y, este ya estaba en el asiento del timón simulando que manejaba, sus hijas ni digamos, bien sentaditas en la tina de la camioneta, en eso se acercó doña Susana y le dice: Pedro, no creas que es chiche ir enferma en una carreta, sentir aquel burun, burun, burun, es como si te fuesen cargando de los hombros un renco a un lado y el otra renco al otro lado, te dan ganas de vomitar, la calentura se te sube más. Si hubiésemos tenido una camioneta, aunque un poco viejita como esta, creo que me hubiese curado antes de llegar donde el médico. Vos estas peor que los chavalos, hasta que brincan de alegría para que compre esta chochada. De todas maneras nadie sabe manejar esta cosa, mientras que la carreta hasta con los bueyes dormidos llegamos a nuestro destino. En ese momento el vendedor que se llamaba Norgen Fonseca, un tipo avispado, bisnero, tramposo, aprovecho la situación familiar y le dijo: No se preocupe don Pedro, que si usted me da donde dormir durante una semana, yo le enseño a sus dos hijos a manejar dicho vehículo. Para esa época no existía carretera por estos lados y era un sueño pensar en ella, hacia Managua se iba en Tren; la carretera era una trocha, donde un vehículo duraba para recorrer un kilometro, diez minutos. Eso significaba que dicho vehículo era exclusivo para viajar de la finca al pueblo y, ésta distaba a dos kilómetros hacia el Este del pueblo, la finca se llamaba “El Mangal”. En ese instante Don Pedro pensó inmediatamente. “Ve que zángano este vendedor, nada quiere, que le dé de comer durante una semana, en esa semana me solivianta a mi chavala y, es hasta capaz de robármela”. Desgraciadamente no tenemos lugar para usted señor en esta finca. Inmediatamente la niña mayor Susanita, le dice. Como no papá, que duerma en la troja. Pero hija ese lugar es muy helado. No se preocupe don Pedro, acepto dormir en la troja y, por comida no se preocupe, que yo me defiendo con las frutas y, aquí abundan. En ese momento doña Susana, le dice. Señor, si usted se compromete a no insinuársele a las niñas, sea usted bien venido. Señora yo le prometo a usted que jamás se me ocurriría hacer tal cosa, ellas son todavía unas niñas. En ese momento a Susanita no le gustó tal epíteto y frunció el seño. Los hermanos mayores se volvieron a ver y uno de ellos se sonrió y, al ver la sonrisa la hermana menor le dijo. Y de que te reís vos carebuey; ya van a pelear les dijo doña Susana, en este caso es mejor no comprar nada. Noooooo dijeron los hijos casi al unísono. Bien dice don Pedro, caballero le compro la camioneta, pero le daré el dinero dentro de una semana, una vez que mis hijos hayan aprendido a manejarla y, si yo alcanzo a aprender mejor; Ahora vaya con los niños al pueblo por combustible, llene ese tanque, para que aprendamos durante la semana. El primer viaje de la camioneta hacia el pueblo con los hijos de don Pedro y doña Susana se realizó con chofer. El vendedor manejando llegó al pueblo con la familia Lezama, los vecinos se asomaban para ver pasar el vehículo, los Lezama fachendosos en su camioneta.
En la casa de los Coares llega Navidad, doña Matilde ha colocado en la salita de la casa que alquilan a don Virgilio Corrales un arbolito sintético, que asemeja un pino enano, de dicho arbolito cuelgan pelotitas hecha de papelillo de colores. Los niños esperan sus juguetes, ven pasar a otros niños hacia el parque a jugar con sus juguetes nuevos que les trajo de regalo el niño Dios. A eso de las ocho de la noche a las mujercitas se les dijo que fueran a buscar a su tijerita lo que les había traído el niño Dios. Las niñas salieron corriendo, cada una encontró una muñequita de trapo, de trenzas largas y las grandes piernas que le bailoteaban para todos lados, ellas se pusieron felices, alegres con su regalo del niño Dios. Son esos momentos donde yo me ponía a reflexionar sobre la desigualdad en los seres humanos, mi pregunta era si “la pobreza era condición divina o realmente era una condición impuesta por nosotros mismos los humanos”. Llegue a la conclusión que es impuesta por los humanos. A las once de la noche Andrea Coare, llamó a su mamá; yo escuche el llamado, mi madre llegó y le preguntó qué pasa, mama parece que el niño esta grave, se está poniendo muy caliente; este cipote jodido salió muy enfermoso, haber bañémoslo, doña Matilde trajo un medio barril, tomó al niño Cándido Guillermo y le dejó caer una panada de agua fría, el cipote pegó un grito, quizás del susto de sentir el agua fría. En ese instante desde la barbería le dije a mi mamá Matilde, cuidado se le va agua en la boca, que se puede ahogar, no, si lo tengo volteado respondió doña Matilde, hay mama le va a ser daño a este chavalo le dijo Andrea; que jodes vos, para que me llamas, quítate déjame hacer a mí el trabajo, yo le voy a bajar la calentura a Marcelinito, no mama, Marcelino es el de Orlando este es Cándido Guillermo, que nombre más feo le escogiste, Cándido, cuando se bautice le vamos a cambiar de nombre, hay que ponerle Heberto Guillermo. Mira Andrea, ya tiene tres meses, es muy enfermoso, bauticémoslo mañana 25, día del niño Dios, este chavalo se te puede morir, es mejor que se vaya bautizado, mañana mismo en sólo la mañana te lo llevas a la Iglesia, que la Olga de la Olimpia sea su madrina, vas primero a la casa cural, ahí hay que inscribirlo y, le pones Heberto Guillermo Coare, pero mama si ya lo inscribí y se llama Cándido Guillermo, cámbiale ese Cándido en la Iglesia, ten juicio  y hace caso. Yo voy a llamar a la Olga muy de mañana para que te acompañe y ella sea la madrina del cipote. Amaneció el 25 de Diciembre del año 1952, el niño Cándido Guillermo fue llevado a casa Cural, hablaron con el Padre Miguel Guevara y, este no puso objeción y se inscribió en la Iglesia como Heberto Guillermo Coare. A las diez de la mañana concluyeron los bautizos, y por Llegar de último, el hijo de Andrea fue precisamente el último en ser bautizado. Al momento de llevarlo a la pila bautismal el cipote orino a la madrina, quien se torno colorado su rostro al verse mojado su vestido por el orín del ahijado, no le puso mucha mente y, le colocó la cabecita del niño, con la cara viendo el agua bendita, en el instante que el padre Miguel Guevara, quien se la daba de arrecho y en calidad de Capellán de la Guardia de Somoza se consideraba el todopoderoso. Como se llama le preguntó a la madrina. Olga, le respondió nerviosa la joven, yo no le pregunto por su nombre, deme el nombre del chigüín. Heberto Guillermo Coare, ¿Qué es este niño de Marcelino Coare?, nieto, le contesta la madrina, entonces este jodido será conservador, en el momento que le deja ir la pana de agua, la madrina nerviosa no se acordó que a lo inmediato tenía que pasarle la mano por el rostro del niño, para que el agua no se le introdujera en sus ojitos o en su boca, y el chavalo pataleaba por que el agua casi lo estaba ahogando, su mamá se da cuenta toma al niño y le chupa la nariz para sacarle el agua que no lo dejaba respirar, por fin el chavalo se aquietó y, pegó un grito de dolor, la madrina le decía “ cállese mi niño” cállese mi niño” “ya pasó”. El padre continúo con el rito de bautismo, colocó aceite en la frente de todos los niños y un pañuelo blanco por la frente de cada niño, al final dijo: Bueno señores ya estos niños ingresaron a la Iglesia, las madrinas y padrinos son las responsables de velar de que cada ahijado viva la fe a como corresponde por la Santa Madre Iglesia, este es su primer sacramento, su iniciación en la viña del señor.  De la Iglesia salió con el nombre cambiado, mi mama Matilde no quiso que le llamaran Cándido y obligó a que se lo cambiaran por Heberto.
Susanita Lezama durante el viaje, no le despegaba la vista al vendedor de vehículo, por el retrovisor del chofer lo volvía a ver y este se dio cuenta de a inquietud de la niña. Digo niña por que el vendedor Norgen Fonseca ya rizaba los treinta años en su cabello, pero el jodido era bien parecido, elegante, vestía zapatos blancos, pantalón negro y camisa celeste, se embadurnaba el cabello de Brillantina Yale y ya había tenido su primera mujer, aunque hijos no se le conocían, vivía en la Paz Centro un pueblito cercano a Nagarote. Desde ese momento no dejó de revisar por el retrovisor a la niña Susanita. Llegaron a la pulpería de Julio Herrera y doña Susana que iba adelante, le entregó dinero a su hijo mayor para que se bajara a comprar tres galones de Diesel. Doña Susana, le dice el vendedor de autos, compre cinco galones porque hasta don señor va querer aprender a manejar. Está bien dice doña Susana. El vendedor chofer se bajo, por que había que meter una manguera en un barril, chupar la manguera, para que el diesel pudiese salir y llenar un balde que tenían como medida para los cinco galones, llenaron el balde y luego lo trasegaron al tanque de la camioneta de igual manera, chupando la manguera, feliz estaba el chofer, porque esa chupada de la manguera lo ponía eléctrico, era como se había echado unos traguitos de guaro lija. Se regresaron a la finca, ya en la finca don Pedro  llamó al vendedor y lo llevó al lugar donde iba a dormir, y le dijo: para bañarse debes de hacerlo muy de mañana en la quebrada, ya que a esa hora las niñas están dormidas y para hacer tus necesidades fisiológicas busca el monto, lejos de aquí, este escusado sólo lo usan las mujeres. Está bien don Pedro no se preocupe que yo soy hombre de la vida. Bueno hombre ya que vas a estar aquí en estos días es necesario que me digas, donde vives, quienes son tus padres. Vea don Pedro de nada sirve, usted no los conoce a mis padres, soy de la Paz Centro, mi papá es Carlos Fonseca, tejero y, mi mamá es Mácula Gómez, ama de casa, y vivo en el primer tejar si usted viene de Momotombo y, en el último si usted sale hacia momotombo de la Paz Centro. Cuantos hermanos tenés; somos catorce hermanos, todos con la misma coyunda y del mismo guacal. Yo soy el mayor de ellos, soy un hombre soltero, nadie me ha dicho que me tiene hijo, pero he hecho el amor con más de cien mujeres. Pues aquí, sólo yendo al pueblo a la cantina del México o donde Tomas Bochinche lo podes hacer, porque si te encuentro con alguna de mis yeguas o alguna baca, te saco de la finca. No se preocupe don Pedro que me portaré como usted merece. En ese momento, se acercó Pedro hijo y le dijo, Vendedor enséñame a manejar ya, está bien vamos. Se dirigieron a la camioneta y todos los de la casa dirigieron la mirada de la primera clase. Norgen, le dio a conocer los nombres de las partes del vehículo. La palanca de los cambios, el breque, el cloche, el acelerador, el breque de emergencia, e inicio la clase, encendiendo y apagando la camioneta, luego le enseño a arrancar en primera y a detenerse inmediatamente, luego como retroceder y detenerse. Toda la clase de manejo fue a orillas de la casa hacienda. Una hora después concluyó la primera lección, inmediatamente pasó a la clase de manejo Roberto José, luego don Pedro, Susanita pasó a la práctica de manejo casi a las siete de la noche, ahí aprovechó Norgen y en una de las clases, le rosó la pierna a Susanita y, está se sonrojó y se puso a reír, aquel sinvergüenza, se hizo el apenado y pidió perdón, Susanita en su ingenuidad y coquetería, le dijo, para que estemos en paz, yo le toco la pierna a usted y estamos pagados. Aquel infeliz, encantado de la solución de Susanita aceptó el trato, no sin antes decirle, esto no se le cuente a nadie verdad. Ni quiera Dios le dice Susanita, me mata mi papá. Ya no se miraba nada por la oscuridad de la noche que había llegado y, los llamaron a cenar. La cena no se hace en la mesa principal, en la mesa sólo comen las mujeres y don Pedro, los hombres comen en los corredores de la casa hacienda, o sentados en cualquier lugar que mejor les apetezca. Así pasó una semana entre trabajando y aprendiendo a manejar, las niñas aprendían mientras los hombres trabajaban y los hombres después de descansar de su fajina iban a la práctica de manejo. Esa semana fue suficiente para que los Lezama aprendieran a manejar despacio la camioneta. Lo más rápido fue que Susanita se enamoró perdidamente del sinvergüenza de Norgen. Don Pedro le pagó su dinero el sábado por la tarde, ya el domingo tenía que salir de la finca. Así lo hizo, pero se llevó de huida a Susanita a quien el desgraciado ya le había hecho el amor el viernes anterior, aprovechando la clase de manejo y la salida al trabajo de los varones. Se durmió en sus laureles don Pedro, quién juró que lo mataba, al momento de encontrarlo.
Ese domingo, después de estar seguros de la huida de Susanita con el desvalido de Norgen Fonseca, don Pedro llamó a sus hijos varones, y les dijo, hoy no van a ir a jugar beisbol, vamos a ir a caballo a la Paz Centro, no sin antes pasar investigando por Nagarote si alguien vio a Susanita. A eso de las ocho de la mañana, enrumbaron hacia el pueblo, divisaron las pisadas de los dos. Roberto José bajó del Caballo, llamó a sus dos perros garroberos y los puso a oler las pisadas descubiertas, estos olían y olían las pisadas. Soltalos le gritó don Pedro; Roberto José de inmediato soltó sus dos perros y les grito: vamos comelón síguelos, vamos brincador síguelos. Aquellos perros, salieron raudos tras la huellas, y los caballos se les pegaron detrás, al llegar a la primera calle del pueblo, los perros se detuvieron y, lo hicieron debido a que esa primera calle llevaba a tres calles más, y el bandido de Norgen había previsto la búsqueda con los perros.  Claro al llegar a esa entrada primero caminaron sobre las tres calles, se regresaban y al final tomaron una calle descalzos, eso permitió que los perros les perdieran las pistas de la huellas de los zapatos. Aquí nos bajamos les dijo don Pedro, señalándoles los ranchitos a cada uno de sus hijos donde iban a preguntar por su hermana, él se dirigió hacia el rancho de su amigo Hermenegildo Zapata, quién tenía un hijo de nombre Hermenegildo, amigo también de sus hijos, jugador de beisbol, pero tenía algo especial para don Pedro, él había notado mucho interés del muchacho en su hija Susanita y, quiso aprovechar esa oportunidad para solicitarle su ayuda en la búsqueda de su hija. Llegó y les contó el cuento como secuestro, que su hija va a la fuerza, que fue un maleficio con un puro, que el fulano secuestrador le debió a ver lanzado tres bocanadas de humo al rostro de su hija y, ésta se mareo, luego mareada su hija, la tomó del brazo y se la lleva casi de arrastra, todas las huellas que encontramos se divisa que ella va arrastrando sus piecitos.  El Joven que estaba escuchando con su padre a don Pedro le dijo. Eso fue anoche don Pedro. Si mi hijo todo parece que fue a esos de las diez de la noche. Pero que estaba haciendo Susanita a las diez de la noche despierta junto a un desconocido preguntó Hermenegildo hijo. En ese momento Pedro hijo, llamó a su papá, venga rápido. Dice don Eleuterio Blanco, que anoche, a esos de las doce de la noche, vio pasar a dos personas, un hombre y a una mujer y, que parece que estaban perdidos, ya que se iban por una calle y luego se regresaban, cogían para la otra y luego se regresaban, luego el hombre chineo a la mujer y siguió el camino de la derecha rumbo a la finca Santa Ana, de seguro de que esas dos personas están en esa finca dice don Eleuterio. Hombre carajo, a esa finca no puedo llegar, mucho menos ustedes. Mi hermano mayor en una discusión le descargó los tiros de su pistola al dueño de esa finca, de nombre Matías Contreras, a los dos años de ese suceso, un hijo de Matías, en el camino rumbo a la Chilama mató a mi hermano y a mi papa. Roberto José no había nacido, y vos tenías casi un año, el hechor huyó de estos lados, pero quedaron viviendo los hermanos menores con su madre, esos muchachos ya deben de ser hombres mayores de treinta años. Don Pedro, interrumpió Hermenegildo hijo, yo conozco muy bien esa finca, he sido enrejador y campista de los Contreras, también escuche esa tragedia, pero esos hombres nunca hablan de venganza, todos ya tienen sus mujeres con hijos, no salen nunca a fiestas y, ese hermano mayor del que usted habla, llega casi todos los años para las navidades, dicen que vive en la Paz Centro, siempre llega en un caballo alazán negro, camina dos pistolas al cinto y una biblia en un bolso colgado de su hombro derecho. Pedrito, llamó a Roberto José y le preguntó, donde dijo que vivía el vendedor. En la Paz Centro, respondió Roberto José, ahí está papá, el vendedor conoce a esa familia, ya sabía de esos hechos y, como sabe que ahí no podemos llegar, se la llevó a Susanita para esa finca. Don Pedro lanzó una mirada hacia arriba de los árboles, se pasó la mano por su rostro, como limpiándose el sudor de la cara y dijo. Este maldito nos robó, la camioneta que nos vendió debe de ser robada, él no se llama con ese nombre, nos dio como su nombre el que estaba en la circulación de la camioneta para podernos robar y todavía nos roba a Susanita, vamos a la Garita de la Guardia a poner del conocimiento de la autoridad, lo que nos está sucediendo antes de que se nos haga más largo este asunto. Don Pedro y sus hijos se montaron en sus caballos y, se dirigieron a la garita de la guardia, ahí encontraron a un guardia amigo de don Pedro, quien lo saludó cariñosamente, palmáceo la espalda de los jóvenes, y dijo. Ya son hombres sus hijos don Pedro, si Mercedes, los años pasan rápido, y los tuyos ya deben de estar de esa edad, que va don Pedro, solo una hija mujer me tuvieron, ella ya tiene tres cipotes, bueno al menos ya eres abuelo, estos mío todavía están celeques. Que te trae por aquí, no me digas que te robaron el ganado; no Mercho, me están sucediendo cosas peores. Mercedes López se extrañó un poco por la congoja en que hablaba don Pedro. Para que soy bueno don Pedro, usted me dice en que le puedo ayudar, en estos momentos yo estoy a cargo de la Garita, el jefe se fue a visitar a su familia y, como va a caballo se tarda sus días, imagínese que viaja hasta Malpaisillo, de todas maneras ya él en Malpaisillo, lo puedo llamar por telégrafo, nosotros tenemos comunicación con todas las Garitas. Está bien Mercho, hace una semana llegó un tipo a mi hacienda, me vendió una camioneta y a la semana que le pagué, me robo a mi hija mayor, la raptó, ella tiene quince años, pero también presiento que la camioneta que me vendió sea robada, por eso vengo a la Garita, a poner la denuncia del rapto de mi hija y a informar que al sujeto que se robó a mi hija le compré una Camioneta, de la cual aquí traigo su circulación. Muy bien don Pedro, permítame levantar la denuncia. Mercedes, tomo un cuaderno de denuncias de la Garita, levantó un acta con fecha 28 de Noviembre de 1952, las diez de la mañana. Firmó don Pedro la denuncia en el momento que Mercedes le dice. Esperece un poco que ya voy a averiguar lo del carro, luego hablamos sobre su hija. Mercedes se introdujo a un cuarto de la Garita, y se comenzó a oír un ruido como que tal le están dando vuelta a una fragua. León, León habla Nagarote; adelante Nagarote te escucho. Te voy a dar un número de circulación, para que me digas quien es el dueño de dicho vehículo. Adelante te escucho. 009-012 NIC. Te llamó en unos quince minutos ya que tenemos casi cincuenta vehículos registrados. Te espero, adelante y fuera. Pasaron treinta minutos y de pronto sonó el timbre del teléfono. Nagarote habla León, adelante León, habla Nagarote. El número que me distes es de una camioneta color rojo, que pertenece a Norgen Fonseca con domicilio en la Paz Centro, de la Iglesia San Nicolás una cuadra arriba. Gracias León, cambio y fuera. En un papelito anotó Mercedes la información y se la pasó a don Pedro, don Pedro que no sabía ni deletrear, llamó a su hijo Roberto José, que había llegado a tercer grado y, este de corrido le leyó su contenido. Al menos la camioneta no es robada dijo don Pedro. En ese instante estaba llegando a la Garita Roberto Gallo, vecino de Nagarote, con una finca contiguo a la finca de los Contreras. Saludó a don Pedro, a sus hijos y al Guardia Mercedes López. Éste lo saludó con mucha fuerza, lo abrazó y le dijo. Mi hermano que alegría verte, te traje con el pensamiento, iba a llegar  a visitarte el día de hoy, pero ya me ahorraste el viaje. Don Pedro dijo Mercedes, si quieres pasemos a hablar sobre lo de su hija, me esperas unos minutos Roberto, sólo atiendo a don Pedro. Prefiero que nos atiendas a los dos juntos, ya que casualmente traigo un mensaje de la hija de don Pedro y, quisiera dárselo frente a la autoridad del pueblo. Está bien pasemos. Don Pedro, no conocía muy bien a Roberto Gallo, a su padre si lo conoce mejor, debido a que son viejos amigos, pero como para estar seguro le preguntó. Vos eres hijo de Manuel Gallo, si respondió Roberto; a tu padre lo estimo mucho, fuimos muy unidos en nuestra juventud, ahora por la familia, ya uno no sale como cuando era soltero, te voy a presentar a mis hijos, no se preocupe don Pedro, si casi todos los domingos jugamos beisbol, yo juego en el equipo que casi todos los años peleamos el campeonato con el equipo donde juegan sus hijos, ya somos viejos de conocernos; bueno pues mejor, vengan a escuchar que nos tiene que decir Roberto. Ya reunidos todos en la Garita, Roberto les dijo: Vea don Pedro yo tengo una finca que me regaló mi papá, vecina de la finca de los Contreras, mi padre me ha contado la historia de la desgracia en las dos familias, por eso me doy cuenta que a usted, le era imposible llegar a esa propiedad. Los Contreras al verme pasar para la finca me llamaron y me contaron que un sobrino de ellos se había robado a su hija y, que ellos no querían verse involucrados en tal acción, por lo que me pidieron que lo buscara y le dijera toda la verdad que la Susanita me iba a contar. Me llevaron donde Susanita, quien es una niña todavía y, llorando primero me dijo que le pidiera a usted que la perdonara por lo que había hecho, que está consciente de su error, pero que lo hizo de su propia voluntad, ella ya quería tener una nueva vida y, que el amor de su vida había llegado en una camioneta. Dice que ella se quiere regresar, pero con Norgen, y que están dispuestos a casarse por lo civil y por la iglesia, que ya hablaron con el sacerdote que llegó el Sábado y que este le dijo que si los casaba primero el jefe de la Guardia, quien es la autoridad civil del pueblo, él con todo gusto realizaba el matrimonio eclesiástico. Don Pedro miró de reojo a Mercedes y le preguntó, tú los puedes casar Merchó. Don Pedro en estos momentos yo soy la autoridad civil, si quiere contactamos a mi jefe para que le confirme mi delegación, yo tengo el libro de matrimonios y, yo soy siempre el que levanta el acta, mi jefe no sabe leer ni escribir, yo le enseñé a firmar, y eso es todo lo que hace firmar. Pero en estos instantes soy legalmente facultado para autorizar los matrimonios en este pueblo. Por favor le dijo don Pedro a Roberto, ve a traer a mi hija y al sinvergüenza vendedor, ya los vamos a casar civil y, el próximo domingo que se casen por la Iglesia, que en esta semana den hacer el vestido de novia y prepararemos una gran fiesta para el domingo. Te pido Roberto que tú seas el padrino de boda con tu esposa, y también seas con tu esposa los testigos del matrimonio civil, estás de acuerdo. Si don Pedro, ya me marcho a dar la noticia y traerlos al pueblo, por ahí paso por mi esposa. A las cuatro de la tarde del 28 de Noviembre estaba contrayendo Matrimonio civil la hija de don Pedro, Susanita Lezama con Norgen Fonseca.
El niño de Andrea Coare iba creciendo, a los seis meses le dio rubiola, dos meses después se le pegó  Sarampión, cuando cumplió el año, en 1953 le dio la Chifladora, casi se le muere a la Andrea en ese año, la diarrea casi era permanente, igual la calentura, así llegó a los seis años, para ese época ya se había ido del pueblo el padre Miguel Guevara, quien había sido sustituido por el padre Quintana, un hombre de seis píes y resto de estatura, color de piel café oscuro, no era de raza negra, pero sí de raza mestiza, entre mestizo  e indio, más bien la nueva raza. El padre Quintana al llegar a la casa cural, pasó por la Barbería se presentó como el nuevo Sacerdote, se puso a la orden y al voltearse para bajar la acera de regreso, machucó al cipote de Andrea que se había colocado tras el sacerdote, éste al sentir trescientas libras sobre su piecito, pegó un grito de dolor seguido de llanto, el padre lo tomó en sus brazos, le sobó el pié y le dijo. Cállese mi muchachito, sanita, sanita, cabeza de ranita. De quien es este niño preguntó, de mi hermana respondió Alejandro el barbero, dígale a su hermana que lo mande a casa cural todos los días para que me haga mandados y por ahí le daré clase de catecismo. Muy bien padre, así lo haré. Al día siguiente el niño lo llevaron a casa cural, ahí aprendió catecismo de oída porque todavía no sabía leer, se confirmó, su madrina fue la Dorita Guevara, hermana del padre anterior y su padrino el novio de Dorita Efraín Montoya, todavía no se habían casado. Dichos padrinos fue el único día que lo vieron, luego desaparecieron del pueblo después de casarse, más o menos unos dos meses después de la confirma. En esa época se buscaban padrinos para que les dieran regalos para navidad a los chavalos, este cipote tuvo tan mala suerte, que su madrina de bautizo, se fue del pueblo a vivir a Villa el Carmen y sus padrinos de confirma desaparecieron a los dos meses, se quedó sin regalos el cipote jodido. El padre Quintana no duró ni un año, se fue por enfermedad y el pueblo quedó sin Sacerdote casi un año. El cipote quedó como papalote sin cola, a los siete años acompañaba a Melania la esposa de mi hermano Orlando a lavar al rio las Tranquitas, ya en el rio un día de tantos se subió a un palo de Nancite a cortar la fruta, el árbol estaba a orillas del rio, con tan mala suerte que se subió a una rama larga que daba al rio a cortar el bendito nancite y se le quebró la rama, pasó chollándose todo el cuerpo y cayó en una posa, por suerte que andaba su primo mayor “Chilote” con ellos, quien se estaba bañando en la posa y lo sacó inmediatamente, se quebró el brazo derecho en la caída y se raspó todo el costado derecho del cuerpo, pasó con hojas de chagüite en su cuerpo durante una semana, con suerte que no se le infecto el raspón. Cuando ya tenía ocho años lo enviaron a primer grado, en esa época la edad para el primer grado era haber cumplido ocho años, y como él los cumplía casi al final del año, la escuela pública no lo aceptó. Por suerte la Escuela Crisanto Sacasa, una escuelita semi privada financiada casualmente por el que había sido Ministro de Educación e hijo de un ex presidente de la República Juan Bautista Sacasa Sacasa le abrió las puertas. Consuelo Guerrero directora propietaria de la Escuela le enseñó a leer, la Maestra Efigenia Rodríguez le enseñó a leer letra de carta y de corrido, la maestra Graciela Castro le enseñó a multiplicar, aunque no pasó de la tabla del seis, pero si aprendió a sumar y a restar muy bien.
A los doce años Heberto Coare, ya había aprendido  a acompañar con guitarra a su tío Alejandro, quien era el rey de la Mandolina, le acompañaba valses, tangos, fox trot. Ahí dio inicio a una vida de tertulias, serenatas, viajes al mar, a la playa, a su primer grupo musical estuvo integrado por su tío Alejandro en la mandolina, Santiago Mojica Guitarra, Orlandito Corea Fernández Maracas y Canto, Julio Silva Roa Bajo (Un barril, con una manila en su centro atilintada por un palo que se colocaba en la orilla del barril, al mover el palo y guiñar la manila se producía el sonido de bajo), este barril fue el instrumento que más cambió de ejecutantes. Este grupo amenizo, cumpleaños, bautizos, casamientos, divorcios, fiestas de calles, de aceras, de parques, de igual manera los músicos aprendieron a convivir con el trago entre pecho y espalda, aunque en los primeros años el tío Alejandro los cuidaba, a escondida se echaban sus tapirules. Julio y Orlandito de unos 10 años, Heberto de 12 y Santiago de unos dieciocho años. A los quince años Heberto integra otro grupo musical con Santiago Mojica, Ronald Beteta, quien tocaba batería (Una máquina de coser de su mamá, la Maestra Nidia Espinoza). En esa misma época se formó el grupo integrado por, Esteban López, Santiago Mojica, José Valle y Heberto Coare, intercalaban como cantante unas veces Juan Medardo Contreras, otras veces Orlandito Coare, más tarde participaba José Ángel hermano de Esteban, quien aprendió sus primeros signos oyéndolos practicar en su casa. Bueno, pero traje a colación estos grupos de guitarra, porque estos muchachos le pusieron serenata a las Madres y a las Novias de ellos y ajenas, en más de mil casas del Pueblo, que probablemente se componía de unas dos mil casas; eso significaba que iniciaban tocando el viernes por la noche, seguían el sábado por la noche hasta las tres de la mañana del domingo, ese trajín duró aproximadamente unos diez años. Un día de esos, un joven los contrató para ir a poner una serenata a la finca “El Mangal”, la finca de los Lezama, el viaje debía de ser temprano debido a que en las fincas hay que pedirle autorización a uno de los dueños para poder llegar hasta la casa a poner serenata, y la serenata debía de ser ante todos los de la casa despiertos, ese día llegaron a las ocho de la noche, estaba cumpliendo quince años una jovencita de nombre María Xilonen Fonseca Lezama, cuyos padres eran Norgen Fonseca y Susanita Lezama; el joven que los contrató era hijo de Pedro Lezama hijo y este mismo joven, los recibió en la finca y los llevó hasta la sala en donde estaba toda la familia, dispuesta a escuchar la serenata. El grupo ingresó cantando las mañanitas, una canción infaltable en los cumpleaños, luego de los aplausos a la cumpleañera, le cantaron la canción de un trío mexicano “Mi linda quinceañera”, esa canción hizo llorar a la jovencita, en ese instante Heberto Coare, expresa: Vamos a cantar una canción que el grupo se la dedica a la joven quinceañera, era la única canción que él cantaba. La canción dice. “Yo no sé, si es cariño el que siento, yo no sé, si será una pasión, solo sé que al no verte una pena, va rondando por mi corazón. Yo no sé que me han hecho tus ojos, que al mirarlos me matan de amor, yo no sé que me han hecho tus labios, que al besar tu boca se calma el dolor. Tus ojos para mi, son fuente de ilusión, que albergan la pasión, que brota para mí. Tus ojos para mi serán, la luz de mi camino, que, me guía, por un sendero de esperanza y de pasión, tus ojo son de amor”. Toda la canción la cantó sin despegarle la mirada a la quinceañera. La jovencita hasta que tragaba gordo, apenada por lo que el guitarrista se dirigía hacia ella únicamente. Así pasaron dos horas tocando guitarra en la serenata. Don Pedro, tuvo que levantarse de su silla; bueno señores gracias por la música, muy bonita la serenata. Ahí concluyó la serenata, pero Heberto lanzó su última mirada a la quinceañera. Recibió la paga de parte de Pedrito tercero y se marcharon. Ya en Nagarote, le comentó a Orlandito, que linda esa chavala; no jodás si ya la tenías ahuevada, toda mojigata se puso la pobre, todo mundo notó que no le despegabas la vista. Hermano, no sé, si esto fue un encuentro casual, o Dios me la puso en el camino. Quien te la puso fue el diablo no jodás. A la puta hermano no me ayudes tanto. Mira Orlandito, vamos donde mama justa a echarnos una media. No estés jodiendo ya bolo, vas a querer que te acompañe a ir a ponerle serenata a la chavala, ni loco voy con vos, además mañana tengo que trabajar, voy a ir hasta Chinandega a vender bolis. Orlando no sigas de pendejo vendiendo bolis, hazle caso a Alberto Flores, aprende  mecánica industrial; vos peor de barbero, estudia jodido; claro que voy a estudiar secundaria, más ahora que vi a ese angelito, como que va a ser mía, esa es la mujer que sueño sea mi esposa; pero el problema es que ella desee tener un marido como voz, palmado sin ofrecer fortuna, las mujeres no son pendejas, buscan como tener una vida mejor que la que tienen. Si nos ponemos a analizar eso, entonces vos te vas a quedar vistiendo santos. Mira hermano,  a la mujer hay que ingresarle por los ojos y por los oídos. Por eso lo primero que tiene que hacer un hombre para enamorar una dama, es agradarle, darse a observar, hay que lanzarle miradas que ella note de que estás maravillado con ella, cuando ella capte ese mirada, se va a sentir una mujer deseada. Si ya lograste eso, nunca le lances piropos en la calle, porque para ella ese piropo es una evidencia pública y vulgar de enamorar a una dama, el piropo lo guardas para cuando la tengas cerquita, debe de ser un piropo que la deje estupefacta. Por ejemplo.  “Nunca pensé que existiera un cuerpo tan perfecto, con una simetría entre tus ojos, tu rostro y tu sonrisa, sin mencionar ese caminado que se me asemeja un ángel que quiere alzar vuelo hacia lo infinito”. Inmediatamente, pedir disculpa por esas palabras dichas en vos alta y, decirle:  Creo que mejor estuvieran esas palabras en lo más profundo de mi alma acariciándolas. En ese momento ella queda muda, se sonríe, se sonroja. Si te responde, no está bien; en ese momento debes de calmar tu pasiones, porque es majadería si continúas con ese ritmo de enamoramiento, inmediatamente, preguntarle, lo que más le gusta de la vida. Si ella se siente atraída por tu compañía, te va a contar el primer secreto de su vida. Si ella te dice que lo que más le gusta es observar la naturaleza, el atardecer, las madrugadas. Haz logrado ganar el primer raund a tu favor; no la sofoques con más preguntas  de intimidad, engrandece ese gusto que te mostró, dile: Que preciosidad el atardecer, la aurora, ambas cosas la salida y la entrada del sol es algo que a mí me fascina, yo me siento impotente por no poder pintar esa naturaleza, que feliz hubiese sido yo, si tuviese facultades para la pintura o el dibujo artístico, ante tanta belleza que tengo cerca de mí, hoy hubiese creado mi primera pintura artísticas. Despedirse después de esas palabras y decirle. Que no diera yo con poder estar contigo aunque sea un ratito platicando, no es posible. Ella debe de responder, no sé, tal vez un día de estos, yo visito mucho la Iglesia, quizás ese día nos volvemos a ver. Si la repuesta que te da, es que le gusta salir de compras, ir al cine y a las fiestas, no dudes en solicitarle que te acompañe a comprar un sorbete y, nunca pierdas la oportunidad si se presenta en ese instante de comprarle un broche de la virgen María y se lo obsequias, ella tiene que decirte, que lindo, gracias. En ese instante lograste que mencionara la palabra lindo. Esa palabra le salió de lo profundo de su corazón o de su alma y, es un paso positivo hacia tu objetivo, siempre debes de lograr que de ella salgan palabras, que se relacionen con el amor. Nunca dialogar con una joven a la cual tienes sumo interés en conquistar con frases que al responder ella, sea negativas o de mal gusto, ella sólo debe de responder, maravilloso, que lindo, hermoso, dulce, precioso, encantador, bonito, ternura, de igual manera tu aspecto debe de ser de sonrisa leve, de mente positiva, contador de chistes y cuentos que a ella le den risa, si tu le provocas risa por tu aspecto estás mal, le debes de provocar risa por tu comportamiento, hacer reír o al menos sonreír a una mujer, es llevar ventaja a cualquier contrincante. Nunca le lances besos de largo, guárdate, el primero debes de dárselo en la mano Izquierda, verás que al doblar la esquina hacia su casa, disimuladamente se pasa la mano del beso y se da un beso sobre el lugar que tú le distes el beso de despedida de ese día. “Del porque la mano izquierda”, ese es el brazo preferido de ellas para acariciarse sus pechos, los cuáles son los dos órganos más preciados para ellas, son los órganos que le dan su altivez, no importa su tamaño, es el papel que juegan hacia el exterior, una dama sueña con rozarle el cuerpo al hombre de su vida con sus pechos. He ahí que la mano izquierda adquiere una connotación especial en las jóvenes. Bueno de todas maneras vos ni atención me está poniendo…. No jodas si sólo chochada estás hablando, la mujer cuando le gusta un hombre éste puede ser hasta mudo; mira Carlos cucamba como se casó, y ese jodido nunca habla. Mira Orlandito, yo le pregunté a la mujer de cucamba, que era lo que le había atraído de Carlos y, ella me respondió: Lo que ahora odio de él, su silencio. De jóvenes me encantaba su timidez, su silencio, me parecía que el hombre que menos habla, es el más querendón, creo que así es, pero su guaro, me mató todo cariño hacia él. Una mujer puede aguantarle al hombre hasta infidelidades, pero el guaro permanente o muy frecuente, eso no papito, eso lleva a cualquier mujer a la desesperación y, en la primera oportunidad lo deja por otro hombre. Yo le reclamaba, Carlos deja de beber y, él solo me otorgaba un silencio profundo.
El tres de Diciembre del año 1952, estaba yendo hacia el altar tomado de la mano de su padre don Pedro Baltasar Lezama, Susanita Lezama Zarate, su madre Susana Zarate, iba tras el cortejo tomada del brazo derecho de su hijo mayor Pedrito Lezama Zarate; a don Pedro se le había pasado toda la arrechura contra Norgen Fonseca, pero creo que don Pedro lo que percibió fue que quedaría atrás toda vendetta con los Contreras, estaba defendiendo a sus hijos. Todo eso iba maquinando don Pedro en su cabeza en el viaje hacia la Iglesia, durante la semana previa al matrimonio se dio cuenta que Norgen era hijo del que había matado a su padre y a su hermano, en venganza por la muerte de su padre a manos de su hermano. Aunque Norgen llevaba el apellido del marido de su madre, su padre biológico era el hijo mayor del difunto Matías Contreras y precisamente el hechor de la venganza de la muerte de su padre. Su mente en esos instantes era limpiar el nombre de su hija y, evitar que se desarrollara una vendetta que afectara a sus hijos. Llegó a la Iglesia a eso de las siete y cincuenta minutos de la mañana, el matrimonio se realizaría en la misa de las ocho de la mañana. Todo ocurrió sin contratiempos, la fiesta del matrimonio se realizó en la casa del Obrero, con el objetivo de ofrecer la fiesta en un lugar neutral, de todas maneras ninguno de los Contreras se presentó al Matrimonio ni a la fiesta, únicamente llegaron la familia de la Paz Centro tanto de su madre como de su padre de crianza. Bueno pero lo más interesante fue que doña Susana conocía a la madre de Norgen, doña Mácula Gómez, quien había vivido en Nagarote en los años treinta, siendo jovencitas ambas, la madre de doña Mácula era Nagaroteña, era familia de don Luis Emilio Gómez, el carretero del pueblo, lo bueno es que Norgen Fonseca Gómez tenía otros familiares por parte materna en el pueblo, ya no era un desconocido. Ese mismo día doña Mácula fue a visitar a su tío Luis Emilio, quién le dio un gran sorpresa. Mácula, la casa que está al frente de la casa del Obrero, es la herencia de tu mamá, en estos momentos está vacía, nadie la ocupa, yo se la había alquilado a una señora que vendía turrones, pero se fue a vivir a Mateare, yo te hago entrega de las llaves. Doña Mácula no podía creerlo, sin querer había solucionado la falta de vivienda para su hijo Norgen, quien ya le habían alistado un cuarto en la Finca; se despidió de su tío muy agradecida por su honradez, ya que su madre murió en la Paz Centro sin saber que tenía una propiedad en Nagarote. Se cruzó la calle introdujo la llave en el cerrojo de la casa, y de pronto se miró dentro de la casa, enladrillada, paredes de taquezal, dos cuartos, una cocina en su parte trasero, de tejas, las puertas eran nuevas, solo estaba de ocuparla, corrió a la fiesta llamó a su hijo, lo sacó a la calle y le dijo, hijo esa será tu casa, toma la llave. El Norgen se puso lempo del susto, mando a llamar a Susanita, quien llegó recogiéndose el vestido de novia que todavía andaba puesto, la chineo, se cruzo la calle, abrió la puerta de la casa, ingresó con Susanita, serró la puerta y a la media hora después salieron con una alegría de santo, Susanita traía el vestido lleno de sangre en su parte trasera, como que le había bajado su menstruación, nadie se atrevía a decírselo, quizás por pena o por no apagar la alegría de los recién casados; la verdad que la virginidad de Susanita puesta al descubierto en la fiesta, fue un hecho que llenó de orgullo a sus padres. Doña Susana al ver tan atrevido acto de lo nuevos esposos, inmediatamente se fue a la cocina, donde estaba toda la comida de la fiesta que todavía a esa hora era abundante, preguntó por salsa de tomate, y la que despachaba la comida le señaló una porra de salsa roja que la utilizaban para la carne de cerdo pinchada que habían preparado, llamó a tres muchachas de las invitadas y les pidió que le mancharan el vestido blanco de Susanita con salsa roja como señal de bendición de las jovencitas antes de que Susanita lanzara su ramo, las jovencitas comprendieron inmediatamente la solución de su madre y muy alegres, cantando se acercaron a la novia y le pringaron su vestido en salsa roja, al final todos los invitados se pringaron de salsa en señal de acompañamiento y felicitando al novio por su hazaña épica de haber hecho uso de su espada con tan buen tino. El día del Matrimonio fue muy elocuente el futuro sexual de la pareja, en Enero del 1953 ya iniciaba Susanita con síntomas de achaques, en Septiembre de 1953, precisamente el 4 de Septiembre, estaba naciendo Susanita Fonseca Lezama, la primera de seis hijos que le siguieron durante su matrimonio y, como se quedaron viviendo en el pueblo doña Susana pasaba los tres primeros meses de lactancia acompañándola, aunque de viernes por la tarde se iba a la finca, regresaba los lunes muy de madrugada a seguir apoyando a su hija. Susanita Fonseca Lezama fue criada con leche de baca, fue creciendo espigada, a los catorce años había salido de primaria, iba todos los domingos a la Iglesia, a escuchar y vivir la misa de las ocho de la mañana. Su vida discurría entre la escuela, su casa y la finca de su abuelo; jugaba con otras niñas del barrio a partir de las cinco de la tarde hasta las ocho de la noche, el juego principal era la rayuela, yaque, cero escondido, cuando le bajo su menstruación, su mamá no había hablado con ella, se asustó tanto, que se puso a llorar en un rinconcito de su casa, hasta que su mama la escuchó llorando y fue a verla, le vio sus piernas manchadas de sangre. Ese día su mamá la llevó a su cuarto y le dijo: hay mi niña, disculpa por no haberte prevenido, pero eso significa que ya eres una señorita, a nosotras las mujeres mensualmente nos baja la regla, así se le llama cuando producimos óvulos y estos al no ser fecundados revientan a los tres días, su contenido es pura sangre, es por eso que nosotras las mujeres debemos de ponernos entre las piernas en esos días pañitos, para que la sangre no fluya hasta nuestras piernas y se quede en la toallita, luego la lavamos y, nos cambiamos la toallita, esto dura entre cinco a seis días, cada mes. Pero también eso significa que la mujer ya cuando le inicia su regla, puede llegar a ser madre si tiene relaciones con un hombre. Eso es una condición de nuestra feminidad, la fertilidad, para poder desarrollar la humanidad. Para eso es necesario casarse, como yo me casé con tu papá, así naciste vos. Nunca las niñas debemos de permitir que alguien nos toque nuestras partes femeninas; los pechos, las caderas y la vagina, únicamente cuando nos casamos, nuestros maridos. Para eso está el matrimonio, a él debemos de llegar señoritas, eso significa sin ser vistas ni tocadas por algún hombre. Hay mamá entonces eso de la cigüeña es pura mentira, mi abuelita me cuenta que cuando una cigüeña se posa en el techo de una casa, es porque en esa casa nacerá un niño. Si mi hija es mentira, esa es una forma disimulada de decir la verdad. Cuando las parejas se casan, tienen relaciones sexuales, en ese momento el hombre le introduce a su esposa su miembro sexual en la vagina, luego hecha una sustancia que le llaman semen, este lleva espermatozoides y, estos son los que ingresan hasta el útero de la mujer, si lo encuentra ovulando, el esperma se introduce en el óvulo y, ahí surge el embarazo de la mujer, como dicen de los animales, queda preñada, luego el hijo va creciendo en una bolsa hasta llegar los nueve meses de su desarrollo, en ese momento se rompe la bolsa o la fuente y el hijo busca como salir, claro está ayudada por la madre, quien tiene que pujar para que el niño salga inmediatamente hacia la vida exterior. Mamá es bonito ser mujer, porque de uno es que nace la vida de los humanos, bueno, igual ser animal hembra. Mamá ya puedo tener novio, no mi hijita, aún tienes doce años, después de cumplir los quince años, podemos platicar de eso. Ideay, primero me dices que ya soy una señorita, luego que todavía soy una niña. Mira mi hijita, tú eres una niña muy desarrollada, si bien es cierto que ya inició tu capacidad biológica para poder ser madre, es necesario dejar de ser niña en edad para ser mujer completa, mujer madura. Fíjate en la Chila de don Juan Pablo, a los once años la hicieron parir, lo que nosotros miramos son dos niñas, ella y su hija; eso da mucha tristeza, ella no puede ni con ella misma, la mamá le tuvo que quitar la niña, porque una niña no puede criar otra niña. Es por eso que la mujer se hace después de los 17 años. Yo me case a los quince años, vos tenés doce años y yo todavía tengo 27 años con tres hijos. Yo no gocé mi vida, no tuve juventud, mi juventud la pasé ya casada. El que gozó fue tu papá, ya tenía treinta años cuando se casó conmigo y yo quince, era una niña todavía. Así que hay que tener mucha calma, ya llegará el día y la hora de poder jalar, conocer al novio unos cinco años y luego pensar en casarse, siempre yendo virgen al altar.
Doña Susana segunda, quedó nerviosa de su plática con su niña, porque ella había vivido en carne propia esa inquietud y, nunca tomó valor de preguntarle a su madre, por eso se enamoró del primer hombre que tuvo cerca a los quince años, aunque no se arrepiente, si, es consciente de que su juventud llegó a los quince años, a los dieciséis ya era madre, nunca fue a una fiesta soltera, siente que no gozo su vida de juventud debido a que ya era mujer casada y con hijos. No señor mío, no quiero que le suceda a mi niña lo que yo me busqué se decía en sus adentros. Ese día doña Susana su mamá, la llegó a visitar y la invitó a que la acompañara a la Iglesia, se dispuso de inmediato, ya que debía de rezarle a la Sangre de Cristo, para que le ayudara tener juicio a su niña Susanita tercera. Ese día pasó comprando una docena de candelas blancas pequeñas y, que puntería habían doce imágenes en la Iglesia, a cada imagen le puso una candela para que le echaran el hombro con su hija. Doña Susana madre, le preguntó, haz tenido problema con Norgen. No mamá estoy pidiendo por mis hijos, Susanita ya menstruo y está preguntando mucho. Mira hija hay que ponerla a aprender a coser, que aprenda un oficio, así se distrae la mente, si es cierto se puede distraer la mente, pero en ese viaje de todos los días a la casa del obrero, se puede tropezar con la misma piedra con que yo me tropecé. Por fin te oigo decir algo sensato, quizás tengas razón, encerrarla no podés. Yo con ustedes fui muy mojigata, nunca les enseñé los peligros que corremos nosotras las mujeres, cuando somos jovencitas, toda mujer jovencita es bonita y atractiva, los hombres las buscan siempre tiernitas, ya vez tu padre es mayor que yo, quince años, a vos te pasó igual. Una jovencita debe de buscar a un jovencito, el problema que en estos lados los varones dejan de ser niños ya mayores de veinte años y, nosotras las mujeres siempre buscamos hombres más maduros que uno, por eso de sentirse apoyadas y seguras. Si madre, fíjese que todavía hay hombres de mi edad, que están todavía jalando. Anoche vi pasar tomado de la mano con la hija de don Arnulfo Urrutia al muchacho que mi papá corrió de la finca cuando le llegó a pedir permiso para visitarme como amigo cuando yo tenía catorce años y, yo con tres chavalos. Claro es de mi edad, tiene 26 años, trabaja en la finca de su papá, la muchacha quizás sea menor unos tres años. Sabes hija, ese muchacho a mí me gustaba para vos, pero ni quiera mi Dios que le hubiera contradicho a Pedro. Ya vez esa actuación nuestra ayudó a que tú te fueras con el primero que te guillara el ojo. En ese instante ingresó a la Iglesia un joven, pasó de paso a la sacristía, se persigno al pasar por el altar mayor. Qué bonito es ver a un joven respetar los signos religiosos, al momento lo ven regresar con una guitarra. Ah ese es de los Coare, son los que cantan las misas, tiene unos trece o catorce años. Es bien grande, pero muy flaco, no, es bien espigado. Ahora que dice usted eso mamá, la Susanita se está estirando, está creciendo rápido. No creas va a ser bien alta y, por que no le preguntamos al padre cuando habrá confirmas, Susanita ya debe de confirmarse, ya cumplió doce años. En esa conversación estaban cuando ingresó el cura párroco, aprovecharon y el sacerdote les dijo, acaso ustedes no vinieron el domingo a misa. Las confirmas son mañana, viene el señor Obispo de León con una misión de Frailes Dominicos que van a concluir la evangelización en esta parroquia de Santiago Apóstol, aprovecharemos su presencia, si alguien de su familia cumple con las exigencias de la Iglesia para confirmarla como hija de Cristo, inmediatamente visiten la casa de la Esperancita para que le tome sus datos, ya saben nosotros le podemos vender todo lo que necesita para confirmarse; tenemos vestidos blancos muy bonitos y baratos, candelabros, libritos del catecismo, guantes, y zapatos. Todo lo arreglan con Esperancita, así cooperan con la Iglesia. Gracias padre, ya visitaremos la casa cural. Los tres hijos de Susanita segunda fueron confirmados, ese mismo día dio la confirma el hijo de Andrea Coare, cuyos padrinos fueron la hermana del padre Miguel Guevara y su novio. Ese día llegó un fotógrafo de León y le tomó una foto a todos los niños que se confirmaron, posteriormente llegó un domingo a vender las fotos, sacó cincuenta y dos fotos de la misma, casi todas la fotos las vendió, sobraron unas diez fotos, pero para el fotógrafo había sido un éxito, cada foto costaba dos pesos, ya había sacado ochenta pesos, un capital de trabajo suficiente para alimentar su familia durante quince días. Dicho Fotógrafo pasó por la barbería de Alejandro Coare retirando una cámara fotográfica que había pasado guardándo antes de llegar a la Iglesia, al ingresar al recinto de la barbería, se fijó en el chavalo que estaba queriendo aprender a tocar la guitarra, metió su mano en el bolso, se fijó en la foto,  identificó en la foto a dicho chavalo, tomó una de las fotos que le habían quedado sin vender y le preguntó a Alejandro, este chavalo es tuyo, si le contestó Alejandro, toma guárdale esta foto de su confirma. Gracias le dijo Alejandro. Toma decile a tu hermana que la guarde le dijo al aprendiz de guitarra. Alegre con su foto se cruzo por debajo del biombo y se la llevó a su mamá, quién la vio y la guardó en un cofre de doña Matilde, abuela del chavalo.
El 4 de Septiembre del año 1968 Susanita Fonseca estaba cumpliendo sus quince primaveras, una noche antes, el 3 de Septiembre se le había puesto una serenata con guitarras en la finca del abuelo Pedro, lugar donde se le celebraría su fiesta de quince años al día siguiente por la mañana. Llegó el 4 de Septiembre y la niña llegó del brazo de su padre y vestida de rosado a la Iglesia a su Tedeum de cumpleaños. A las once de la mañana venía de regreso el cortejo con sus quince damitas quinceañeras hacia la finca de don Pedro. La fiesta fue amenizada por un grupo musical de León conocido como “Los Hermanos Galindo”. Al salir de la Iglesia la joven se percato que el muchacho que le había cantado en la serenata de la noche anterior, se le quedaba mirando, de igual manera se fijó que dicho muchacho siguió el cortejo y se detenía en alguna esquina y se le quedaba mirando, al salir del pueblo el muchacho ya no siguió el cortejo, se le desapareció de la vista a la joven. Pasó un año y nunca el muchacho volvió a ver a la jovencita de la serenata, de igual manera habían pasado cuatro años del acto religioso de la confirma y la foto que le habían regalado no la había vuelto a ver, le preguntó a su mamá por la foto, quién le respondió búscala en el baúl de tu abuela, escurcó el baúl y la encontró, su interés era fijarse en el rostro de sus padrinos a quienes no había vuelto a ver y muy poco los miró en la Iglesia, miró la foto y se dio cuenta de que no estaban sus padrinos, si no que era todo el grupo que se había confirmado, quiso reconocer algún amigo y reconoció a Chicanita, “Jorge Gutiérrez Blanco” a José Ángel Escobar “ Changuelo” a su primo Marcelino Coare, de pronto se puso pálido, si era la niña de la serenata, ella había dado su confirma junto con él, pero a los doce años todavía era una niña, no había desarrollado como cuando la vio a los quince años. Tomó la foto y se fue donde su primo Orlandito Coare. Orlando no jodás mira esta foto, esta es la chavala que le fuimos a poner serenata hace un año a la finca donde los Lezama. “Aja y que”, le contestó Orlandito, gran cosa, esa chavala vive donde Norgen Fonseca, creo que es hija de él, tienen una pulpería en la loma San Benito, yo llego a vender bolis ahí, dos veces por semana. Cuando llegás miras a la chavala. Ella va a clase por la mañana al Instituto, ya por la tarde le ayuda a la mamá en la pulpería. Hazme un bolado, llévate esta foto y, cuando la veas le entregas la foto y solo le dices, el que te la manda está ahí en la foto. A ver quiero ver la foto, ah, es la foto de la confirma, ahí está chiminito también, ok te voy a ser el bolado.
Una vez en la vida, tiene uno la oportunidad de conseguir una buena mujer, para no andarse divorciando en cada pleito. Cuando el hombre anda dejando hijos por todos lados, lo que logra es, que la pobreza se desarrolle, que el analfabetismo crezca, que la delincuencia se fomente. Ese era el pensamiento de Heberto Coare, eso lo había empecinado en conquistar a Susanita, debido a que había intuido en ella a una buena esposa y, para él lo mejor era casarse con una joven que nunca haya tenido novio, que solo él le haya tocado sus cositas, además el está seguro de que la joven también toca al novio, su concepto general es que tanto la mujer como el hombre, únicamente necesitan oportunidades. La mujer (o el hombre) puede ser muy recatada, haber tenido un buen ejemplo familiar, pero si llega a trabajar a una empresa, ahí ay muchos diablos y poca el agua bendita. Quizás tenga razón, en mi caso personal, yo conocí a una mujer preciosa, ojos verdes, morena, de unos cinco pies, siete pulgadas, alta la mujer, esbelta, con un cuerpo que solo en la imaginación se la reproduce uno; muy seria, trataba con mucho respeto al compañero de trabajo, casada con un médico, que le daba una vida holgada, ni pobre ni ricos, pero a ella le gustaba aportar al hogar, además había estudiado secretariado bilingüe, era muy querida por el personal por su amabilidad. Llegó a trabajar René Castillo a dicha empresa, era contador auxiliar y, cuando vio a Xochilth Xilonen Baca López, suspiró profundamente y se dijo: Que belleza de mujer. Al día siguiente al llegar al trabajo pasó por el escritorio de Xochilth, quien estaba llegando, se le acercó, la saludó con mucho respeto y disimuladamente dejo en el escritorio una rosa blanca, a la cual le había cortado el tallo, únicamente había dejado la flor con un tallito pequeño. Xochilth, se dio cuenta de la flor casi a la media hora después y, se dijo, el único que ha pasado saludándome es don René, se levantó, tomo la flor y fue a la oficina de don René. Buenos días don René, tome, dejo su flor sobre mi escritorio. Xochilth, disculpa, que descuidado he sido; a mi encanta pasar oliendo rosas, como que me tranquiliza, me estabiliza el organismo, siento una delicia, al final de la tarde quisiera comérmela, pero me la llevo de regreso y pasó por la Iglesia y se la dejo a la Virgen María. Al día siguiente pasó por donde Xochilth con dos rosas. Muy buenos días doña Xochilth, llevo mi rosa, quieres una le preguntó. Xochilth sin ninguna malicia y conociendo del porque René trae rosas, le dijo, está bien don René, gracias. Disimuladamente don René se asomaba para verificar del uso que Xochilth le daba a la rosa y, se fijo que todo el tiempo tenía la rosa oliéndola. A partir de ese día llegaba más temprano que Xochilth y le pasaba dejando una rosa, Xochilth se acostumbró tanto a la rosa, que el día que René no dejo la rosa, ella se sintió, como que le hacía falta algo. Se levantó, se dirigió a la oficina de don René, quien premeditadamente estaba oliendo su rosa y le dijo: Ideay don René hoy no tuve rosa, Xochilth si te la pase dejando, alguien se te la llevó, pero no importa, toma la mía. Inmediatamente Xochilth estiro su mano y tomó la rosa, René al dársela no la volvió a ver, la entregó sin verla, pero su propósito era, rozarle la mano en su mano. Xochilth, pasó desapercibido ese roce, tomó la rosa y pasó el día oliéndola. La gran sorpresa de René fue que Xochilth, esperó a que él saliera de la oficina hacia su casa, y al pasar por su escritorio, Xochilth le dijo, espéreme don René lo voy a acompañar hasta la Iglesia y como hoy usted no lleva su rosa, yo le colocaré a la Virgen María la mía. Don René, se hizo el sorprendido siempre sin mostrar interés en ella. Al llegar a la Iglesia, René se dirigió al altar de la Virgen donde colocaba sus rosas, Xochilth sorprendida de ver tanta rosas, unas ya marchitas otras no. Don René le dijo Xochilth, le podemos quitar las rosas marchitas y dejarle únicamente las frescas. En ese instante René continúo con su plan de conquista. Espérame unos segundos Xochilth, se puso de hinojos, se persigno, Xochilth hizo lo mismo, René dijo la siguiente oración en vos alta. “Gracias Madre mía, por concederme la dicha de estar ante ti, con la rosa más linda del Vergel de tu hijo”. Se persignó y le dijo a Xochilth, ahora sí, pon la rosa y escoge las marchitas. Xochilth, realizo la limpieza con una gran alegría y, por primera vez al despedirse, le dio su primer beso en la mejía a René, a quién ya no le dijo, don René, sino simplemente René. Cada quien tomo el rumbo de su casa, pero Xochilth, esa noche no quiso hacer el amor con su marido, le dijo cualquier cosa y, no digamos de René, quien no durmió en toda la noche, tocándose la mejía donde había posado los labios Xochilth. No es preciso contar toda la historia, pero Xochilth, tuvo tres hijos, un varón y dos mujercitas. El esposo de Xochilth se dio cuenta que ninguno de los hijos eran de él, porque un día de tantos, después de quince años de convivir con los dos, René y Xochilth decidieron romper el silencio y se fueron a vivir a otra ciudad y se llevaron a sus tres hijos. El médico tanto fue el golpe que recibió, que se hizo Sacerdote, hoy es el Cura de la Iglesia San Juan.
Para Diciembre del año 1970, Heberto Coare estaba en el atrio de la Iglesia, se estaba celebrando el rosario a la Virgen María, ya contaba con 18 años, sin darse cuenta Susanita Fonseca Lezama, ya lo había identificado como el muchacho de la foto de la confirma, Orlandito había cumplido el bolado, la niña Susanita había recibido la foto, la comparó con la que poseía ella y, se dio cuenta que el muchacho que tanto buscó, estaba en la foto de su confirma, cuando ella llegó al atrio de la Iglesia pasó cerca de Heberto sin mostrarle sospechas de que ya lo había identificado, ella ya contaba con 17 años; Heberto la volvió a ver y se dijo, ahora o nunca. Dejó que se sentara, luego se le sentó a la orilla y la saludó. Hola que tal Susanita, ella sorprendida le preguntó y, como sabes mi nombre; acaso no te acuerdas que yo canté en tu serenata de quince años, ah, eres tú, y donde vives, porque yo en el pueblo no te veo. Yo aunque vivo en el pueblo, haya dado mi confirma a los trece años, he sido invisible, oh ya sé porque me estás diciendo eso, por la foto que me enviaste con el vendedor de bolis, entones vos eres el de la foto, vos fuiste también el que puso serenata en mi casa hace ocho días, que bonitas canciones y, quien cantaba. Dos canté yo y las otras tres las cantó el chaparro de los bolis. Todas se oían bonitas, pero para quien era la serenata pregunto Susanita. Para quien crees tú que era… No sé respondió. Quien es la niña más linda que vive en esa casa. Yo vivo a la orilla, donde ustedes cantaron, ahí es el molino de mi papá, es parte de mi casa, pero es el molino. En ese momento Heberto entre dientes se dijo, “desgraciado Orlandito, pero me las paga”. ¿Qué dijiste?, preguntó la chavala. No nada, nada. Entonces nunca pensaste que la serenata era para vos, no, fíjate que mi papá se levantó y le dijo a mi mamá; esos locos le están poniendo serenata al molino, y quienes son, preguntó mi mamá y, mi papá le dijo, los mismos que llegaron a tocar la serenata de los quince años de Susanita a la finca. Oh ya sé, Pues no cantan mal, el chaparrito ese día cantó las Golondrinas. El día de mi cumpleaños los contratas para que me canten las Golondrinas en la serenata sí. Está bien, pero yo lo que quiero saber es, para quien es la serenata. De seguro es para la chavala del otro lado y se equivocaron de casa. Susanita vos los conoces, me preguntó mi papá, yo le dije: y no está diciendo usted que son los que llegaron a cantar a la finca hace más de un año. Oí que bonita esa canción dijo mi mamá. Esa canción es la que me dedicastes  en mi serenata de quince años, se llama “Tus Ojos”, de esa canción si me acuerdo perfectamente, porque la cantastes sin despegarme la vista. Ese día me pusistes nerviosa con esa tu mirada. Susanita hazme un favor. Si puedo claro que lo hago. Escucha, yo hice una promesa de rezar el padre nuestro hincado el día que yo conversara con vos, guárdame el lugar para escuchar la misa a tu lado voy a ir a cumplir mi promesa. No, híncate aquí mismo y reza, si viene mi mamá yo no le voy a poder decir, este lugar está ocupado.  Pasó la misa y el galán de baratija logró su primer raund, la joven se fue a su casa alegrísima, le había salido su primer enamorado a los 17 años y, eso no lo podía echar a la borda, debido a que la muchacha que no tiene enamorados a los 17 es feíta y, eso no es para ella. Inmediatamente que llegó a su casa, se cruzo donde Verónica Cruz, su amiguita vecina y de colegio, le contó lo del enamorado de la Iglesia y, esta le dijo: Ese muchacho es el que estaba cantando una serenata en tu casa el otro día, yo me asomé por la rehendija de las tablas, hay… ese día yo soñé que era mía la serenata, muy bonitas canciones cantaron. Ah te voy a contar, mi mamá dice que a ese muchacho lo mira en Managua, sobre la calle 15 de Septiembre, cerca del Palacio de Justicia, yo no conozco, mi mamá viaja todos los días al Plantel de Carreteras que queda por el Estadio a vender vigorón y chicha. Sí, yo le pregunté si estudiaba y, el me dijo que estudia en la Normal Central de Managua, que pasa la semana en Managua y los viernes por la tarde se viene. Al menos no es vago, ahora abundan los vagos, yo soy salada solo vagos me encuentro de enamorados, ayer se me acerco un tal chicho y me dijo: “Veroniquita, esta quiere con esa”, yo se lo dije a mi papá, se arrechó se fue a buscarlo, lo encontró y le pegó tres fajazos. Esos vagos son vulgares, cada vez que los veo en la esquina donde don Chico Ojeda, paso con miedo de la otra acera. Pero vos, y aquel muchacho que me habías contado que te gustaba. Ese jodido ahora jala con la Chulina, no sé qué le vio, pero esa es su novia. Bueno mi niña, mi mama tiene un dicho, “lo que es de uno, ni arrebatado se lo quitan”, ese no era para vos. Vale más, ahora que lo veo bien es requetefeó el condenado; trompudo, chaparro requeneto. El que me está gustando es Porfirio Gallo, el panadero de la Nora Gallo, todos los días voy a comprar el pan hasta el Genízaro, ahí lo veo, que hombre más guapo y, una vez lo vi con el guitarrista enamorado tuyo. Nada más que ahora oigo que los hermanos le dicen Félix Antonio, y que pierdes  como le digan, dile vos Porfirio Félix Antonio y ya está solucionado su nombre. Un día me acompañas a comprar pan para que lo conozcas, vamos ahora quiero ver a mi guitarrista, que sabemos. No, ahora es domingo, no hacen pan. Mirá vos llegas a prestarme para ir a comprar pan y, si me dan permiso nos vamos a caminar hasta el genízaro, te parece. Está bien me haces una señita para llegar. Esa tarde las dos jóvenes salieron a pasear por el pueblo, al pasar por el parque que queda frente a la Iglesia se encontraron al Guitarrista Heberto Coare, esta al ver a Susanita, se le acercó, saludó a las dos muchachas y les preguntó si las acompañaba. No dijo Susanita, ella va ir a un mandado, yo la esperaré aquí. Ambos se sentaron en una banca a esperar a Verónica. En ese momento llegó Orlandito, que tal le dijo a Susanita, quien lo conocía por que llegaba a vender bolis a la pulpería de su mamá. Este mi primo es caballo, como se le ocurre ponerle una serenata a un molino. Yo le dije ese es un molino, a no, él me respondió. Que te importa a vos. Cantemos pues le dije yo. Heberto solo se quedó viendo a Orlandito, quien se tiraba la gran carcajada. Como para defender a Heberto, Susanita, dijo: vale más que se haya equivocado, porque mi papá se levantó ese día a ver donde era la serenata y se fijó que era en el molino. Te fijas jodido como te ayudo espetó Orlandito. Para que quiero enemigos, si primos tengo, dijo Heberto. Bueno hay los dejo, voy para donde flores, está siendo un avión y dice que hoy lo va a probar, espera que vuele unos diez metros a una altura de un metro, ese loco solo en inventos vive. Nos vemos. Susanita se le quedó mirando en el momento que le dijo a Heberto, tu primo te quiere mucho, aunque es jodedor, se mira que son muy unidos. Que más diera yo Susanita unirme a ti,  sueño todos los días en darte un beso, y cada vez que te veo quisiera robártelo, pero no lo hago, por miedo a que te enojes. Lo que me va enojar es que no lo hagas le dijo Susanita. Para que quiso más el dundo. Le tomó la mano Izquierda y le dio un beso en su mano, luego le tomo la barbilla y le dio un beso en la frente, luego uno a cada lado de sus cachetes y el que esperaba Susanita fue el último momento visitado, sus labios. Susanita hasta que temblaba de emoción. Su primer beso había sucedido a las cinco de la tarde del cinco de Diciembre de 1970, a los 17 años y tres meses, luego del primero llegaron dos, tres cuatro, el guanaco de Coare, casi la deja sin labios, pero la joven encantada. Con la llegada de Verónica se interrumpió el romance; de inmediato Susanita no espero que se acercara Verónica se levantó y se fue a encontrarla, solo le dijo me voy. Espera le dijo Heberto, me aceptas como tu novio. Acaso ya no me besastes pues. Esa noche Coare fue a buscar a Orlandito su primo y le dijo: hermano vamos a ponerle serenata al molino, la Susanita ya es mi novia, no te lo dije, que iba a ser mía. No me jodás como vas a llegar hoy a poner en evidencia a la muchacha ante sus padres, jodido pareces pendejo vos, la muchacha anda nerviosa por la besuquiadera que te agarró con ella, casi te la comes viva, déjala en paz aunque sea este día. Yo te voy a enseñar ahora. Mirá las chavalas cuando besan por primera vez, lo hacen a escondidas y a ellas les parece que actuaron mal, esa chavala se siente mal en estos momentos, por eso hay que dejar que la noche la tranquilice, esta noche la va a pasar dándose vuelta para todos lados, agarrando la almohada, apretándola, metiéndosela entre las piernas, esa muchacha por primera vez  va sentir húmedo su cosita, va sentir que le salió algo de su cuerpo, esa niña va excitadísima, pobrecita de ella. Como va a ser posible que queras ir a perturbarle su día, no, cuidado y hoy se masturba solita por primera vez. No seas tan pendejo, entiende a las mujeres. Está bien, tienes razón, pero el próximo viernes le ponemos serenata. Que jodés vos, ese día está largo, veremos lo que pasa en la semana. Orlandito se retiró, meditabundo, pensando. Este jodido ya la agarró conmigo; a mí es que me van a tratar cuando llegue a vender bolis a la pulpería, no piensa en lo que me puede ocasionar, hasta me pueden correr si se queja de mí Norgen o doña Susana. Jamás lo vuelvo a acompañar a poner serenata donde esa chavala, que se lleve a Chepe Valle y a Esteban López o, a José Ángel López, pero yo no vuelvo a correr riesgo de perder mi trabajo.
El treinta de Diciembre de 1970 a eso de las diez de la mañana llegó a la Barbería de Alejandro Coare, su hijo  Porfirio Alejandro Umaña Arrechabala, quién llegó con una jovencita de unos 18 años cuyo nombre es Julia Umaña López, una jovencita, esbelta de 1.60 metros de estatura, blanca, ojos pardos, pelo amarillo, con un cuerpo de sirena. Buenos días, don Alejandro, como usted nunca llegó en 18 años, aquí estoy con la niña que estaba naciendo cuando nos vimos en el Hospital el Retiro en Managua. Alejandro Coare se volteó y saludo de forma efusiva a su hijo y luego a su nieta, en ese mismo instante Heberto Coare estaba en la barbería y, también se volteó al oír la llegada del señor con su hija, dirigió la vista hacia la jovencita y se dijo: Padre mío que es esto, se levantó de la silleta donde estaba sentado leyendo un pasquín del Llanero Solitario, puso el pasquín y se dirigió a su tío Alejandro. Tío ella es la muchacha que nació el mismo día que nací yo en el Hospital de Managua. Así es, ella es mi nieta de la que tanto he hablado. Esperé 18 años para poderla conocer, este mi hijo, es ingrato. No tío, es maravillosa, es una virgencita. La muchacha se puso colorada, nerviosa, pero respondió. No tanto como una virgen, es que salí igualita a mi Abuelita Julia Arrechabala, la esposa de mi abuelo. Estoy equivocada abuelo. No mi hija, eres igualita a la madre de este hijo ingrato, que no había venido a visitarme, a pesar que desde que tú naciste supo que yo era su padre. Es cierto, no me hallaba en valor a visitarlo, al fin me disidí, pero ya estamos aquí presentando a mi única hija soltera, ya los otros tres se me casaron, ah, le comunico ya es bisabuelo de tres niños. Adelante vamos a presentarte a tu bisabuela Matilde, ya no mira pero si te puede tocar. Pasaron del otro lado de la barbería, doña Matilde estaba contando sus reales que le pasa al seguro Social en su calidad de maestra jubilada, su hijo Alejandro se le acercó y le dijo: Mamá aquí están Porfirio mi hijo con una de sus hijas. A ver donde están, Porfirio estiro su mano y doña Matilde se la tomó, la sobó y dijo. Este es el hijo de la Julia Arrechabala, tiene tu misma mano Alejandro, y la niña, a ver tu manita mi niña. Julita más con miedo que con cariño, estiró su manito, y doña Matilde en vez de sobársela, se la pasó por su rostro y le besó la mano a la joven, quién inmediatamente abrazó a la viejita diciéndole. Abuelita Matilde, que alegría de conocerla, jamás pensé tener una bisabuela, que alegre. A ver mi niña guiña una silla y siéntate cerca de mí. La niña tomó una silleta y la acercó, se sentó y doña Matilde inició su interrogatorio. Estás estudiando mi niña, si abuelita, me estoy bachillerando, pienso estudiar medicina. Muy bueno mi niña, mi papá fue médico práctico, el Ministerio de Salud lo reconoció como médico de pueblo. Alejandro ahí esta Heberto, dijo doña Matilde, si mamá aquí está, haber Heberto, lleva a Julita a conocer la Iglesia. Hasta que temblaba el pendejo de Heberto Guillermo al verse a la orilla de Julita, quien realmente era una muñeca preciosa, claro era un poco más alto el larguirucho de Heberto, éste ni corto ni perezoso, le pidió a Julita, vamos, la niña sonriendo volteó a ver a su papá y, éste asentó con la cabeza. La niña se fue con Heberto hacia la Iglesia la cual quedaba enfrente de la casa donde vivían los Coare y que pertenecía al Gobierno, había sido la casa escuela del pueblo, la cual se había trasladado al edificio nuevo construido, denominado Escuela Pública. Heberto aprovechando la oportunidad le dijo. De seguro que tienes novio. La muchacha como para no ser mal educada le respondió. Pues fíjate que no, pero tampoco ando buscando, primero voy a estudiar, después de la Universidad, ya veremos. Me parece que en Managua yo te he visto, pero no sé de donde, yo estudio en la Normal Central de Managua le dijo Heberto. Oh, entonces de seguro pues me acabo de bachillerar en el Ramírez Goyena, éramos vecinos, claro, ahí te había visto yo también, te acuerdas de la Xiomara Beteta, con ella llegaba yo a clase, pues somos vecinas y nos veníamos juntas; una vez vos saliste a encontrarla y, ella me comentó cuando venías caminando, ese es el enamorado que te había contado, como lo ves, me acuerdo que yo le dije, lo encuentro elegante y bien parecido; pero no te la vayas a creer, por lo que te estoy contando, se lo dije para no desanimarla. Mira Julita le dijo Heberto, realmente cuando te vi llegar a la barbería, casi salto de alegría al verte tan bella y me dije, esa es la mía, pero ahora que te estoy viendo con más tiempo, realmente sigues siendo bella, eres una muñeca, pero el amor es de dos, noté que yo no te cause ninguna impresión al verme, eso significa que no soy el hombre de tus sueños, ni nada por el estilo, así que no te preocupes. Pero como vas a decir eso, mirastes que llegue toda nerviosa, en ese momento no iba a andar fijándome en nadie que no fuese mi abuelo a quien llegaba a conocer por primera vez, luego me fijé en vos, pero mi atención la centré en mi abuelo Alejandro, si no sido por mi abuelita Matilde que te pidió me trajeras a conocer la Iglesia, probablemente no habríamos ni conversado, pero así es la vida, ya ves, no me había acordado que ya nos habíamos saludado en Managua. Bueno, pero contame, al fin eres el novio de la Xiomara o no. No precisamente, ella me reclamó ese día que nos presentó y me dijo, casi te comés a mi amiga, vos eres un bandido y peleó conmigo; creo que no soy su tipo. Eso que estás diciendo es tontería, ninguna mujer tiene un tipo definido, uno puedo tener una imagen del hombre guapo, pero eso nada tiene que ver con la realidad, toda mujer quiere encontrar a un hombre que la haga reír, que la haga pasar los momentos alegres, uno se enamora de ese comportamiento, aunque el hombre sea feo, uno lo mira bonito, simpático. Te puedo hacer una pregunta le dijo Heberto, quién ya estaba preparando lo soga. Hazla, dijo Julita. ¿Que debe de hacer un hombre para conseguir una muchacha bonita así como vos?. Bueno creo, que es la oportunidad de decirte la verdad. Para que un hombre enamore a una mujer, sólo necesita hablar, ser sincero y respetar a esa mujer. El hombre no necesita más que eso, claro está, hace menos esfuerzo un hombre elegante, guapo, que un feíto. Pero eso tenlo como efectivo, dura más el noviazgo con un feíto, que con un hombre que se la da de guapo; igual, nosotras las mujeres, que nos la damos de guapa, si no nos cuidamos, ningún hombre nos va a querer para esposa, te lo juro, a mí se me han declarado más de diez muchachos, si yo me pongo hacerle caso al primero que se me declara, ya llevaría diez novios, a estas alturas parecería una pila de agua bendita. Luego que hombre nos va querer para esposas, además tendríamos que mentir desde el noviazgo, porque yo no le iba a responder si él me preguntara, cuantos novios has tenido…. Diez… ni que fuera tonta, tengo que decirle, vos eres el primero, los otros han sido únicamente amigos, ese hombre al darse cuenta que le mentimos, no le queda más que dar la vuelta. Todos los hombres deducen, que los novios juegan a las novias. Yo te juro Julita que estoy tan sorprendido de lo que me estás diciendo, que me pellizco para ver si estoy vivo. Lo escucho y no lo creo, que una belleza como tú, me hable de esa manera. Yo pensé que estaba haciendo la pregunta del ahorcado, que tú me darías la guía para poderte conquistar y, lo que me estás dando es una lección de vida. Ahorita acabo de entender, que no debemos de ver a todas las mujeres como la nueva conquista, eso no es así. Me alegra que hayas entendido esa verdad, no todas las mujeres somos para todo hombre. Cada mujer, como todo hombre tiene su peculiaridad; hacer química con un hombre, es cierto que se puede dar a la primera vista, pero eso no es lo normal, es lo anormal. Realmente tu captastes bien al momento de mi llegada, no me causastes absolutamente ningún rubor como mujer, eso debió haber sido así, ya que yo estoy llegando a conocer a mi familia paterna, esa es mi prioridad. Ahora con eso no quiero decir que eres un chavalo feo, tampoco un guapo, pero tu sinceridad si me ha llamado la atención, se sin conocerte mucho, que eres un buen chavalo, a cualquier chavala le puedes agradar, hasta a mí, te lo aseguro, pero no es el caso. Bueno de todas maneras yo vengo contigo a mostrarte la Iglesia, a como lo solicitó mi abuela Matilde y, eso voy a cumplir cabalmente. Bien vamos a ver el Sepulcro, luego vamos a subir al campanario, posteriormente veremos cada imagen existente y al final veremos los confesionarios, ahí te debes de confesar. Julita se quedó callada, se dejó guiar por Heberto durante una hora, hasta que llegaron a llamarlos para el almuerzo, cruzaron la calle, Heberto se tropezó con una piedra y se chimó el brazo en la caída, se hizo el que no le dolió, le echaron mercurio para que no se le infectara, Julita que le gustaba la medicina se prestó a curarlo, le pido que estirara el brazo, se lo tomó, le limpió con agua, luego le pasó algodón, le roció con mercurio cromo y le puso una gasa que habían conseguido, todo nervioso Heberto volvía a ver para todos lados, Julita le notó su nerviosismo y para calmarlo en el momento que nadie estaba viéndolos, le dio un beso en los labios y le dijo. Tontito, cálmate que tu caída logró lo que jamás pensé se diera, en ese momento el corazón se me puso a latir de forma desesperada y cuando te levanté, quise abrazarte pero me contuve, ya me fue imposible contenerme cuando te estaba curando, nacistes para mi, eres un encuentro casual.












MELICO, EL VIEJO COPLERO


MELICO. Heberto Guillermo Corea Guerrero

El cacaraqueo de Gallinas soliviantó a los Gallos y se convirtió en un concierto Gallináceo, eran las once de la mañana del 12 de Noviembre del año 1932, el barrio la Curva asustado, los vecinos se salían al patio del miedo, ya que siempre habían creído que el canto de la gallina en horas inusuales anunciaba un muerto en el vecindario. Ese día el anuncio de las gallinas era por el nacimiento de DIEGO MANUEL RUEDA, quién debió de ser DIEGO MANUEL VARGAS RUEDA, pero el papá no lo quiso reconocer cuando lo vio negrito, todo cenizo y se dijo: los Vargas de León somos blancos y erguidos y este cipote jodido es un MELICO. Su madre Salvadora Rueda Contreras en su alegría por el parto de su primer hijo, únicamente volvió a ver a Jesús Vargas, quien había llegado a Nagarote como visitador médico y, en esas visitas, visitó a doña Salvadora Rueda Contreras y le puso una barriga, ésta al oírle decir que no se parecía a los Vargas de León, le dijo, no jodás este hijo es mío y a mí que me importa que no le des tu apellido, sola lo voy a criar, pero MELICO será tu abuela. Desde su nacimiento DIEGO MANUEL RUEDA VARGAS, no necesito de su nombre de pila, se llamó MELICO para toda su vida, es hasta el día de hoy que ronda los ochenta años y nadie lo conoce como DIEGO MANUEL RUEDA VARGAS.
Su madre lo crió bajo la religión católica y a los dos meses lo sacó en la procesión del viernes Santo por la noche, en el “Santo Entierro” de Piadoso Varón, vestido de Blanco y una pañoleta blanca cubriéndole la cabeza. Lo sacaba de angelito en toda procesión, una vez lo propuso como niño Dios, pero nunca se le aceptaron porque era muy negrito, y la gente estaba acostumbrada a ver al niño Dios Blanquito, pero eso no le dio importancia doña Salvadora, luego se lo prestaba a José Figueroa para que lo sacara de paje en la Judea todos los años. Doña Concepción Pérez de Real lo buscó para sacarlo en las pastorelas de Navidad, ahí salió de pastor de ovejas, de padre de los pastores y de sacerdote en el pase de los reyes magos, un año que faltó una pastorcita, lo vistieron de pastorcita, pero no dejó de salir en la pastorela de ese año.
DIEGO MANUEL, cuando iba creciendo no le gustaba el trabajo en el campo y, cuando miraba que estaban construyendo una casa, llegaba a ayudarles a los albañiles, de esa manera Napoleón Pérez lo invito a aprender albañilería cuando tenía trece años, a los quince ya era media cuchara y, a los diecisiete años ya era contratado por los maestros de obra como oficial, A la par de la albañilería aprendió a empinar el codo hacia la boca, llevándose un trago de guaro lija hacia el interior de la boca, lo saboreaba como si fuese miel, pero ese trago lo volvió alcohólico, le destruyó su unión de hecho estable que había construido con una señora muy guapa, Juanita Zarate, la cual le dio tres hijos, aunque también le crió otro hijo fuera de la unión de hecho estable. La unión de hecho estable se termino por que la señora no le aguanto su bebedera, aunque en la población se corrió la bola de que lo había dejado la señora porque lo había encontrado bien bolo echándole la pierna a otro bolo en el patio semi desnudos. Lo abandonó la señora y se le llevó los niños, para esa época mélico tenía veintiocho años y, su yunta era Tarzán un borracho consuetudinario, quien un día lo llevó a comerse un quesillo donde la mamá de la Teodorita, ahí encontraron a un vendedor de lotería, que llegaba todos los días de León vendiendo lotería, se lo presentaron, el señor se llamaba Guadalupe Umaña del barrio Laborío, Guadalupe cuando oyó hablar a melico le dijo, oye mi amigo en León yo tengo una Gigantona, soy capaz de traerla para este pueblo si tú haces de viejo coplero, yo tengo unas quinientas coplas, me ayudas a buscar a la persona que baile la Gigantona, al Enano Cabezón y a la vieja, yo tocaré el redoblante. Por la paga no te preocupés, la dividiremos entre todos lo que ganemos, claro está ahí va la Gigantona metida. En ese momento se apareció Adolfo Leiva, hijo de doña Paula Leiva, un flaco chaparro y le dijo a Guadalupe, yo seré el enano cabezón, yo busco al Burro para que sea la vieja, ese jodido sale todos los años con el Chulo de vieja y no nos va a decir que no, es más bandido que el propio diablo y, el bailarín de la Gigantona que sea Tarzán, aunque le andemos dando un trago en cada bailada. Bien les dice Guadalupe, aquí donde la teodorita traeré la Gigantona mañana, practicamos estos cuatro días y el Sábado salimos a las calles del pueblo a ver cómo nos va.  La Gigantona Salió el Sábado 3 de Diciembre de 1960.
Copla: Buenas tardes señorita guapa
            En su rostro de muñeca de cera                          
            Se dibuja la alegría de su encanto                                        
            y en su barriga que hoy esconde
            el pecado de la noche con Fernando
                                 
Copla: Usted señorita de la blusa roja
           en sus labios de escarlata, se denota
           el amor hacia su amado, y en su ojo
           derecho, la pasión por el del lado
         
Copla: Margarita está linda la mar     
           Y el viento trae aroma de sutil azahar
          Margarita, si no me vas a fiar
          al menos dame larga para pagar  

Melico pasó veinte años de coplero con la primera Gigantona que llegó a Nagarote y, como albañil construyo dirigido por sus maestros de obra. La casa Cural, la Casa de las Riveras (Chirringas) la casa esquinera de doña María Elsa Gallo, trabajó en la casa de los García frente al Genízaro, trabajó en la casa que hoy es la alcaldía con mamavila, trabajó con Salomón Téllez en la casa de los Gallo. Como albañil trabajó cincuenta años, fue cuando cumplió sesenta y cinco años y que salió la raspadita, aprovechando que ya le costaba agacharse, fue que inició vendiendo raspadita. Dice que le levantaron un falso con su suegro, pero que eso fue muy mentira, Chalo que vivía donde Chocoyo fue el que le levanto semejante mentira.

















LAS LOMAS DEL CENTRO DE NAGAROTE. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Nagarote en su origen como villorrio no era totalmente planicie, en esta época del año dos mil doce pareciera que la única loma  que ha existido se encuentra en su parte Sur, conformada por la Loma de San Benito y la loma de Guadalupe, que abarca desde donde Chica Julia, pasando por donde Julia Elena Hernández hasta donde la familia de Chupa Chon, la familia Solís, o´ bien el rastro viejo, donde ahora construyeron un Mirador muy bonito, pero que sigo sin entender el nombre con que lo bautizaron “La Concordia”, su nombre correcto debe de ser “Mirador Guadalupe”. Desde esas lomas el pueblo se ve completo, una sola planicie hasta el lago.
Asustémonos jóvenes, hasta el año 1965 existían la Loma que hoy forma la Iglesia y dos lomas más que se formaron después de hacer las calles que rodean la Iglesia, eso significa que era una sola loma desde la esquina de donde está Claro y el Banco hasta la esquina de la Clarita Palacios; luego en los años 30 hicieron las seis calles que rodean la Iglesia y de ese trabajo quedaron conformadas dos lomas; dichas lomas fueron utilizadas por los circos que llegaban al pueblo y,  para la barrera en los días de las fiestas patronales, que en esa época era de seis días los festejos, 22, 23, 24, 25, 26 y 27 de Julio.
La Loma donde ahora existe una cancha para jugar Básquetbol, una tarima, y un monumento a Silvio Mayorga Delgado (guerrillero). Esta loma tenía aproximadamente en su parte más alta unos quince metros de altura y su perímetro es el mismo de la plazoleta que aún existe, en su parte Suroeste, o sea en la esquina donde los buses se parquean, existía una vertiente de agua cristalina, la cual permanecía emanando agua todo el invierno y la mitad del verano, para semana santa se secaba; en dicha plaza, llegaron, el circo los hermanos Handall, Circo Firuliche, Circo los hermanos Ponce. En dicha loma permanecía bastante tiempo la alegría de los niños. MASAMICHE, este personaje era propietario de juegos carrusel de madera: los cajones que eran empujados a punta de fuerza de sus hijos para que dieran vuelta, eran seis cajones a tres personas por cajón, dieciocho personas montadas, las cuales les hacían dar vueltas hacia arriba a pura fuerza y para detenerlo, únicamente dejaban de empujarlos y poco a poco ellos ya no lograban la vuelta, y era en ese momento que se colgaban de los cajones para poderlos detener de una vez por todas. Los caballitos, de igual manera a pura fuerza, pero era más fácil, porque la vuelta era alrededor y eran niños. Estas lomas desaparecieron al construirse el parque que hoy tenemos y fue para el año 1965 que se inició su construcción concluyendo en el año 1967. La Loma frente a la casa cural se bajó posteriormente, pero en dicho lugar se había construido una cancha para voleibol.









EL CUÑADO DEL PUEBLO, MOLLETA Y JUAN LLORÓNHeberto Guillermo Corea Guerrero

Ramón Larios, es su nombre en familia, Moncho le llaman sus tíos, todas las mañana se levanta a las cuatro de la madrugada y se dirige a chapodar cuanto solar se le ponga en frente y le paguen los doscientos córdobas por la media tarea, si el solar mide más de 10 x 25 ya cobra trescientos y si es una tarea completa, su valor es de cuatrocientos córdobas. Su matemática es perfecta: Una media de caballito cuesta dieciocho córdobas, sin agua, si ya se le agrega el agua helada toma un valor de veinte córdobas. Ramón la prefiere sin agua para ahorrarse dos córdobas. Mientras no se ha echado un solo trago trata a las personas de amiguito, es muy educado bueno y sano. Si gana cien córdobas, le entrega cuarenta a su hermana que le da de comer, los otros sesenta córdobas los esconde envueltos en plástico en lugares estratégicos del patio, nunca los guarda en el mismo lugar, porque su hermano Chico Larios ya le ha hecho varias trastadas; en muchos casos los envuelve en bolsa de plástico y los introduce en el calabazo, luego lo llena de agua y lo cuelga en la cocina. El calabazo no se lo tocan, porque toda la familia sabe que eso significa que va a salir a trabajar, mientras el calabazo tenga agua es inescrutable. Ese es su lugar más seguro para esconder su plata. A todas sus tías les llama por tiita. Su tía Lola es la que más lo quiere, lo aconseja de que no tome licor y, el siempre le responde, no tía si ya me estoy retirando, no se fija que pasado mañana cumplo dos días sin probar una gota de guaro,  voy poco a poco, cuando miremos que cumplo un año. ¡Jajajajaja! se ríe de sus locuras este Moncho, no tía créame. Pero Ramón a mi no me gusta que te digan el “cuñado del pueblo” la gente te lo dice para burlarse de vos; eso creen ellos tía, pero el que se burla de ellos soy yo. Ya con mis tragos le digo “cuñado” a todo mundo. A mí que me importa que tenga o no hermanas;  la verdad que casi a todo el que le decís cuñado, normalmente te dicen: Te mandó saludes Roberto…. a tía y usted cree que soy pendejo para responderle, lo mío es jodedera. En esa plática estaba con su tía, cuando apareció Juan y la perra. Ramón lo divisa y le grita Juan y la perra. Juan con su mirada esquiva, como si fuese bizcoreta, le dice: Vea cuñado no me esté jodiendo que lo vengo a buscar para que vayamos a una vela a la trinidad, ahí hay una muchachada del diablo, y acabo de toparme con Polito, el gendarme municipal y, dice que la alcaldía lleva diez cajas de caballito porque el muerto era trabajador de los camiones. Ese viaje es largo no jodas le dice el cuñado, y el regreso va ser peor, bolos quien nos va traer. En ese instante pasa corriendo Molleta para el lado donde vive Guatal. Que le pasa a molleta le dice el cuñado a Juan y la perra, Juan se voltea y  pregunta para dónde vas molleta, éste le responde, que te importa a vos, pero si querés acompañame que acaba de morir Matilde Linarte. Para que esperar más tiempo y los tres se enrumban hacia el velorio, al llegar a la casita, ni el cadáver habían sacado, lo estaban vistiendo, pero ya la caja estaba sobre unas silletas, cuando Juan ve la caja, se hinca con las manos puestas sobre la caja y comienza a llorar, hayyyyyyyyyyyy pobrecita la señora, si yo la acabo de ver buena y sana, lloraba a moco tendido, se sacudía la nariz, Molleta que era muy cuerdo, se le acerca a Juan llorón y le dice al oído, vos pendejo, no ves que es un hombre; en el instante y a gran vos Juan le responde,  hijueputa no me acabas de decir que se llama Matilde;  sal de aquí pendejo, le dice el cuñado que corridos vamos a salir por vos; vamos a ayudar a limpiar el patio y a traer las sillas para ganarnos el trago;  yo no tomo le dice Molleta, pero voy a ayudar, un cafecito negro si no me cae mal. Molleta cuyo nombre es Pedro Guzmán, había quedado arriba de los palos, después de una balacera en la madrugada frente donde mama chepita y, en el tiroteo le habían dado dos balazos en la cabeza de refilón, que lo había mandado al hospital y, del hospital ya no volvió a su casa, se convirtió en un judío errante, vivía en las calles, dormía en los parques, pero tenía una lucidez envidiable, se conocía los nombres de miles de parroquianos, con toda la descendencia o ascendencia, era bailarín, cantante y vulgar. Juan llorón, su nombre era Juan González, vivía en fincas trabajando de acarreador de pichingas de leche, en la finca de Luis Manuel Gallo trabajó mucho tiempo, en ese sector de las Ojeda, las Limas y la Chilama, incluyendo la finca San Pedro nació, creció y se envejeció. Juan Llorón, era un alma de Dios, incapaz de hacerle daño a alguien, pero lloró en el pueblo a más de diez mil muertos, vivió unos sesenta años, Molleta vivió cincuenta y cinco años. Ramón, el cuñado del pueblo, tiene sesenta y un año, todavía existe y le sigue llamando cuñado a todo el que encuentra.









 DOÑA CÁSTULA MANZANARES. Heberto Guillermo Corea Guerrero
I - LOS QUEHACERES
Todos los días, sin importar que día fuese, doña Cástula se levantaba a las cuatro y media de la mañana, ella vivía en un solar que daba a la calle central del pueblo Niquirano, cuyas dimensiones conformaban un cuadrado de unas veinticinco varas por cada costado y, su rancho ocupaba el centro del patio; El piso era de tierra, su techo era de palma, las paredes de la habitación central de lodo con zacate, con una puerta en el frente; una ventana en su parte izquierda y, en su parte trasera una puerta que daba al fogón ubicado en el patio, pero cubierto con un bajarete de palma de dos metros por dos de ancho. La casa central medía siete varas x siete varas, dividida por un biombo en su parte noreste; lo que hacía una L entre la salita y la salida hacia el patio. En dicha salida estaba colocada una mesita con una imagen de la virgen María, a la que a diario doña Cástula o su marido Juan Martínez le cambiaba un ramillete de flores colocados en una vasija de barro, en su sala habían dos taburetes hechos de troncos de genízaro, y pegado al biombo una banca de madera de madroño, dos tronco y una tabla sobrepuesta encima, como para defender el biombo de cualquier mal arrecostado, ya que el biombo era de cartón y papel, con efigies de todo tipo y forma, se miraba muy bonito adornado. Detrás del biombo era su cuarto dormitorio, con su cama de madera labrada por don Juan, un par de almohadas de plumas de chompipa y dos sabanas de hospital, dichas sábanas todavía tenían el nombre “Nosocomio”, quien sabe que significaba, pero era un hospital del pueblo más cercano,  cuyo viaje a pié duraba once horas; además en su cuarto tenían una bacinilla empotrada en un banco, la ropita se encontraba colgada en un mecate. En la mesita donde estaba la imagen en su punta hacia el patio pegada a la pared, una olla de barro con agua para tomar, de unos dos galones.
El Fogón ubicada en el patio tenía una altura más o menos de la cintura de doña Cástula que medía 1. 76 metros, mujer grande y delgada, don Juan medía 1.60 metros, era más pequeño; arriba del fogón un tapesco hecho de varas de bambú, colgado con bejuco; en dicho fogón ponían a secar las cuajaditas que elaboraba doña Cástula para su comida, compraban la cuajada en borona, la molían en piedra de moler, la salaban, las redondeaba con un buen tamaño y las subía al tapesco. Muchos creen que las cuajadas se suben al tapesco para ahumarlas  o dorarlas, el uso del tapesco es para ser más duradera en el tiempo la cuajada. Una vez en el tapesco, a la cuajada se le va secando el suero, hasta que la deja totalmente seca, mas la sal, la hace durar quizás un mes, el problema son los ratones y las cucarachas, por eso el fogón debe de quedar caliento por la noche, para que el calor ahuyente los animales.
A orillas del tapesco a la misma altura, cuelga un mueble hecho de madera en donde se ensartan las jícaras para tomar agua o chicha, y en la parte central de ese mueble los guacales de jícaro, para las tomas de café negro. Ese mueble es una pieza artesanal muy linda y requiere de mucha habilidad. En el costado Norte del rancho, arrecostado a la pared una tijera de saco de bramante, dicha tijera la habían colocado ahí, debido a que un joven amigo de la familia que vivía en una ranchería cercana llamada Valle de Jesús,  los fines de semana bajaba al pueblo a tomar guaro lija y como siempre se pasaba de copa, nunca lograba llegar su casa, normalmente quedaba dormido en el camino, por lo que ellos decidieron convencerlo del peligro de quedarse dormido en el camino y lo invitaron a que llegara a dormir al bajarete de la cocina; dicho joven así lo hacía, unas veces lograba encontrar la tijera y se acostaba en ella, muchas veces no, y amanecía dormido en el suelo, pero al fin estaba más seguro ahí en el patio.
Doña Cástula era un reloj, a las 4.30 a.m. se levantaba, tomaba su escoba hecha de ramas de tigüilote y el palo de una rama delgada de laurel de la india, y barría el patio, la basura la echaba en un hoyo especial y ahí la quemaba; a las cinco en punto volvía a ver el fogón y éste debía de estar encendido, como en efecto lo estaba, esa era tarea de don Juan, quien se levantaba quince minutos después de doña Cástula y, era porque con doña Cástula en la cama no podía hacer su ceremonia al levantarse. Don Juan al levantarse doña Cástula, lo primero que hacía era sacudirse los dos pies con ellos mismos, luego se retorcía tan fuerte por el costado izquierda que gesticulaba y emitía un sonido tan fuerte uuuuuuuuuuuuuuuuuuf, que luego quedaba quedito, luego hacía lo mismo hacia el lado derecho, posteriormente le daba rienda suelta al esfínter, se tiraba tres pedos que fácilmente se escuchaban a unos veinte metros, luego se sentaba a orillas de la cama y procedía a levantar los brazos como en señal de desentumirlos, en efecto, le tronaban todos los huesos. Doña Cástula calculaba el tiempo de la ceremonia de don Juan, ya que ella también hacía la suya, barriendo se lanzaba el rosario a María completo, cuando estaba en las letanías, ya debía de estar encendido el fogón. Don Juan encendido el fogón de inmediato se iba a rajar leña, para dejarla preparada sólo para que doña Cástula tomara lo necesario durante el día.
Visto el fogón encendido, doña Cástula  se dirigía hacia él, lo atizaba con más leña, enjuagaba una porrita de aluminio tomando el agua de un barril, que la noche anterior había llenado don Juan de un pozo que compartía con doña María Manzanares hermana de doña Cástula, este pozo, había sido cavado por Dagoberto Martínez, el pedrero más capacitado del pueblito Niquirano, tenía una profundidad de treinta metros, por metro y medio en cuadro, aunque la parte del brocal se redondeaba y daba la apariencia de ser todo redondo, pero no era así, este pozo en invierno se llenaba quince metros y en verano se vaciaba hasta los veinticinco metros en la parte final del verano, más o menos en los meses de semana Santa. En la porra doña Cástula preparaba el café negro, dos guacales de agua y tres cucharadas de café, molido por ellos mismos en su piedra de moler. El café lo vendían en grano; por quintal, medio quintal o libreado, se tostaba en comales de barro y luego se molía; molido se guardaba en vasijas de barro y de ahí se tomaba para preparar la toma diario, sea por la mañana o por la tarde. Preparado el café doña María llegaba con las tortillas calientes echadas por ella, ese era su negocio, vender tortillas, palmeaba tortillas en la madrugada, al medio día y por la tarde. Don Juan bajaba la cuajada del tapesco cortaba dos pedazos, los colocaba sobre las dos tortillas calientes puestas en la mesa, doña Cástula estaba llegando en ese instante con los dos guacales de café negro y procedía a desayunar a las seis de la mañana.
Concluido el desayuno don Juan, tomaba un carretón lo llevaba al patio, el cual estaba cubierto de árboles. Frente a la calle había un gran árbol de mamón en su parte izquierda y en su parte derecha un gran palo de mango rosa, hacia el fondo, en el costado vecino con doña María, un chagüite formado con cepas de guineo cuadrado, guineítos de rosa, guineítos morados, dos cepas de plátanos, cepas de bananos. En el costado vecino con doña Tomasa Corea de Martínez, cuñada de don Juan, sólo árboles frutales de variados tipos de frutas; doña Tomasa era hija de Tomasa Pérez de Corea, la madre de Marcelino Corea Pérez, el músico del pueblo, además de músico había estudiado hasta tercer grado en el pueblo vecino y, había desarrollado muy buena caligrafía, por lo que su trabajo era “el escribano del pueblo”, lo buscaban para hacer cartas y trabajaba de secretario judicial. Sigamos con don Juan. Con el carretón don Juan recorría el patio en busca de fruta madura, la cortaba e iba llenando el carretón de las frutas en cosecha, una vez recorrido el patio y llenado el carretón lo colocaba a orillas de la puerta principal de la casa, se introducía a su cuarto, tomaba un machete, una alforja, le pasaba dando una palmadita  en la nalga a doña Cástula, quien en esos momentos se estaba colocando su delantal y, se enrumbaba hacia su trabajo.
Don Juan era mandador la finca de su amigo de niñez, don Bartolo Baca, quien la había heredado de su padre don Tino baca y, no tenía todo el día para dedicárselo a la finca debido a que era mandador de la hacienda San Pedro de la familia Delgado. Mandador con mandador se entendían, además buenos amigos. Doña Cástula a las siete y treinta minutos de la mañana, tomaba el carretón ya lleno de productos, sólo volvía a ver los tipos de frutas que llevaba y los precios se le referenciaban a lo inmediato. Recorría el caserío y se adentraba un poco hacia el Valle de Jesús, recorría durante la mañana unos diez kilómetros diarios, como no sabía leer ni escribir, no anotaba absolutamente nada, pero se sabía de memoria los precios y nadie que le fiaba se le escapaba del cobro. Las frutas le producían quince reales diarios. Un banano valía un penique, cinco centavos un plátano, la guaba costaba seis centavos, un caimito costaba un penique, un gajo de mamón dos peniques, el guineíto morado valía tres peniques, el mango a cinco por un penique, el nancite en su cosecha, un guacal por dos peniques. Quince reales equivalían a 150 Penique, cinco centavos eran cinco peniques, un penique era un centavo y un real eran diez centavos y por ende diez peniques. Una familia de clase media necesitaba diez reales diarios para su alimentación, el asalariado del campo ganaba tres reales diarios trabajando de ordeñador, de las cuatro de la mañana a las ocho de la mañana, hasta dejar a los terneros destetados y las Vacas en el pasto.
El campesino del machete ganaba igual tres reales diarios, rondaba de las cinco de la mañana a las ocho de la mañana y luego jalaba agua para llenar las piletas, a las diez de la mañana se iba para su casa. En su mayoría llegaban a su casa tendían una hamaca y a dormir, otros se iban a cazar o en el viaje ya venían cazando y ya llegaban con el almuerzo a su casa. El campesino que no llegaba con su caza, su almuerzo era arroz cocido en un guacal, le dejaban caer un puño de chile Congo, lo revolvían y a comer; el otro era arroz aguado con la carne que llevaba. Eso significaba que doña Cástula y don Juan Martínez, su estilo de vida podía ser de clase media, pero a ellos eso, ni pu ni pa. Tortilla y cuajada con su café en el desayuno, la tortilla vale un penique y un penique la cuajada, medio penique el café. Total cinco peniques en el desayuno. Almuerzo, dos tortillas (dos peniques), Arroz cocido (dos peniques) cuatro huevos (ocho peniques) dos tomas de pinol con dulce (un penique). Total almuerzo trece peniques. Cena igual al desayuno (cinco peniques). Total el día: Veintitrés peniques equivalentes a dos reales y dos peniques. Eso les permitía un buen ahorro, comían con lo que ganaba don Juan como mandador y ahorraban la venta de frutas. Ese dinerito lo guardaban dentro del dormitorio y sólo ellos sabían la guaca.
II – EL ATARDECER
Por las tardes, tenían la costumbre de sentarse a eso de las tres de la tarde bajo el palo de mamón que daba la calle, como doña Cástula recorría el caserío todo los días, no había transeúnte que no les dijera: “Adiós doña Cástula, como se porta don Juan”. A lo que respondía doña Cástula. “Adiós, éste no se compone”.  Y don Juan para darle mayor picardía al saludo agregaba “Árbol torcido, sólo botándolo”.  A las cinco de la tarde, ya se retiraban al rancho a preparar la cena, a las seis en punto cenaban, don Juan aprovechaba esa hora para dejar listo el agua, revisaba el carretón si no se había aflojado, lo engrasaba, le daba de comer a las gallinas, recogía los huevos; doña Cástula rezaba el rosario antes de cenar y, a las siete de la noche, don Juan estaba cumpliendo sus obligaciones de marido, lo que debía de hacer tres veces por semana, eso sí, doña Cástula ese incumplimiento no lo permitía. Los sábados y domingos estaban pendientes de Chango, el joven amigo de la familia que llegaba a dormir cuando se le pasaban las copas y eso era siempre. Doña Cástula cuando pasaba vendiendo por la casa de la familia de Chango, en el Valle de Jesús, descansaba un poco, aprovechaba y platicaba con doña Asunción Gutiérrez la madre de José Ángel (Chango). Este bandido el domingo pasado se apareció casi a las nueve de la mañana, le dijo doña asunción,  yo no sé porque se inscribe para jugar beisbol, si siempre lo andan buscando los compañeros de equipo, porque él es el cácher y todos los sábados rompe al pueblo a las fiestas, gracias a Dios que ahora duerme en el patio de su casa, pero se aparece después de las ocho de la mañana los domingo,  bien sabe que el juego debe comenzar a las ocho de la mañana, y con la gran juma con que amanece. No sé como hace este muchacho. En ese momento entra Chango con su papá, del mismo nombre, José Ángel Urrutia, saluda a doña Cástula, pregunta por don Juan, y le dice: Dígale a Juan que el próximo domingo voy a llegar, en la iglesia nos vemos y luego me lo presta para ir a ver jugar Beisbol, ya que este próximo domingo seremos campeones de la liga, y el partido será en Niquirano, en el cuadro del Nacascolo.  Dígale que jugaremos contra el Santiago, porque eliminamos al Guerrero el domingo pasado, usted me le debe de dar permiso para que se alegre ese día. Bueno le voy a decir, pero Juan no aguanta ni chicha de coyol, mucho menos la cususa. Lo que voy hacer es darle de beber una cucharada de aceite ese día, para que logre aguantar al menos la arrancada. Ah pero me estoy acordando que el domingo se casa la hija de Bartolo Baca su compadre, y el casorio será en la misa de las ocho de la mañana del domingo. Mejor todavía le espetó don Chango Urrutia, Bartolo vive contiguo al cuadro de beisbol, mataremos dos pájaros de un solo tiro.
III LA VENGANZA
Del otro lado del pueblito Niquirano a orilla del camino que va hacia el pueblo más cercano hay un lugar que se llama el cuadro del hoyo, todos los domingos se juega beisbol a bola pasada, normalmente juegan maceando reales y se reúnen, los que ya no caben en el beisbol por edad, los que no tienen esa habilidad del deporte rey y, los borrachos que ahí encuentran una justificación para beber los domingos, pero bien, igual que en los campos de beisbol, llegan vendedores de refrescos, de guaro, de quesillos, de vigorón, de cigarros y hasta marihuana lleva Chilo Carreta.  Ese domingo, en otro cuadro estaban jugando el campeonato de la liga de beisbol del pueblo, el equipo del Valle de Jesús  y el equipo el Santiago que representaba al barrio central del pueblo. Era un veintiséis de Enero de 1950 y, a eso de las once de la mañana se escucharon cohetes, bombas, del lado de la iglesia, iba saliendo el casamiento de la hija de don Bartolo Baca, la jovencita Iris kassandra Baca Albuquerque, había contraído nupcias con un foráneo, Joaquín buenaventura Salas, un chele que había llegado al pueblo vendiendo esquimo y lo había llevado Efraín Sánchez, quien también se había quedado con una Niquirana de nombre Diamantina, morena muy agraciada. Uno de los vendedores de cigarros al oír el alboroto, preguntó, donde es ese alboroto, con la intención de tener más oportunidades de vender su producto, y uno de los asiduos visitantes del cuadro del hoyo, le dijo, toda la bulla es en el otro cuadro de beisbol, el casorio se está trasladando para el cuadro de beisbol el Nacascolo, y ahí se está jugando el campeonato de la liga del pueblo. Ni corto ni perezoso el vendedor ambulante de cigarros se enrumbo al otro cuadro de beisbol. No sin antes ir en busca del cortejo, divisó el cortejo y se dirigió hacia el desfile, se detuvo en una de las esquinas que llevan a la estación del ferrocarril, propiamente donde Adolfo Espinales, y se cruzó a la acera de donde los Figueroa, ahí estaba Ramón Figueroa, al que le decían Nueva Ola, pero no por su juventud, si no por la gran trompa que se gasta, parece una ola de maremoto. El vendedor de cigarros le ofreció sus cigarros, Ramón que es arrecho a fumar, le compró un paquete de esfinge y una cajita de fosforo momotombo, encendió el fosforo y se puso el cigarro en la boca y halo un chupetazo tan grande, que hasta gimió de satisfacción en el mismísimo momento de pasar el casorio; el chele que ya llevaba del brazo a su esposa volvió a ver hacia donde habían exhalado con tanto placer el cigarro, no se percató del vendedor de cigarros, quien a lo inmediato lo había reconocido y disimuladamente había apartado la cara. El vendedor de cigarros le dijo a la persona que tuvo más cerca, téngame señor, ya regreso; el hombre, no tuvo tiempo de decirle ni sí ni no, tomó la bandeja colgante de los cigarros y esperó el regresó del vendedor, de pronto todo el gentillal corriendo, y no tuvo más que aventar la canasta de los cigarros y correr también él.  Al volver a ver a la esquina, vio como la joven vestida de novia, abrasaba al hombre que hacía unos instantes la llevaba del brazo, se detuvo y se dirigió a ver qué había pasado, llegó al lugar, miró los cigarros que había aventado regados en el suelo, un señor conocido del pueblo don Bartolo Baca, pálido sin habla y le preguntó don Bartolo que pasa, no se hijo, creo que alguien se acercó a mi yerno y lo puñaleó, ella es mi hija   ayúdame a levantarla para ver qué hacemos con el herido.  Silvio Corea había sido al que el cigarrero le había dado a guardar la canasta de cigarros. Como Silvio era renco, con más esfuerzo tomó a la joven para levantarla y a la vez quitarla del cuerpo del herido para así poder ayudarle al chele. La joven se resistía, llorando sobre el cuerpo, y cuando su papá le dijo Kassandra permití que le ayudemos a Joaquín, ella le contesto; papá, ya murió, no hay nada que hacer. El alboroto se trasladó a la otra esquina, ahí tenían capturado al hechor, Silvio el renco, haciéndose el arrecho corrió a su manera hacia la esquina, Ramón el trompudo Figueroa, le gritó, te vas a caer pendejo, no corras; Silvio no oía o no hacía caso y al llegar a la rampa de los Silva, se fue de bruce y se chimó toda la cara, para su suerte Guillermo su hermano iba detrás de él, lo levantó y se lo llevo para la casa, que quedaba a los veinte metros hacia el Estación, casi donde habían sucedido los hechos. Llegó el Burro, así era conocido el guardia que habían enviado a pesquisar los hechos, tomó al rehén y se lo llevó hacia el comando, pero antes en vos alta le había preguntado, porque lo mataste, y el cigarrero le respondió, por que mató a mi padre hace tres años en al Corozo, y desde esa época lo anduve buscando en todos los pueblos vendiendo chucherías, llevo tres años buscándolo y por casualidad vine a ver pasar el casorio, y ahí iba el desgraciado de la mano de la muchacha, no podía perder la oportunidad que se me presentaba. Lléveme señor Guardia adonde usted quiera, que yo ya cumplí mi deber.
Ese día no hubo fiesta de casamiento frente al cuadro de beisbol el Nacascolo, pero el juego de Beisbol no se detuvo, concluyó ganando el Valle de Jesús el campeonato, don José Ángel Urrutia no pudo echarse sus tragos con don Juan, porque Juan tuvo que ir a acompañar a don Bartolo al velorio, la fiesta de los campeones se llevo a cabo donde un coterráneo del Valle de Jesús que se había venido a vivir al pueblo y era patrocinador del equipo. Chango hijo se pegó una borrachera, como que iba ser la última vez. A eso de las doce de la noche, decidió no seguir rumbo al Valle de Jesús con sus amigos y continúo la parranda.
IV – LA CONFIANZA
La media noche del 26 de Enero de 1950 ya había pasado, hoy es 27 de Enero y a eso de las dos de la madrugada, doña Cástula escuchó unos pasos en el patio, y como don Juan no había llegado de la vela del yerno de Bartolo, destranco la puerta y divisó la silueta de un hombre. ¿Vos sos Juan? preguntó doña Cástula, la silueta no respondió pero se dirigió hacia la puerta, empujó la puerta bruscamente golpeando a doña Cástula, quien cayó al piso,  la silueta le arranco el fustán con que dormía doña Cástula, le desbarató el calzón de un jalón, en ese instante ella vuelve en sí, el golpe la había desmayado, pero la brutalidad que usaba la silueta la había regresado al sub consciente. El hombre se estaba desabotonando la bragueta del pantalón y, había colocado su cuchillo en el costado derecho del cuerpo de doña Cástula, quien de casualidad lo toco, de inmediato lo tomo en su mano derecha y le asestó un puyazo en la pierna derecha, el hombre pegó un grito de dolor, le quitó el cuchillo y se lo clavó en el hombre izquierdo, en ese instante ingresaba don Juan que estaba llegando de la vela, se abalanzó sobre el hombre, cuando el hombre sintió que lo estaban agarrando de la cabeza, lanzó una puñalada hacia atrás y le clavó el cuchillo a don Juan en el estomago, quien pegó un gran grito de dolor, soltó al hombre y corrió al patio a pedir auxilio, gritó pidiendo ayuda, nadie respondió a su auxilio, corrió de nuevo hacia dentro de la casa, ya no estaba el hombre, vio a su esposa, tomó una de las sábanas de hospital, la cubrió, la tomo en sus brazos, la sacó a la calle, ya en la calle cayó desmayado, los vecinos hasta ese momento fueron en su auxilio, los llevaron al dispensario médico, y desde ahí consiguieron trasladarlos al hospital del pueblo cercano. Los vecinos se fueron a avisar a las autoridades, llegaron donde el Juez del crimen a despertarlo, eran las cuatro de la mañana, el juez somnoliento, más bien casi dormido y con una gran goma, pasó llevando a su secretario para que levantara acta de inspección in situ de los hechos. Al llegar al lugar, donde todavía no había llegado la guardia, el juez encontró desolado el lugar, la puerta del rancho abierta, los perros ladraban, los vecinos no querían acercarse para brindar información o negaban saber algo sobre los hechos, el secretario con su libreta, tomando apuntes de las distancias de la manchas que no se distinguían si eran agua o sangre y  que se podían apreciar a esa hora, ya estaba aclarando el día, más vecinos se acercaban al cerco que da a la calle, de pronto uno de ellos, llama al secretario con señas manuales, este se le acerca, y el vecino le señala hacia el chagüite y le dice, allá parece que hay alguien caído, el secretario se voltea, se dirige hacia el Juez; en ese instante está ingresando el Burro, el gendarme de planta de la Guardia, investigador oficial de crímenes, quien pareciera que se levantó con el pié izquierdo, porque en su pié derecho llevaba puesta una bota militar y en su pié izquierdo una zapatilla, tal parece que al levantarse con la prisa del caso, no reparó y se colocó lo que encontró a mano en sus pies. Señor Gendarme le dijo el señor Juez, si usted tiene la amabilidad de acompañarme al chagüite para identificar a la persona que está durmiendo la mona según los vecinos. Con mucho gusto señor Juez a eso he venido, por favor de prisa porque tengo que seguirle la pista al hechor de tan abominable hecho;  me acaban de informar señor Juez que doña Cástula y don Juan se encuentran muy mal heridos, su sobrino Juan Yiya dice, que ambos fueron apuñalados en el pecho y en el estomago, que los asaltante eran como cinco individuos. Esa plática del Burro duró el tiempo que nos permitió llegar donde estaba el hombre dormido, llegamos y lo encontramos acurrucado, con las manos juntas y su cabeza arrecostada a ellas, como sustituyendo una almohada. De pronto el burro, quien conocía a medio mundo del vecindario, ya que él era de la localidad, exclamó ¡Este jodido es Chango Urrutia hijo!. El burro le quiso dar vueltas, pero le dije no lo toques, que está llegando el doctor del dispensario y en este pueblo es el médico forense. El doctor volvió a ver el cuerpo, se agacho, le puso los dedos en la garganta, luego en unos de sus brazos como tomando el pulso y dijo, este hombre está muerto, en el instante que le dio vueltas al cuerpo, y dijo: Todavía está caliente el cuerpo, este hombre murió desangrado hace unas dos horas más o menos, lo siguió revisando, le levanto el pantalón de la pierna derecha, debido a que se fijo que en esa parte del pantalón había una rasgadura de tela y exclamó ¡Que puntería le perforaron la femoral!, se desangró totalmente, este hombre sintió sueño y se acostó a dormir en el suelo, pero lo que le estaba sucediendo era que se estaba desmayando por el desangrado que duró unos quince minutos después que le apuñalaron la pierna justo en la vena central, tiene la bragueta del pantalón abierta, la faja esta suelta, el pantalón es de botones y todos están sacados del ojal, esto nos hace presumir que intentó sacarse el barómetro y no alcanzó a hacerlo, tiene un rasguño en la nuca y en el rostro. Señor Juez, le dijo el médico, ese cadáver ya se lo deben de llevar sus familiares, yo me voy a redactar el dictamen. Secretario, espetó el Juez, concluyamos el acta de inspección y que se le avise a sus familiares para que se llevan al occiso. De pronto un grupo de jóvenes irrumpieron el lugar, vociferando alterados, clamando vengarse por la muerte de Chango, un señor ya de edad, se acercó y dijo; usted es el Juez, a lo que respondí, sí señor, con quien tengo el gusto, soy el padre de Changuito me contestó y quiero saber lo sucedido; señor, yo me debo de remitir a los hechos que se encuentran en acta de inspección, secretario, por favor léesela al señor. Marcelino Corea Pérez, el secretario judicial, me dice: firme señor Juez. Accedí a firmar y, el procedió a leer el acta. El Padre del occiso, me quedó viendo y me dijo. Señor Juez, quiere decir que los dos señores, doña Cástula y don Juan fueron asaltados y heridos por mi hijo. Hasta el momento eso es lo deducible con la lectura del acta, pero tenemos que esperar si logran vivir, la declaración de los señores. Doña Cástula y don Juan sobrevivieron a las heridas, pero nunca quisieron hacer ninguna declaración vinculando a alguien en lo sucedido, siempre adujeron la obscuridad de la noche, que no les permitió reconocer la silueta, pero tampoco volvieron a vivir en ese lugar.








EL RIO LAS TRANQUITAS. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Yo recuerdo que para el año 1960, Nagarote tenía como límite urbano en su parte Este, un rio denominado de distintas formas: Rio las Tranquitas en sus inicios. Iniciaba con unas seis vertientes que brotaban en su mayoría en la finca de los Hermanos Aguilar, Antonio y Luis Felipe Aguilar, y unas dos vertientes que brotaban en la finquita de Rogelio Martínez. En sus inicios donde don Rogelio se había formado una posa conocida como la posa de los cusucos, la llamábamos así, por cada vez que llegábamos a bañarnos, ya encontrábamos a Raúl y José Montes, “los cusucos” bañándose; esta posa se mantenía oscura de tanto chapalear agua los cusucos, hasta que salían con espumas en el pelo, ellos murrucos y el lodo de la posa hacía brotar grandes cantidades de burbujas que incrustaban en el pelo de los hermanos montes. Nosotros (Jorgito Chicana, Teodorín, Changuelo, Chimino, Orlandito, Chente, Julio) teníamos que dejar que se asentara el agua para podernos meter, esta posa fue la primera que desapareció. Luego se adentraba a la finca de los hermanos Aguilar, la cual era una finca de frutales, muy frondosa y en ella se había formado un arrollo que en invierno recogía toda el agua de lluvia que venía de las montañas del Sur de Nagarote, ese arrollo en verano únicamente quedaba con el agua de la vertientes que brotaban de sus orillas y formaban el rio las tranquitas. Al salir de la finca de los hermanos Aguilar el rio se topaba con el camino que lleva a la finca de doña Ventura Martínez y de su sobrino, (hoy sus herederos) cuidada por CHUZÓN; en dicho cruce se formaba un bonito rio, donde cantidades de familias Nagaroteñas, llegaban con su hijos, nietos sobrinos y vecinos a lavar la ropa de la familia y por ahí a darse un chapuzón.  En ese lugar había una gran cantidad de árboles inmensos, de los que sobresalían los mangos de todo tipo, mangos lisos, mangos tablitas, mangos mechudos, zapotes, nísperos, nancites de todo tamaño.  Dichos árboles servían en muchas ocasiones de trampolín para los más osados y cuando se les quebraba la rama, “hay mamita para que te cuento”.  Qué lindo era ver aquellas señoras con su pelo largo blanco y en vestido, balanceándose al ritmo del movimiento cadencioso que produce el lavar ropa, el golpe que se le daba a la ropa sobre la piedra para poder sacarle la mayor cantidad de agua antes de tenderla, se escuchaba tan armónico, que el oído apreciaba una canción orquestada por las lavanderas del rio en tono de fa mayor. Por la tardecita se iniciaba el viaje de regreso, ya la ropa seca, envuelta en una sábana o metido dentro de un costal y, en muchos casos dentro de un carretón jalado por los chavalos. Me acuerdo muy bien de Jesús Bone Navarrete jalando el carretón, cantando y su mamá doña Filomena cargando los enseres que se utilizaban para lavar. Me acuerdo de la esposa de Don Virgilio Palacios García, doña María Luisa Rueda, que llegaba con sus nietas a lavar la ropa de su familia, dice mi esposa, que ella acompañaba a doña María Luisa al rio, pero yo no me acuerdo de ella. Llegaba también doña Anita Palacios, la mamá de Antonio y Julio Gómez, posteriormente ella pasó a ser la dueña de los mangos que mencioné en líneas anteriores; pero es importante contar, que todavía en esa época se nos permitía cortar mangos para comer, lo que no se nos permitía era apalear el árbol, ni llevar cantidades negociables, ahora te matan por un mango. El que era más duro con las frutas era el señor Martínez de la finca de doña Ventura, ese hasta disparaba sobre los intrusos para asustarlos, una vez me encontró arriba de un palo de mango caraña y me pedía que me bajara, yo no me bajaba por que estaba con un garrote esperándome, al verme en aprietos Chicanita y Teodorín, se metieron a cortar aguates y, decidieron por esa fruta,  por que esa era la fruta que más cuidaba, ya que los Martínez vivían del limón y del aguacate;  al darse cuenta  Martínez que le estaban robando los aguacates, salió gritando improperios a los intrusos roba frutas, por lo que yo me lancé del palo de mango y al caer se me dobló el pié, no le tomé importancia y salí en guinda hacia las tranquitas, al llegar al rio me di cuenta que me había zafado el pié, esperé a Chicanita y a Teodoro, quienes una vez en el rio y, al verme llorando, me tomaron de los hombros y me llevaron donde Pedro Montes, quien vivía a unos seiscientos metros de las tranquitas. Ese día lo encontramos con sus trago entre pecho y espalda, sólo escuche que dijo, tráiganmelo para acá, me sentó en un taburete, me embadurno el pié de brillantina, de esa que se usaba para peinarse en esa época, e inicio guiñándome los tendones del pié, los míos eran alaridos los que pegaba, “aguante pendejo me gritaba, quien lo mandó andar jodiendo”; yo sudaba como pedrero sacando piedras.  De donde Pedro Montes salí vendado y renqueando, pero el pié fue sanado, esa sanación de Pedro Montes era brutal, pero el jodido lograba enderezar todo lo zafado. 
Sigamos con el Rio.   Este mismo rio las tranquitas a unos trescientos metros del cruce del camino hacia donde los Martínez hacia el Norte, formaba la  Poza de Quimín. Esta era un balneario ya para hombres mayores, era una poza de más de un metro de hondo, tenias que saber nadar para bañarte en dicha poza, ahí se mantenía bañándose, jiñocuago, Chilote, Caliguate, Chocoyo, la Ardilla, el Conejo, Calzoncillo, la Rana, Tío tapa, Cinturita, Chancleta, Rigonagua, Cucaracha, Toño Chinche, Sandunga,  Perro sin dueño, Cucamba, Checho Pérez, Chicho,  La coca leca, Pan Suave, La piluncha, Niño Dios, (a este le decían así porque era tan feo que no cabía ningún mal apodo), el Chulo, el Chino del chulo, la marioneta, Candil de la calle, Soro peta, Firuliche, Gallo ronco,  el tigre, la guacha,  la burra, ninfo,  el medio padre, pacho, judas, cara bonita, sindulfo, chaca, chachalaca; Chiricano, Darío O, cocodrilo, Pichan, el cenizo, la corneta; qué bonito, de seguro que a ninguno de esos los conocen, pero no importa sigamos con el rio.
A unos doscientos metros hacia el norte de la poza de quimín estaba el camino que llevaba a la careadora, esa era la entrada principal a Nagarote viniendo de Managua, aunque todavía no había carretera, lo importante es que en ese cruce se había construido un puentecito pequeño con dos alcantarillas, las que del lado de la caída del agua hacían una bonita posa para baño de niños, ahí nos bañábamos nosotros también, nada más que teníamos que aguantar a los hijos de don Pancho Palacios quienes se apoderaban de la posa y no dejaban que nadie se bañara y, como les quedaba a la orilla de su casa, ellos se creían dueños. Luego el rio enrumbaba hacia el Este, cruzando la finquita de don Tránsito Vela Vallecillo, hasta llegar a la calle que venía de la Iglesia y que ese era su final, hasta allí llegaba la calle, uno tenía que cruzar sobre las piedras para adentrarse a la finca de don Chicho Gallo a unos cincuenta metros, luego el riachuelo, cruzaba la finca de don Chicho gallo en su parte trasera y llegaba al puente del Ferrocarril, en donde se hacía otra poza de la cual se adueñaba Manguera ( José Gallo),  sus hermanos y Juan Orol con la pandilla de los Mantillas, porque daba al patio de la casa de donde ellos vivían. El riachuelo se enrumbaba hacia el Noreste, pasando por la finquita de los García, hasta topar con el cauce que recibía las aguas de lluvia de Nagarote y que se iniciaba en la casa bodega del ferrocarril, (Hoy Cuerpo de Bomberos de los Mantillas). Ese riachuelo enrumbaba hacia el Norte, hasta formar el Rio el Obraje y este llegaba a caer al lago, en la parte de las Chirisas, donde doña Julia Bone cuidó casi cincuenta años, doña Julia es la madre de Rodrigo Bone, quien fue el que nos enseñó de forma completa el trayecto del rio de la anécdota.








EL GUITARRISTA. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Las mesas de madera pochote bailotean al compás del movimiento telúrico, saltan y como que caminan, se tambalean y producen un ruido de madera vieja seca puesta en carreta. Tan fuerte es el mecido del temblor, que don Crápula Lezama asido a una de las mesas se orinaba del miedo. En esos instantes se escucha un ruido ensordecedor, seguido de una explosión cuyas ondas expansivas partieron la casa en dos mitades, cayendo el techo como quebrado por  hacha. La gente gritaba, corría sin rumbo, unos pedían ayuda para sacar a su familia que había quedado enterrada por las paredes de taquezal que se habían derrumbado, otros se aferraban al cadáver de su madre, padre, hermano o hijo. Todo era una locura, el terremoto de casi ocho grados Celsius arrasaba sin distingo de color, raza, sexo, religión y posición social. Todo era literalmente un infierno, fuego por todas partes, explosiones de tanques de gas butano, gasolineras en llamas, el polvasal que cubría el ambiente, lo hacía más tétrico. Había caminado como cinco cuadra en medio de ese maremágnum turulato, sin entender tanta violencia de la naturaleza, divisé una casa de la cual únicamente se habían caído las paredes delanteras, al voltear la vista hacia el interior de la vivienda, un joven de aproximadamente dieciséis años,  pelo largo alborotado, pálido,  flaco, de bigote, con una guitarra FENDER de madera entonaba una canción de forma tan normal, que parecía inspirado en el temblor que acaecía; me acerque en el momento que cantaba el estribillo
“ Pero no pude más y esta noche te vengo a decir, te quiero”. Le tome la guitarra y en sol mayor le cante” Pueblo mío que estas en las colinas, tendido como un viejo que se muere, las penas y el abandono son la únicas compañías, pueblo mío te dejo sin alegría”. De pronto el joven se levantó, estiro los brazos hacia arriba denotando pereza, bostezó y me preguntó que hora es. Las tres de la mañana le dije. En el instante que me quitaba la guitarra y me dijo. Estaba cantando por no llorar, la música me despierta, me da ánimo, me elimina el estrés. Necesito saber de mi padre me espetó, yo le pregunté, ¿Quién es tu padre? Me respondió con indolencia, mi padre es Crápula Lezama el viejo Barbero del barrio, que vive a unas seis cuadras hacia arriba, en donde funciona un estanco de guaro lija y una pensión de mala muerte. La única le respondí. Hace unos veinte o treinta minutos yo estaba en su casa, ahí pernocté, el temblor me hizo salir a la calle, cuando pase por el estanco don Crápula estaba de pie junto a una de las mesitas, le grité que se saliera a la calle, y me dijo: Los cobardes huyen, los hombres mueren en su terruño. En ese instante se oyó la explosión y toda la casa se vino al suelo. Don Crápula está enterrado dentro de su casa le dije. El muchacho se puso más pálido, no podía hablar, puso la guitarra en el suelo y salio rumbo a la pensión estanco barbería de don Crápula. Le seguí para ayudarle y además para sacar mi maleta que debía de estar soterrada. En el trayecto de regreso a la pensión donde había dormitado unas horas atrás yacían en el suelo cadáveres, heridos, gente como loca con la mirada perdida, otros rezaban en grupos, muchos de pie resignándose por lo ocurrido ante la naturaleza, sin faltar los ladrones queriéndose llevar televisores, radios, grabadoras o cualquier mueble de valor que pueda ser trasladado sin mucho esfuerzo. Los dueños de las casas ahora en ruinas hoy se convertían en celadores de sus bienes muebles. Al llegar a la esquina de la CARIOCA, los chavalos parecían  hormigas cargando su alimento a la entrada del invierno, estaban saqueando el establecimiento que ayer era un almacén de electrodomésticos. De pronto una trifulca, un viejo guardia que vivía en un pueblo vecino conocido con el mote de Tranquilino había llegado con una camioneta a saquear lo que se pudiera, este andaba en compañía de Manuel, alias Mango Real, un hombre que a sus treinta años levantaba pesa para fortalecer los músculos y así poder noquear al trabajo cuando se le presentara. El viejo Tranquilino de pronto con una bayoneta en mano; “arma parecida a un puñal pero de mayor tamaño, la cual tiene unas doce pulgadas de largo, por dos de ancho en su parte más ancho y la punta tan fina como la de un puñal,” se lanza contra un chavalo de unos catorce años para quitarle una hermosa grabadora, el chavalo le grita al papá que iba a unos veinte metros cargando otros objetos, el papá escucha los gritos del hijo voltea a ver en el instante que el guardia le da tremenda estocada al chavalo, quien cae al suelo bañado en sangre, el guardia sin inmutarse limpia la bayoneta en su pantalón y se agacha para recoger la grabadora que había soltado el joven, dicho equipo al impactar con el suelo pavimentado se había quebrado, en ese instante el Trabajador Manuel Mango Real le grita: “ Quino, corramos que ahí vienen por nosotros”. Quino inspirado por su hazaña no escucha y de pronto un hombre lo toma del cuello en su parte trasera, le levanta la cabeza, cuando Quino trata de defenderse, ya el papa del chavalo le había enterrado en la garganta un garfio, una especie de anzuelo como de seis pulgadas de largo, sólo se escucho un ruido de garganta, feo. Luego persiguen a Manuel Mango Real quien a la media cuadra ya lo tenían amarrado, yo seguí mi camino con el hijo de Crápula, después oí decir que lo habían colgado de un poste que sostiene el tendido eléctrico.
Danilo Lezama Hernández, el hijo de Crápula cabizbajo sólo volvía a ver de reojo durante el trayecto a la casa de su padre de las dolencias de la población y me dijo. Que barbaridad será posible que Dios castigue de esa manera, no creo que sea así, yo he sabido que Dios es amor, que es perdón, misericordioso, esto no es producto de la divinidad, esto debe de ser producto del maligno, del diablo, de lucifer, de luzbel. Yo se que lo que ha sucedido viene de las entrañas de la tierra. En ese momento me dije a mi mismo, yo ya he visto eclipses totales de sol y de luna, ciclones, aluviones, tornados, terremotos, guerras, maremotos, asonadas, huelgas, huracanes, crímenes, viajes a la luna, a Marte, a Júpiter, a Mercurio, sólo me falta ver que el sol se apague y que los animales hablen los idiomas de los humanos o bien nosotros hablar los idiomas de los animales. De pronto se escucha. Danilo, corre, parece que tu papá esta vivo, se escucha llorar a alguien en los escombros de la cantina. Danilo con sus ojos me pide ayuda y le grito corramos, al llegar a la barbería encontramos a unas personas tratando de apartar piedras, pedazos de taquezal, reglas etc. Al cabo de unos diez minutos encontramos una meza y debajo de la meza don Crápula con un ataque de asma. En el instante que lo sacamos a la calle pide ver a Danilo, quien de inmediato le responde, aquí estoy papa. Hijo quiero decirte algo antes de irme al cielo, pero necesito que sólo tú me oigas. A lo inmediato les pedí a los vecinos que nos habían ayudado que los dejáramos solo. No pasaron más de cinco minutos, cuando vi que Danilo abrazaba a don Crápula por última vez, me acerque en el momento que le decía: Viejo imbecil que hicistes de mi vida, mejor no me lo hubieras contado, te quiero mi viejo, nunca te lo dije en vida, perdóname, pero yo sabía que algo me ocultabas. Danilo volteo la cabeza y me dijo.  Rafael, ayúdame a llevar a mi viejo al Cementerio General. En ese momento se me encendió una chispa y me acorde de la camioneta de Quino, el guardia que habían linchado hacía unas horas. Danilo, espérame o más bien llevemos el cuerpo de don Crápula hacia la CARIOCA, ahí hay una camioneta propiedad del guardia que mataron cuando veníamos hacia acá, nadie sabe de esa camioneta, yo por que conocía al guardia que era de mi pueble y lo vi bajar de esa camioneta, busquemos la llave en sus bolsas y no llevamos la camioneta. La llave se buscó en la ropa de Quino y no se encontró, nos regresamos a donde estaba el cadáver del que habían colgado, lo bajamos del poste de donde pendía su cuerpo, registramos sus bolsas y ahí estaba la llave. De algo sirvieron estos ladrones murmure, Danilo le dije vamos, llevemos a tu papá a enterrarlo como Dios manda, subimos dos palas, dos mecates y nos dirigimos rumbo al cementerio sorteando toda clase de obstáculos, buscamos las calles más anchas, y por fin llegamos al cementerio a eso de las seis de la mañana del dos de Octubre del año mil novecientos setenta y dos. A unos cien metros de nosotros estaban una gran cantidad de guardias cavando una tumba común que medía casi doscientos metros de largo y nos dijeron que pensaban enterrar unos diez mil cadáveres, que ya los andaban recogiendo en el pueblo. En ese momento me dije, chocho tanta muerte, yo me largo para mi pueblo después que le ayude a Danilo. En ese momento me acorde de la tumba de don Crápula y le pedí a los guardias una bolsa de cemento la cual me la regalaron, y cuando terminamos de echarle la ultima palada de tierra al cadáver, emparejamos la tumba y en vez de hacerle el lomo de la tumba, recogimos arena y con las manos hicimos una especie de placa en la cabeza de la tumba y ahí plasme la fecha  y hora de llegada  al cementerio con los dedos. Rafael, me dijo Danilo, cual es tu apellido, llevo casi cuatro horas con vos, y si no ha sido por el hombre que murió colgado que te saludó por tu nombre, ni tu nombre supiera. Sin dudarlo le dije, mi apellido, yo soy Contreras Ledesma, Rafael Contreras Ledesma, nací el cuatro de Septiembre del año de mil novecientos cincuenta y dos a las once de la mañana., mi padre Rafael Josue Contreras Chica y mi madre Migdalia Ledesma Larios, ambos ya fallecidos, fui criado por doña Garmendia Solis Chavarría, quien me dio cobija desde que yo tenía dos años, no me acuerdo de mi madre, mucho menos de mi padre, de quien dicen mato a mi madre en un circo, en el año cincuenta y cuatro a las ocho de la mañana en la plaza de Nagarote, pueblo en donde estaba de pasada el circo que se llamaba “Circo Betancourt”. De los nombres de ellos me acuerdo, por que todos los bienes de mis padres que estaban en el circo se los quedo mama Garmendia, quien los guardó y me los enseño cuando ya tenía doce años. De esos bienes guarde las partidas de nacimiento de los dos y todavía se encuentran en mi poder, pareciera que los circos obligaban a sus artistas a presentar sus partidas de nacimiento, ya que los obligaban a contratar a la mayoría nacionales y a la minoría de extranjeros y eso lo supervisaba la guardia de cada pueblo. Mi madre tenía un numero circense que se presentaba al final de la función y consistía en que mi padre habría un hoyo o más bien una fosa y dentro de una caja de madera la enterraba para sacarla al día siguiente al inicio de la función, ese número lo llamaban. “La Resucitada”. Claro el hoyo ya estaba hecho y en una de sus partes que daba a orillas de la carpa del circo hacia los dormitorios de los artistas, tenía un escape hecho de barriles viejos, los cuales estaban soterrados y tapados en su parte inicial que daba a la superficie con una especie de baño de plástico, lo que permitía que mi madre antes de iniciar con la echada de la tierra, ella ya estaba fuera del hoyo y, al día siguiente una ves que quitaban la tierra, ingresaba por el túnel de barriles al hoyo,  levantaba la tapa de la caja, se introducía y de inmediato mi padre con una Manila que pendía de la tapa de la caja, levantaba dicha tapa y gritaba palabras rituales en el momento que llamaba a dos espectadores que dieran fe de que dentro de la caja yacía el cuerpo de mi madre. Se presentaba el número una vez a la semana, el sábado se enterraba y el domingo en la función de Matinée se sacaba el cuerpo. Danilo asombrado escuchaba con atención mi relato sin espetar palabra alguna. Mama Garmendia me contó que ella era que la que le hacía la comida a mi verdadera mamá, le llevaba el desayuno, almuerzo y cena, y en los tres tiempos se ponía a platicar de su vida familiar.  Le dijo que ella había nacido en Chiquilistagua y que mi papá era Colombiano de Antioquia, también le dijo que mi papa la maltrataba mucho, que cada día que se emborrachaba después de la función, le gritaba que le iba a sacar el hijo que estaba esperando. El niño que nació el quince de Abril del año de mil novecientos cincuenta y cuatro, y que fue inscrito en Nagarote, mi padre se lo robó cuando mato a mi mamá, huyó con el niño, y como la había matado en el aposento, nadie se había dado cuenta hasta que mama Garmendia llegó con el desayuno a eso de las ocho de la mañana, dicen que le puso una almohada en la cara y la ahogó. Yo tengo la Partida de nacimiento de mi hermanito, la fui a sacar un día para corroborar lo que me habían contado, y en efecto con la ayuda de Papalacho, el secretario del Registro pude encontrar la partida de nacimiento de mi hermanito, hoy tiene unos dieciseise años, es como de tu edad. Danilo sólo escuchaba mi relato, de pronto se puso a llorar, y le pregunte que le pasaba y me dijo. Yo también nunca conocí a mi verdadera mamá, durante dieciséis años le dije mamá a mi madrecita Lucero Hernández Espino, quien murió hace un año de tifoidea y era su único hijo, fue hasta hoy que mi papá me contó antes de morir, de que mi verdadera mamá había muerto cuando yo estaba muy tierno y que el se fue huyendo conmigo, por que le achacaban su muerte. Yo crecí en la mina Rosita tengo partida de nacimiento de la mina Rosita y, dice que nací  el quince de Abril de mil novecientos cincuenta cuatro, aunque fui inscrito el veinte de Abril del año de mil novecientos cincuenta y cinco. Esto significa que mi papá llegó huyendo a las minas, donde conoció a mi mama Lucero, quien al darse cuenta que llevaba un hijo tierno se junto con él y me inscribieron como su hijo. Ahora que me estás contando tu vida, me doy cuenta que existe la posibilidad de que mi padre sea tu padre y de que tu madre sea mi verdadera madre, por que mi papá al morir me dijo que se vino para Managua después de quince años de andar huyendo para buscar a su otro hijo que había abandonado en Nagarote y, que la pensión la había puesto para indagar con los viajantes si sabían algo sobre la muerte del  circo en Nagarote. A él no lo conocieron, por que nunca salió del circo y don señor Betancourt dueño del circo ya había muerto, eso lo supo una vez que el circo llegó a mina Rosita en el año de mil novecientos setenta, ahí se dio cuenta de que el circo llevaba un personal desconocido, el dueño era un sobrino del señor Betancourt que nunca había andado en el circo en su época, y que eso fue lo que le dio fuerza para venirse para Managua y buscar al hijo perdido. Puso el estanco, la barbería, oficio que había aprendido en las minas y la pensión para platicar con los viajantes principalmente de Nagarote, los cuales llegaban con frecuencia a dormir. Sorprendido de lo que Danilo me estaba contando me dio un temblor en el cuerpo,  tuve que agarrarme de un árbol de laurel de la india que adornaba el cementerio, dicho árbol me remontó al parque central de Nagarote situado frente a la Iglesia Católica, Santiago Apóstol y en sus costados dos Plazas públicas en donde se asentaban los circos que llegaban al pueblo, la de la Izquierda era una loma de piedra negra y la de la derecha una loma de piedra poma, el parque tenía aproximadamente diecisiete árboles de Laurel de la India, siendo el de en medio del parque un árbol grande en donde jugábamos con mucha precisión “ La Sarna” este juego consistía en saltar de rama en rama, (igual a un mono) evitando con nos tocara el que andaba la sarna. Mi retrospectiva fue hacia el parque de Nagarote, posiblemente no por el árbol de Laurel, si no por que fue en la plaza de piedra poma, en donde fue asesinada mi madre por mi padre, y siendo que mi viaje hacia Managua tenía como objetivo indagarme de la ubicación de mi padre, ya que tenía obsesión de vengar la muerte de ella. Por todo eso que me estaba sucediendo la cabeza me daba vueltas, estaba mareado. Miraba la tumba de don crápula, el padre que salí a buscar para matarlo, y que la naturaleza se me había adelantado, tuve el impulso de abrir la tumba y darle un machetazo al cadáver del papá de Danilo, de quien por un instante no tuve dudas de que era mi padre. Toda esa furia se me fue calmando, levante la vista y la dirigí hacia Danilo, quien debía ser mi hermano menor.  Tomé su cabeza, la apreté sobre mi pecho y le dije; hermanito este terremoto nos ha reencontrado, nos ha unido, a partir de este instante nunca te separaras de mí. Yo te cuidará y hare de ti un hombre de bien. Ambos se abrazaron y se dirigieron hacia el estadio de beisbol, para luego enrumbar hacia el parque las piedrecitas, donde convergía la carretera hacia León, rumbo que llegaba al pueblito de Nagarote.




LA HISTORIA DEL NIÑO. Heberto Guillermo Corea Guerrero
En el año 1974 en el mes de Diciembre, nació PAMAYO, hijo de la Petrona de Chendo, quien era hijo de don Juan Pablo, el padre de Palín. La Tona estaba pariendo su primer hijo, a los dieciocho años; luego llegaron ocho hijos más, este su primer hijo nació prematuro con muy poco peso, no le dieron esperanza de vida y sólo le dijeron que se lo llevara a su casa para que muriera el niño en su casa. Fue así que llegó la noticia al movimiento de cursillistas de Nagarote y se decidió enviar al que escribe estas líneas y a Eduardo Saavedra Gómez a visitar la casa de Chendo. Llegamos una tarde a eso de las cinco de la tarde de un día viernes, le pedimos a don Juan Pablo que se nos permitiera ingresar donde estaba el niño; se nos permitió, y lo que vimos fue muy triste. Un niño de dos días de nacido casi del tamaño de mis dos manos juntas, envuelto en una sabanita blanca. Eduardo al ver el niño, cayó de rodillas, y me dije a mi mismo, ya se quebró las rodillas Eduardo, al instante que cayó inició una oración pidiendo por el niño de la Tona, esa oración fue acompañada por el llanto de Eduardo, o sea que oraba llorando, así duró casi dos horas la letanía, aunque la repetía una y mil veces más, no se detenía, estaba como poseído por la oración. Todo preocupado volví a ver hacia atrás y logré con un movimiento de la cabeza que se me acercará Palín, a quien le encomendé la misión de ir a lo inmediato a la casa cural que quedaba a unas dos cuadras y media de donde estábamos y que le dijera al primero que encontrara que decía yo que necesitamos ayuda para orar, con el mensajero llegaron cinco más, quienes al llegar y al ver a Eduardo hincado, procedieron a hincarse y a orar. Yo lo había hecho porque me había dado miedo al ver a Eduardo en el estado emocional en que había caído. Claro que la llegada de los compañeros de oración hizo que Eduardo reaccionara y, al poco tiempo se fue calmando hasta quedar silencio cabizbajo, yo me le acerque hincado y al verme me dijo, hermanito ese niño tiene que vivir, si le respondí yo, pero tenés que salir un momento a tomar aire, me hizo caso, quizás debido a su cansancio se levantó y nos fuimos a la cocina de la casa que era de palma, en ese momento le conté que habían llegado cinco compañeros a orar y así llegamos hasta las ocho de la noche, nos despedimos de la familia y nos comprometimos a llegar al día siguiente a las cinco de la tarde. Eduardo pasó orando durante diez días junto a la tijera de sacos donde estaba el niño. Este niño vivió, nunca pudo hablar, camino hasta los tres años y dejó de ser niño a los diez años que le dieron un trago de guaro lija en una vela vecina.
Cuando PAMAYO tenía doce años ya se picaba en la miel de los pajaritos, ya picado se sonreía, gritaba, “viva PAMAYO joido” el licor lo hacía sentirse alegre, pero al rato caía en la calle o en las aceras bien borracho, en los primeros años su papa Chendo lo andaba buscando y se lo llevaba para su casa, pero se aburrió y PAMAYO pasaba semanas durmiendo en las calles, cada vez que se levantaba de donde estaba dormido al primero que pasaba se le pegaba detrás, tío, tío, un pesito, así vivió 37 años, parecía un viejito de ochenta años cuando murió. Me acuerdo que Eduardo para el año 2000 me dijo, te acuerdas de PAMAYO tiernito, y yo le respondí, que decís vos valió la pena el sacrificio de la Oración, y me respondió: claro que si jodido, no ves que todavía está vivo.  Eduardo, murió primero que PAMAYO, llegó a ser Diputado.
A la memoria de EDUARDO SAAVEDRA GÓMEZ y de PAMAYO



PARA MI HIJO VARÓN MAYOR
Heberto Guillermo Corea palacios

Hijo mío, eres el sueño cumplido, después de cuatro mujeres, si supieras vos, cuanta alegría en mi llegó con tu nacimiento; con mis tragos entre pecho y espalda, ese día que llevé a tu mama al hospital en el carrito azul que hoy lo tiene tu tío Douglas, yo estaba a esos de las tres de la tarde con tu tío Pichan y Milton Olivas, celebrando mi cumpleaños en casa, ( en esa época era adorador del Dios Baco), cuando tu mama me dijo Heberto no aguanto el dolor; me levanté intempestivamente y grité “Va a nacer el Salvador del Mundo”. Esa frase representaba en mi tanta alegría. Despedí a los invitados, dejamos a las niñas en casa cuidadas y, enrumbe hacia Managua. Era un día sábado, ese día 3 de Septiembre volvería a ser sábado hasta en el año 1994, en el 2005, en este año 2011 y en los próximos 2016 2022 2033 2039 2044 2050 2061 2067 2072. Ya para esta fecha tú tendrías 84 años, yo debería de tener  120 años, o bien 36 años de estar en los brazos de Dios. Exactamente soy 36 años mayor que tú.
Naciste casi a las ocho de la noche del sábado tres de Septiembre del año 1988. En este año 2011 tienes 23 años, te faltan 61 años para los 84 años. Señalo 84, porque después de esa edad “Fumando espero”, ya las personas no producen. Eres el macho que tanto esperé, tú ya tienes tu macho. Ya sentiste lo mismo que yo sentí hace 23 años. La Alegría de haberse tomado la foto de la vida. Un hijo sea (sea mujer u hombre) es haber venido al mundo a cumplir tu tarea. Dejar tu foto, esa foto se reproduce en los nietos, biznietos, tataranieto, y chombos. A eso se le llama “inmortalidad”. Yo soy inmortal en esta humanidad material. La inmortalidad espiritual es religiosidad.
Te felicito, por haberte tomado la foto muy temprano, ahora tienes por delante 61 años para desarrollar tu vida y la de tu(s) hijo (s).  Adelante mi hijo primogénito, ve a concluir con el sueño de tu padre “Tu Felicidad” constrúyela. Se  Bondadoso, bueno, austero, sacrificado, humilde, valiente, sensible con los que tienen menos, lleva los pantalones bien puestos, cumple con tu familia.
 A mi Dios me favoreció con otro macho, Denis, yo te prometo que seguiré cumpliendo hasta que Dios decida mi suerte.


Atte. Tu Padre
Heberto Guillermo Corea Guerrero





LA FELICIDAD. Heberto Guillermo Corea Guerrero
Todas las personas asociamos la felicidad con un sentimiento abstracto, que no se puede ver ni tocar, sólo sentir. Algunas personas expresan que la felicidad es amor, y que este es sentir hormigueo en el estomaga, algunas dicen, maripositas. Los filósofos desde siglos atrás han dicho, que la felicidad es un estado del alma (espíritu) superior, que se logra bajo un dominio absoluto de la mente, que permite al ser humano desprenderse de todo lo material. Nadie relaciona la felicidad con actos materiales, la hemos llevado a un plano metafísico, no sensorial. La felicidad para muchos no entra por lo gustativo, por lo visual, por lo olfativo, mucho menos por lo auditivo, se encuentra en un plano superior del alma.
Yo digo, no será que la felicidad viene de la prosperidad, de la dicha, de estar contento, de la satisfacción, y estos son estados materiales de la persona. La comodidad te produce satisfacción, por ende salud, placidez, seguridad personal, tus preocupaciones quizás no desaparecen pero disminuyen casi en su totalidad. Si tenéis comodidad, es porque estas en desahogo de atenciones, brindas más cariño a la familia, sonreís con mucha frecuencia, denotas en el rostro una tranquilidad física, sentís placer al comer, al enamorar a la esposa, al atender a los hijos; obtienes mayor seguridad en tu personalidad producto de esa satisfacción que te rodea. No necesariamente la riqueza es amasar una fortuna, la riqueza es nunca dejar de adquirir los bienes básicos que cubren tus necesidades familiares, si en tu vida eso lo has logrado, tú has sido persona de fortuna, has obtenido riqueza en tu vida, y te ha permitido ser feliz. Si lograsteis que tus hijos fueran a la universidad y se te graduaran, eso te hará la persona más feliz del mundo. Si tu matrimonio duró toda una vida con tú única (o) esposa (o), serás la persona más feliz del mundo durante tu vejez. Si hicisteis el amor con tu pareja durante toda la vida, como si fuese siempre la primera vez, has logrado triunfar en el amor, eso te hará una persona con mucha satisfacción; si fuisteis capaz de comprender que las arrugas en el rostro o en cualquier parte son más deliciosas que el cutis de la adolescencia, has logrado tu felicidad plena.
Ya hemos visto cuan material es la felicidad, no es cierto que es un estado mental o espiritual en las personas; es una estado físico producto del accionar de la materialidad. Una mujer pueda ser la mujer más bella del mundo, y tú al tenerla como esposa gozarás de tanta belleza, te sentirás el hombre más feliz de la tierra con un angelito en tus brazos, o bien una mujer con el hombre más bello del mundo. Para mantener esa felicidad que te produce ese hombre o mujer bella, vas a un curso de desarrollo mental, para poder lograr el NIRVANA. Logran alcanzar un nivel alto de control mental, y por los azares de la vida quedas sin trabajo, hay mucha limitación en el hogar, producto de la falta de trabajo o por quiebra empresarial; ten la seguridad que esa belleza sale por la puerta trasera, tú la seguís y le dices, mi amor no sólo de pan vive el hombre, tenemos el espíritu para mantener nuestro amor, nuestra felicidad; ella te responderá, permíteme por favor ir en busca de la felicidad, si me quieres déjame partir.










EN VOZ ALTA. Heberto Guillermo Corea Guerrero 24/10/2011
De niño, mi pacha era una botella de refresco de chica rica, se le colocaba una chupeta de hule, a la que se le hacía un orificio con una tijera, nunca supe de un pañal, creo que no existían; siempre anduve sin calzón, de vez en cuando un calzoncito pequeño, o bien un short cortito; nunca probé un gerber (marca de un producto alimenticio para niños), mi moho era de tortilla mojada con frijoles, en vez de leche me daban tibio (Pinol cocido), la comida no era tres veces al día, cuando mucho dos, normalmente al acostarnos me daban agua de azúcar. Mi vida de tierno discurría en el suelo, unas veces sobre un cartón, casi siempre en pura tierra, me chineaban sólo para dormirme o, cuando una de mis hermanas mayores estaba de buena. Las calenturas eran normalidad, cuando no tenía calentura me llevaban al centro de salud para ver si estaba enfermo. Me pusieron zapatos cuando yo tenía ocho años para poder ir a la escuela de primaria, aunque para esa época aceptaban que llegáramos descalzos. Hacía mandado a los vecinos desde los cinco años, en esa época existía un señor de nombre Don Virgilio Corrales, quien tenía más de seis casas, casi todas eran casas esquinera pero viejas, en dichas casas alquilamos cantidades de veces, fue ahí donde conocí a Don Virgilio, de quien me convertí en su mandadero oficial, me llamaba betito; por cada mandado me daba cinco centavos, aunque también era dueño del primer taxi que existió en Nagarote. Este taxi se mantenía en la Estación del Ferrocarril, era un mustang de los años 30, carro grande muy amplio por dentro, color negro, aunque por lo derruido del color, daba un color gris oscuro; esos carros se utilizaban para los años 60 como taxis interlocales. El chofer del taxi era Andrés Corea, alias la Chita, traigo a colación este taxi, por que luego se convirtió en mi primer trabajo más serio; teníamos que andarlo empujando cada vez que se le apagaba a la chita, o cuando se montaba un cliente y el encendido normal no funcionaba. Los empujadores éramos: Changuelo Escobar Reyes, Teodoro Castillo (Teodorín) y el que escribe estas Líneas.
Mientras esperábamos un cliente para el taxi, jugábamos chibola con todo el chavalero, quienes llegaban por la algarabía de andar empujando el Mustang, iniciamos tres empujando y concluimos casi doce chavalos. El día que no llegó el Mustang a parquearse a la estación, el chavalero se entristeció, porque se le había perdido un juguete más. Este Mustang, pasó de taxi, a gallinero en el patio de Don Virgilio. Don Virgilio, era pinche como solo él, tenía dos hijos que conocíamos, el Chele Corrales, quien vivió bastante tiempo con su padre y Andrés, a quien lo mató un rayo muy jovencito, como de catorce años; este vivía en una finquita que tenía Don Virgilio en la Costa Sur de Nagarote, donde vivían su esposa y cinco hijas mujeres, las que llegue a conocer hasta después de la muerte de Don Virgilio, hecho que acaeció estando yo crecidito, de unos dieciocho años.
Cuando yo tenía doce años, mi madre, me llevó donde mi tío Alejandro Corea Rueda, quien era dueño de una barbería llamada “barbería Juvenil” y le dijo que me pusiera a trabajar. Mi tío tenía una caja de lustrar zapatos, la desempolvo y me dijo. Yo no quiero que seas lustrador, pero para mientras vas a lustrar zapatos aquí dentro de la barbería, los lustradores únicamente deberán lustrar afuera, vos a los clientes aquí adentro, pero te vas a estar fijando como se rasura. En esa época los barberos oficiales, eran Adalberto Vallecillo, quien estudiaba de lunes a viernes en Managua, Erving Marín Castro quien estudiaba en la Normal Central de Varones en Jinotepe, luego que estos estaban cerca de graduarse, abandonaron el oficio de barberos, y llegaron a convertirse en oficiales los aprendices de ellos, Salomón Umaña Blanco (Vicio), Santiago Mojica y Rafael Narváez Muñoz.  Luego llegaron a aprender barbería, Arnulfo Umaña Rodríguez, hermano de Salomón, Teodoro Mayorga de la Chilama, nieto de un hermano de mi mama y por ende de mi tío Alejandro, Víctor Tiburcio Mayorga Contreras (Tiburón), Rolando Corea García, (Joe Pingüe mi sobrino en 2do grado), Alejandro Guido y Félix Picado ( Venia de trabajar sacando piedras). A Salomón y Arnulfo los mataron en Managua, a Teodoro lo mataron en el Valle de Jesús, a Rafael lo mataron en Nagarote y  Alejandro murió de una vergueada. Un día sábado llegue a la Berbería temprano, a eso de las seis de la mañana, el sábado era el mejor día de trabajo, e ingresé a la barbería por la estancia de mi abuela Matilde Rueda Aguilar; cual fue mi susto al encontrar a Santiago Mojica y a Arnulfo Umaña elaborando flechas y arcos, con varillas de sombrillas. Al verme se asustaron y no pudieron explicarme, yo tuve que informarle a mi tío de tal acto, porque era peligroso, ellos se mantenían en la cantina conocida como “El México” y ahí chiveaban;  este era un oficio que pasaba por defender de cualquier borracho golpeador a la mujer que se ganaba la vida en la cantina, hasta de esconderse debajo de la tijera donde ejercía su trabajo la mujer y guiñar el pantalón del que se desprendía el incauto saciador de sexo, le sacaban los realitos que andaba en su bolsa o cartera, para luego la dama hacer el escándalo de que el sujeto no le quiere pagar. De donde le va a pagar si ya estaba lavado, al final el chivo, lo amenazaba y lo corría de la cantina con mucha suerte que la guardia no se lo llevaba preso. Bien, estos bandidos se llevaban la flecha y las introducían en los cardones que servían de cerca a la propiedad vecina o de la cantina misma, y el arco era de la misma varilla, el cual se doblaba, hasta que unían las dos puntas con una manila, por lo que de igual manera guardaban el arco en los cardones y la manila en su bolsillo. Esa arma era mortífera, a cualquiera que le tirase un flechazo, se le introducía la flecha lo suficiente, que le podía causar la muerte, ya que la punta de la varilla (flecha) se afilaba y, a una velocidad de que le imprimía la fuerza del lanzador, se convertía en arma mortal.
De los chivos famosos, me acuerdo de Tuqui Tuqui, El bailarín de ahí le viene el apodo, de una canción cumbia llamada el Tuqui Tuqui,  de Chachalaca, este usaba un verduguillo envuelta en papel periódico, siempre andaba en sus manos un envoltorio cubierto de papel periódico, esta era un verduguillo, arma mortal. De chilote, que chiveaba a la mujer más hermosa de donde Onosifero.  La Chira, hermano de los vicios, Juan paniquin, etc. Cuento esto, porque el bandido de chilote, una vez me llamó y me dijo que lo acompañara, yo lo acompañé y al llegar a los rieles me dice. Vamos rápido donde Tomás Bochinche, (esta era una cantina) y al llegar ingresó conmigo al burdel hasta los cuartos, me presentó a la mujer que él chiveaba (Onosifero se la había vendido a Tomás) y le dijo, te lo encargo, es nuevo. La dama me tomo del brazo, empujo la puerta, se le cayó la ropa y chas, salí desniñado a los catorce años. Fue mi única vez que hiciera el amor en cantina. Pareciera que chilote ya había hablado con la dama, porque estaba solo de menear el cuerpo y la ropa se deslizo quedando desnuda; yo,  al ver cuán desnudez se me paralizo hasta el habla y, como no la utilice, no me perjudico en nada; a esa edad había tanta energía, que la cosa se levantaba solo con ver. Cuando me di cuenta ella me había quitado la virginidad. Cuando salí del cuarto, chilote me estaba esperando y me pregunto, como te fue; a lo que yo le respondí: Aligérate desgraciado que se me quedó el calzoncillo.
Bueno lo interesante de estas anécdotas es que sirvan de experiencias no vividas a nuestra juventud, porque conocer de mi vida a quien le podría interesar. De todas maneras les quiero contar que a cuando yo tenía la edad de doce años (1964), existía en mi pueblo Nagarote, la Escuela Pública Orfilia Pérez Ponce, la más grande del pueblo, yo nunca estudie en dicha escuela, estaba ubicada donde es hoy el Preescolar Público, Niños felices. Si me acuerdo de ciertas maestras que daban clase en dicha escuela, un dato muy curioso, todavía para esa fecha las maestras eran empíricas, o sea sin haber estudiado magisterio, entre ellas: Nidia Espinoza, Dalia Hernández de Ojeda, Rosa Delia Guevara, esta maestra murió impartiendo sexto grado, y esa promoción fue dedicada a ella; el entierro de la maestra fue muy concurrido y los alumnos le cantaron aquel valse que dice: “Adiós muchachos compañeros de mi vida, maestra querida, muy adorada, me toca a mi emprender la retirada”  etc.…… yo me acuerdo porque chilote el bandido de la anécdota pasada, salió de sexto grado para esa época, otro de esa promoción fue Donald Roa Zapata, me acuerdo porque salió cantando en la velada de la promoción….. Te vas a casar…queriéndome a mi… no tuve el dinero pa´ verte comprado la felicidad… la novia era una muchacha muy bonita en esa época… IVANIA MONTOYA, el novio era, el bandido de chilote. La otra escuela era: la Crisanto Sacasa, ahí estudiaba yo, la Consuelo Guerrero era la directora, creo que esta escuela era semi privada, aunque después se volvió pública y sustituyó a la escuela Orfilia Pérez Ponce. En 1964 fue el último año de esta escuela semi privada. Las maestras de esta escuela eran: Maestra Efigenia Rodríguez, Thelma López, Norma López, Graciela Castro, María Esther Guevara y Consuelo Guerrero. Me acuerdo que en la escuela el alumno más diablo que existía y sin dudar en todas las escuelas del mundo se llamaba Marcial Toruño (Checho Toruño), pues este diablo, a Francisco Pérez País y a mí, nos echaba a pelear, claro, por supuesto Francisco me pego una vergueada ese día de padre y señor mío. Con lo que no contaba Marcial era que la Consuelo era mi hermana paterna, se lo lleva de la oreja, lo manda a traer una tasa de arena de la calle, dicha calle era pura arena fina, por ahí pasaba una corriente muy fuerte que se traía toda la arena del Valle de Jesús y se regaba en toda la calle; la arena que recogió Marcial, la Consuelo se la echó a un pupitre en su parte superior, le dijo a Marcial que se subiera y se hincara en el pupitre, la arena poco a poco se le fue incrustando en las rodillas hasta que checho pegó un grito de dolor y le gritaba a la maestra Consuelo, maestra no lo vuelvo hacer, pero por favor bájeme. A ese castigo de la maestra Consuelo le teníamos un temor único, eso permitía que tuviésemos un mejor comportamiento escolar. Esta Escuela estuvo ubicada en la casa donde todavía habita la maestra Consuelo Guerrero Álvarez, luego se trasladó a la esquina frente al costado Este donde hoy queda la Alcaldía de Nagarote, o sea dos cuadras antes de llegar al Centro Escolar Angélica Gutiérrez viuda de Schik, hoy Ricardo Morales Avilés.  De los que me acuerdo que estudiamos en la Escuela de la Consuelo (Escuela Crisanto Sacasa) son: Marcelino y Orlando Corea Fernández, David y Salomón Solís Rivera, Zulma y Pablo Heberto Vargas (quelele +), Francisco Pérez País (+) Agustín y Marcial Toruño, Rodolfo y Antonio Mayorga, José María y Santiago Robelo Zapata (hijos de Mentol), María Mercedes y Ángela Palacios Contreras, Alejandro y Clarisa País, Evelyn Umaña, Juan González (estos dos se casaron), Teresa Toruño y su hermana menor, Petrona Contreras Rueda (+) Mayra Guzmán (+) Lilliam Guzmán (+), Rafael Guerrero Delgado ( Hermano paterno, lo crio doña Eptolia, la mamá de la Maestra Consuelo, esposa de Rafael Guerrero Gallo, nuestro padre). Doña Eptolia era una linda persona, mujer altiva, mujer alta, circunspecta, murió en el año 1969. También existía una Escuela privada, cuya propietaria era una hermana de doña Efigenia Rodriguez, estaba ubicada contiguo a la casa de la Esposa de Noel Guerrero Aguilar, doña Luisa Gallo en su costado Oeste
En el año 1965, se terminó de construir el Centro Escolar Angélica Gutiérrez Viuda de Schick, en honor a la mamá del Presidente de la República René Schick Gutiérrez, familiar de los Chicanas de y de los Chachalacas de Nagarote.  Todos los Alumnos fuimos trasladados a dicho centro escolar, quedando únicamente la Escuela Crisanto Sacasa en sustitución de la Escuela Orfilia Pérez Ponce y ubicada en el mismo edificio de la escuela pública Orfilia Pérez Ponce. Aquí se dio una situación penosa; el director de la escuela Orfilia Pérez Ponce, quien era un alcohólico (Luis Osorno Moraga) no quiso salir de la escuela (La dirección de la escuela era su dormitorio), por lo que la Maestra Consuelo (en su carácter de Directora), tuvo que compartir dicha oficina con el borracho, dividieron la oficina y le dejaron la puerta al borracho ex director Osorno; este fue expulsado hasta en 1979. 
En ese año 1965, llegaron profesores nuevos principalmente Leoneses y de la Paz Centro al Centro Escolar, estos fueron: Manuel Medrano (Paceño) Director, Ramón López (leonés) Sub Director, Profesores, Misael, Silvio, Julio, Profesores Nagaroteños, en esos años ya existían graduados y estaban surgiendo nuevos normalistas. La profesora Venus y Sonja Sosa Roa, María Mercedes Gallo Pérez, Yolanda Gallo Zeledón, María Haydee Mendoza Palacios, Emilio Arteaga García, Danilo Pérez Olivas, Erving Marín Castro, Rigoberto Silva Corea, Luis García Estrada, su hermana, Argentina Tijerino García, Las hermanas Gutiérrez García hijas de Don Gustavo Gutiérrez, hijo de don Entimo Gutiérrez, hermano de doña Angélica Gutiérrez viuda de Schick. La educación en Nagarote mejoró con la llegada de estos profesores Normalistas, y en ese mismo edificio del Centro Escolar, se inicio la Secundaria en Nagarote, con el ciclo diversificado (1ro, 2do y 3er año de secundaria) y fue hasta el año de 1972 que se dio el 4to año y en 1973 el 5to año, gracias al apoyo del profesor Emilio Arteaga y de la doctora Nora Baltodano Pérez, quien era funcionaria del Ministerio de Educación, hasta donde fuimos a pedir ayuda, ese viaje lo hicimos: Omar Arana Hernández, Antonio Mayorga Arteaga, Dulce María Salgado Mantilla y el que escribe estas líneas; al fin logramos que el Ministerio de Educación se hiciera cargo del 5to año;  fuimos la primera promoción de Bachilleres del Instituto de Nagarote: Josefa Palacios Pérez, Marla Montoya, Juanita Hernández, William Simón, Digna Toruño Escobar, Antonio Mayorga Arteaga, Efraín Toruño Solís, Delgar Rueda Pérez, Omar Arana Hernández, Dulce María Salgado Mantilla, Esteban y Pascual López Navarrete, Eloísa Hernández Valle, Offir Martínez Romero, Roger Hernández (todavía es profesor del INAN) y el que escribe estas líneas. Promoción “Padres de Familia”).
Para esa época ya nos ganábamos la vida tocando guitarra, tocamos mucho con Esteban López y su Hermano José Ángel, Con Santiago Mojica, Domingo Aguilar, José Valle Munguía, Juan Medardo Contreras, Orlandito Corea Fernández, Marcelino Corea, Edgardo Corea Fernández (Voces), iniciamos tocando con mi tío Alejandro Corea y su mandolina, concluí tocando con los hermanos Martínez, estos ya son de conservatorios; siempre consideré la guitarra como un pasatiempo, nunca la tomé como una forma de vida, aunque me dio dinero para ayudarme a mis estudios. Nosotros le pusimos serenata a un 60% de la población de Nagarote y tocamos en cumpleaños, bautizos, bodas de Oro, borracheras, solo con instrumentos de cuerdas, voz sin micrófono y algunas veces nos acompañaba un barril con manila (Contrabajo) y maracas. Les cantamos a políticos, cristianos, ateos, profesionales adoradores del Dios Baco, a alcohólicos anónimos, misas, profesores, día del maestro, en las vacaciones de verano en Miramar, en las costas del velero, el tránsito, a mi novia y a la novia de otro; nos enamoramos y desenamoramos con la guitarra. Cantamos música social, de protesta política, boleros, valses, baladas, cumbias, tangos, folklor, música de trió, música sacra moderna y así llegamos a los 22 años. Precisaba cambiar del modo de vivir la vida, ingresamos a vivir la vida con más espiritualidad, nos integramos a los cursillos de Cristiandad, en esa etapa, nos dedicamos a rezar el Santo Rosario, a visitar enfermos, a tocar y cantar en las misas los domingos, llegando hasta soñar que me había salvado. A esta fecha creo que fue muy poco o nada lo que hice para ganarme la salvación, Que Dios te proteja Corea.

















EL SEÑOR GOBERNADOR DUERME (Comedia)
 Heberto Guillermo Corea Guerrero
I- Identidad de los actores.
De pronto el temporal amainó, siete días de lluvia, de las cuales tres de ellos fueron con una rayería de padre y señor nuestro; el amanecer de ese 4 de Marzo del año 1872 la madrugada fue muy especial, oscura, tétrica, alegre, los pájaros revoloteaban, los perros, aullaban, las gallinas cacareaban y los hombres sacábamos la cabeza de la casita de taquezal, techo de tejas (lodo, piedras, zacates y reglas) otros de su rancha de palma, estilo mediagua. Cerca de mi casita, se había formado casi por naturaleza, una especie de plaza, rodeada de troncos de árboles grandes, nadie sabe desde cuando están ahí, ni quien los llevo. Lo más importantes es que los vecinos nos reunimos casi todos los atardeceres en ese lugar (claro sin lluvia). Ese día dejamos pasar el día y, al llegar la tarde, nos acercamos a la placita a comentar el piñazo de agua, y a joder entre nosotros, nos chuleamos, nos reímos los unos de los otros. En total nos reuníamos entre diez a doce vecinos. Luis Osorno, quien es el borracho del pueblito, si así se le puede llamar a tal caserío, formado por  unas doscientas casitas a una distancia de cincuenta metros cada una, eso permitía que cada uno de nosotros tenía un patio dispuesto para criar chanchos, gallinas, guardar leña, guate y todo tipo de apero para la carreta o el carretón, lo cual era común entre los vecinos. Luis Osorno, se le consideraba el más inteligente, el declamaba poemas propios o de algún poeta lejano, lanzaba sus discursos en los entierros de vecinos, tenía muy buena letra el jodido y, hasta sabía escribir en letra cursiva, letra de molde, dibujaba rostros y, era el único que tenía cartapacio, para guardar documentos, pero borracho como no habían dos; había llegado al Obraje (era el nombre del caserío) como maestro de escuela. Napoleón Gallo Sánchez, tapudo como sólo él lo podía ser, cantaba muy bien rancheras, boleros, danzón, valses, tangos, bailaba todas las canciones iguales, pero las bailaba; Se sabía unas trescientas canciones, quien sabe donde conseguía la letra y la música de la canción, eso sí, todo lo hacía sin instrumentos musicales de acordes, con sólo tambores era el rey, si ya le agregaban una guitarra, se desentonaba totalmente, no lograba mantener un tono de vos estable, el se oía bien sin instrumentos que tuviesen necesidad de acordes. Napoleón tenía una capacidad de imitar a los demás casi como un don artístico; su principal problema era probar el guaro lija o la cususa; la rompía y, se volaba hasta tres meses bebiendo. Amanecía en las aceras de los estancos, en las calles, en el atrio de la ermita. Por esa vida la gente le decía. “El Viacrucis”. Ahí viene el viacrucis, y el jodido le caía en gracia su mal apodo. Bien, pero se me olvidaba decirles el mal apodo de Luis Osorno, “Mano de Vidrio”. Dicho apodo era porque en sus manos nunca faltaba una botella de guaro. Chepe Valle (José), era moreno espigado, pelo lacio, callado, observador, era el cantante por excelencia, este si cantaba entonado, tocaba guitarra, era una especie de solista; no necesitaba de acompañamiento para amenizar una fiestecita de parrandas, a este lo buscaban en el caserío, para que cantara y tocara guitarra. Una vez lo encontró Miguel Ángel “el Chuki”, lo llamó, y lo invitó para que llegara a su casa porque estaba de cumpleaños, además estaban unos amigos de visita, los cuales habían llegado del casería cercano; en el instante Chepe valle le respondió, si, hay llego, voy a ver si consigo guitarra por que la mía se me quebró, pero de todas maneras llego. A lo que el Chuki le respondió, mira Chepe, si no conseguís Guitarra, mejor no llegues, porque la invitación es para la guitarra y no para vos. Chepe Valle se puso más negro de lo que era, en ese momento se le encendió el candil, se le acercó al Chuki y le dijo. “No permitas que yo teja cuando no hay luz, por que el tejido que saliera tendría menos hoyo que tu mollera”. Es hasta el día de hoy, nunca supe lo que valle le quiso decir al Chuki. José Ángel Escobar. (Changuelo). Muchacho calmo, sonriente, te saludaba sonriendo, no tenía ningún don artístico, pero nadie le hacía sombra a la chibola, al trompo, a la moneda, le gustaba la canción ranchera, se ponía a cantar, pero como cualquier persona que canta en la ermita; muy trabajador, desde chiquito vendía caramelos en los campos deportivos, en los bailes. Aprendió a armar carretas, a enderezar las partes de metal, era pintor de carretas; le gustaba jugar el hándbol o pelota de mano, era lo mejorcito en batear arranca monte, fildeaba a las maravillas, era el mejor del grupo en hándbol. Horacio Sánchez Castro ( Papalacho) Era el abogado del pueblo, para esa época se le consideraba como mediador de conflicto, bueno al guaro, cada vez que tomaba licor era hasta emborracharse, enrumbaba para su casa, e iba midiendo las calles, se cruzaba completamente la calle de acera en acera, cuando llegaba a orillas de una acera, se detenía volvía hacia la otra acera y de pronto se enrumbaba para la otra orilla de la acera de enfrente, y así, hasta llegar a la acera de su casa; ahí se tiraba al suelo y, dormía la mona. Mañoso como no había dos, esas mañas le servían para mediar los conflictos. Teodoro Castillo (teodorín) Chiquito como su padre, no llegaba ni a los cinco píes, subía a los árboles con tanta habilidad, que parecía un mono, se tiraba de rama en rama, nadie lo alcanzaba, cuando jugábamos la sarna arriba de los árboles, él era el único al cual nunca le pasamos la sarna. En los días de celebración del Santo Patrono del casería hacíamos una barrera de palos y trancos, ahí Teodoro era el Rey, montaba toros a como solo él solía hacerlo, dejó de montar hasta que un toro llamado el Cacho de Bomba, casi lo mata; le sacó las tripas. Don Pancho Morales, quien era destazador de chancho, le zurció la barriga con tripa de chancho, le untó manteca de cebo en la barriga y lo durmió con un vaso de cususa; a los seis días despertó, santo remedio, no volvió a montar toros. Mi nombre es Cándido Guillermo, mi abuela me puso ese nombre, por que cuando Salí del vientre de mi madre; Cándido Rueda el hermano mayor de mi abuela, se estaba despidiendo de este mundo, y para reponerlo, ahí estaba yo naciendo.  Pues bien, este era el grupo más unido del Obraje. Inicio dándoles a conocer estos nombres, porque este fue el grupo culpable de lo sucedido en este relato, y para no cansarlos, únicamente los llamaré por su apodo.
II- Constitución de la Asamblea Popular del Obraje
Una tarde, del domingo 4 de Septiembre de 1782, llegó Chepe Valle a la Plaza del Obraje, encontró a mano de vidrio y le dijo: No jodas mano de vidrio,  anoche soñé que cucamba era el presidente del pueblo y que salíamos todo el grupo con él a las calles a recolectar dinero para construir una escuela, y el nombre que le pusimos a la escuela fue “Mano de Vidrio”.  No jodas chepe, llamemos a Viacrucis, a changuelo, a Chimino, a Papalacho y a Teodorín; Anda llámalos que yo voy a redactar la constitución de la Asamblea Popular del Obraje. Vamos a constituir esta Asamblea, y una vez que todos firmemos, vamos a salir a las calles del Obraje con un vaso de tinta, pidiéndole a la gente que nos pongan su huella digital debajo de nuestras firmas, porque seremos la Asamblea Popular que construirá una escuelita…. No jodás Mano de Vidrio, como vamos a poner firma, si no tenemos; no te preocupes que yo se las voy a poner. Eran las cinco de la tarde del 4 de Septiembre de 1782, cuando estaban reunidos Mano de Vidrio, Chepe Valle, Viacrucis, Changuelo y Teodorín en la plaza. Al verlos cruce la calle y llegué donde ellos. De pronto me dice mano de vidrio. Distinguido señor Presidente de  la Asamblea Popular del Obraje, tenga el honor de leer el acta de constitución de la Honorable Asamblea Popular del Obraje, máxima autoridad legislativa del Pueblo, la que dentro de sus facultades tendrá la de elegir en nombre de los ciudadanos del Pueblo, a nuestro primer Presidente Municipal. Tomé el documento y para seguirles la corriente inicie leyendo:
FORMACIÓN DE LA ASAMBLE POPULAR DEL OBRAJE

 Aprobada el 4 de Septiembre de 1782

Publicada en Bandos Municipales.

LA ASAMBLEA POPULAR DEL OBRAJE,

Decreta:

Art. 1º- Créase La Asamblea Popular del Obraje compuesta de siete miembros propietarios, bastando cinco de ellos para formar quórum y cuatro votos para dictar leyes y reglamentos.


Art. 2º- La Asamblea Popular del Obraje queda integrada por los señores Luis Osorno, Secretario, José Valle, José Ángel Escobar, Teodoro Castillo, Napoleón Gallo, Marcelino Corea y Cándido Guillermo Rueda, quien la presidirá.  

Art. 3º- La Presidencia la ejercerá el miembro de la Asamblea que ocupe el cargo de Presidente Municipal.

Art. 4º-  El período, de los miembros de la Asamblea Popular, corresponderá hasta que los ciudadanos que sepan leer y escribir del pueblo del Obraje, así lo decidan en elecciones populares como la ocurrida para esta elección.

Art. 5º- La elección del Presidente Municipal le corresponderla al consejo en pleno y la duración del período presidencial será el mismo período que le corresponda a la Asamblea Popular. 

Dado en la plaza del Obraje, sala de sesiones de la Asamblea Popular.- El Obraje, cuatro de Septiembre de mil setecientos ochenta y dos. Losorno, JValle, JE, TC, Napogallo, MCorea, CGR. Presidente.

Ejecútese y publíquese –

Huellas Digitales de la Ciudadanía del Obraje en Elección Popular.



 

Hasta aquí las huellas digitales de los ciudadanos del Obraje con capacidad de voto.

NOMBRAMIENTO DEL PRIMER PRESIDENTE DEL OBRAJE

 Aprobada el 5 de Septiembre de 1782

Publicada en Bandos Municipales.

LA ASAMBLEA POPULAR DEL OBRAJE,

Decreta:

Art. 1º- Nombrase. Presidente Municipal del pueblo el Obraje, al señor CANDIDO GUILLERMO RUEDA.

Art. 2º- La Asamblea Popular del Obraje tomará la promesa de ley y juramentación de su cargo en este acto.  

Art. 3º- Prometéis, dirigir los destinos del pueblo en provecho de sus ciudadanos, y hacer cumplir las leyes que regirán su destino.  Si prometo.  Si así lo hiciereis, esa es su obligación y si no, huya porque sería desterrado del pueblo.

Dado en la plaza del Obraje, sala de sesiones de la Asamblea Popular.- El Obraje, cinco de Septiembre de mil setecientos ochenta y dos. Losorno, JValle, JE, TC, Napogallo, MCorea,

Ejecútese y publíquese – Cándido Guillermo Rueda. Presidente Municipal.


Estos dos decretos,  dieron inicio a la primera administración Municipal del pueblo el Obraje, y fue a partir de ese día que se rigieron los destinos de dicho pueblo, a como está escrito en el diario personal de su Presidente Municipal.

III – Diario de Cándido Guillermo

Estando en mi rancho, a eso de las diez de la mañana del veinte de Septiembre del año 1782, llegó don Remigio Palacios, hombre de unos setenta años, delgado, barba española, su aspecto era agradable, no era mestizo, pero tampoco muy españolizado; pareciera que era hijo de mestizo con zambo, pero había salido un tanto simpático. Cabe recordarles, que en el Obraje, nunca había vivido de forma permanente un español, tenían haciendas en los alrededores, cinco a seis kilómetros de distancia, pero no salían de las mismas. Lo único que salía de ellos (los españoles) eran los hijos de las mulatas y mestizas que trabajaban en la hacienda. Bien, don Remigio todo cansado, quizás por los nervios que tenía, me dijo. Don Guillermo, he oído decir que usted es el Presidente Municipal, y como tal, es la única autoridad en este pueblo, por lo que vengo a denunciar a Rigoberto Pérez, ( El cadejo) quien es el hombre de mi hija Cleotilde Monte Piedad, además de darle mala vida, la golpea, y no le da un maravedíes para los cipotes, le tiene tres cipotes, pobrecitos de los niños, el trabaja de peón en la hacienda Vasconcelos y, cada día que llega borracho, le guiña las mechas y los chavalos salen corriendo a esconderse a mi casa. Yo le pongo en conocimiento como autoridad, porque ya estoy aburrido de andar huyendo. Antes vivíamos en Soliningo y, ahí tuve que matar al hombre de mi hija Fortunata, porque borracho le arrancó la oreja de un mordisco, y al ver a mi hija ensangrentada no tuve otra alternativa que matarlo; nos fuimos del pueblo para la montaña, luego fuimos a vivir a Santa Cruz, e igual, tuve que matar al hijo de mi mejor amigo, porque me violó a mi niña de once años, de igual manera salí huyendo. De esos sucesos ya pasaron veinte años, esa niña de once años, es Cleotilde que ahora  tiene treinta y dos años. Por el amor a Dios ayúdeme a que se haga justicia, no quiero seguir viviendo en la ley de la selva, Ojo por Ojo, Diente por Diente. No se preocupe don Remigio, permítame convocar a la Asamblea Popular para emitir el reglamento correspondiente y tener base legal para actuar. De inmediato mande a llamar a papalacho, quien había agarrado farra, por eso no formó parte de la Asamblea, pero yo lo voy a nombrar Secretario Municipal. Papalacho, aceptó ser el secretario y su primer trabajo fue ir a invitar a los miembros de la Asamblea Popular, los cuales llegaron a  mi casa a eso de las dos de la tarde. Mano de Vidrio, pide la palabra, después de mi exposición del caso de don remigio. Por favor les pido una hora para presentarles mi proyecto. Este fue su proyecto:


DISPOSICIÓN QUE ESTABLECE CASTIGO POR ACTOS CONTRA LA MUJER Y ABANDONO DE HIJOS

No. 01, Aprobado el 20 de  Septiembre de 1782

Publicado en bandos municipales

LA ASAMBLEA POPULAR,

Siendo de orden público brindar apoyo en lo posible al hogar y a la familia, y habiendo observado que se precisa una norma que regule tales actos inmorales, en uso de las facultades legislativas

DECRETA:

Único:- El individuo que fuere casado o no, si hubiere prole como fruto de esa unión y abandonare sin causa racional a su mujer o la maltratare, ofendiere, será multado, previa queja de interesado, a menos tenga o no razón para el abandono y que garantice de modo efectivo los alimentos de los niños durante su edad infantil. Guardará arresto, mientras tanto, en la Penitenciaría ubicada contiguo al corral de don Virgilio Corrales. Si se juntaren, cesará el procedimiento, que se renovará tan pronto vuelva a ocurrir otra ruptura. El presente Decreto, regirá desde su publicación por bando municipal. Losorno, JValle, JE, TC, Napogallo, MCorea.

Ejecútese y Publíquese.

Dado en el Obraje, a los veintitrés días del mes de Septiembre de mil setecientos ochenta y dos.- CÁNDIDO GUILLERMO RUEDA.- El Presidente Municipal y Jefe de Policía.

Una vez publicada la disposición, se nombró a POLO NARVAEZ (Polito), a JUAN GALLINA (Juan Baca) y al hermano de Chiricano, MOYETA (Gonzalo Guzmán) agentes del orden. Papalacho, fue nombrado oficial mayor de seguridad y bajo su orden estaban los gendarme. De inmediato, con la denuncia de don Remigio Palacios, se emitió orden de captura en contra del Rigoberto Pérez, y los gendarme con la orden correspondiente, se presentaron a la hacienda del Español a cumplir tal mandato. El español los recibió, corrigió unos acentos que hacían falta en la escritura, mandó a llamar a Rigoberto y le dijo: Hasta el día de hoy me doy cuenta, que existe autoridad alguna en el Obraje, nunca he sido informado que la Corona Española haya nombrado autoridad alguna en esta zona, ya que si lo hubiese hecho, de seguro que hubiese sido yo esa autoridad. Pero la formalidad presentada, me hace presumir de su existencia real. En este caso no tengo más que decirle don Rigoberto, que los acompañe a dilucidar ese inconveniente ahí expresado por su familia. Esa primera captura y el motivo de la captura, corrió como reguero de pólvora en la población. Por fin hay una autoridad en el Pueblo. Las mujeres se sonreían entre ellas, se sentían protegidas por una autoridad y, nada menos que por Cándido Guillermo, quien tenía doce hijos en el pueblo con diez mujeres diferentes. La autoridad estaba naciendo en el pueblo del Obraje. A partir de ese día, el pueblo era otro. Papalacho en las cantinas se vanagloriaba de ser jefe de seguridad del pueblo. Luis Osorno se jactaba de ser el poder tras el trono. El Pueblo en general veía normal la borrachera de los miembros de la asamblea popular, eso lo miraban normal porque el negocio principal del pueblo lo permitía, en cada casa se preparaba cususa. La cususa se la llevaban a comercializar los que tenían carretas, aprovechaban su salida a vender mangos de guacas, aguacates, guineos de todo tipo, carbón y leña. Estos viajes se hacían para Managua, León, otros viajaban hasta Chinandega o, Masaya. Estos eran los pueblos más grandes y más cercanos al Obraje.

En esas borracheras de LUIS OSORNO, se pareció con dos nuevos decretos, y me dice. Señor Presidente Municipal, nos hemos reunido la Asamblea Popular donde mama Justa, y con unos guaspirolazos entre pecho y espalda, Chepe Valle, nos propuso el dibujo de una bandera, ahí mismo discutimos sus colores, Chimino en la carpintería de donde su tío Rómulo Rueda, hizo un Asta, y hemos logrado fijar la bandera en el Asta, en estos momentos, se la presentamos junto al decreto que la está oficializando como la bandera Municipal y, además la canción a la Bandera que dice:

“Dónde vas pueblo Caminante, enarbolando la bandera de Libertad
Vas en busca del asta que fijará la bandera en su lugar
Sólo tú, pueblo mío, lograras tu ansiada libertad”

No jodás Mano de Vidrio, los Españoles van creer, que somos filibusteros. Que te importa a vos, la verdad que debemos de ser libres de esos usurpadores, que vinieron a robarse nuestro territorio y nuestras mujeres. Firmemos el decreto de la bandera y su himno. La verdad es que Mano de Vidrio tenía toda la razón. Este es el decreto:

 BANDERA OFICIAL DEL OBRAJE  
Acuerdo Municipal No.1 Aprobado el 24 de Octubre de 1782
Publicado en bandos municipales
El presidente Municipal
En uso de sus facultades
Considerando:

Que es de necesidad y conveniencia que el pueblo El Obraje tenga su Bandera Oficial, para ser izada en ocasiones de las Ceremonias Religiosas.


Considerando:

Que ninguna ocasión más propicia que el día de hoy, en que se celebra el 310 Aniversario de haber llegado a nuestro territorio los enviados de Dios, quienes nos trajeron sabiduría y el destierro en nuestro propio territorio.

Acuerda:

Único: Crear la Bandera Oficial del pueblo El Obraje. Esta medirá ciento centímetros de largo por cincuenta de ancho, será de color verde, con flecos dorados a su alrededor; en el centro tendrá el Escudo del pueblo, adoptado por este mismo decreto; teniendo en la parte superior la leyenda: Pueblo el Obraje y en su parte inferior La tierra es de quien la trabaja. En letras de color doradas.

Dado en el Obraje, a los veinticuatro días del mes de Octubre de mil setecientos ochenta y dos.- CÁNDIDO GUILLERMO RUEDA.- El Presidente Municipal y Jefe de Policía.
El Otro Acuerdo que presentó es el siguiente:

REGLAMENTO DE CEMENTERIOS

12 de Noviembre de 1782

Publicado en bandos municipales

EL PRESIDENTE MUNICIPAL,

Acuerda:

Unico: Aprobar en la forma siguiente "EL REGLAMENTO DE CEMENTERIOS", que en sus partes conducente se leerá así:

Artículo 1

A las Juntas Locales de mujeres, corresponde autorizar el establecimiento y operación del Cementerio, que estará al servicio de todas las personas sin distingo de raza o religión, de conformidad con su hora y día de fallecimiento.

Artículo 2

El Cementerios deberá estar ubicados en área en derredor de la población, según el terreno que se defina para tal efecto.

Artículo 3

Deberá tener una extensión mínima de quince (15) manzanas y destinar entre ellas por lo menos el diez por ciento del mismo para calles y áreas verdes. Deberá estar situado en un perímetro no mayor de 01 km. Del centro del pueblo. 

Artículo 4

Las juntas Locales de mujeres, velarán porque las obras previstas y aprobadas para la fundación, ampliación y modificación de un Cementerio se ajusten a los planos que los interesados presenten para su aprobación.

Artículo 5

En dichos cementerios deberá destinarse un área no menor del dos por ciento para el enterramiento de los pobres de solemnidad que fueren remitidos por la Junta Local de Mujeres en caso de extrema necesidad.

Artículo 6

Cada lote tendrá como mínimo un metro de ancho por dos cuarenta metros de largo y uno y medio metro de profundidad.

Artículo 7

Obligaciones a:

1. Cercar el cementerio con muro, malla o cerca ornamental de 1.5 metros de alto como mínimo.

2. Construir un osario de acuerdo a la capacidad del cementerio.

Dado en el Obraje, a los doce días del mes de Noviembre de mil setecientos ochenta y dos.- CÁNDIDO GUILLERMO RUEDA.- El Presidente Municipal y Jefe de Policía.

En el mes de Noviembre en dicho pueblo florecía con tanta belleza el árbol de Madroño. Este árbol era el más abundante, existía en los patios de cada casa al menos diez árboles por patio, en las calles, las cuales no tenían forma abundaba por todas partes dicho árbol. En la Plaza donde nos reuníamos la Asamblea Popular, existían unos treinta árboles de madroño. Las hojas de las ramas se tornaban blancas y brotaba un olor tan agradable y delicioso al aspirarlo que el ambiente en esa época era muy encantador y atrayente por el olor de dicho árbol. En ese mes se iniciaban en la ermita las novenas a la Santísima Madre de Dios Hombre “Jesús”  “La Virgen María”. De igual manera las personas de mayor capacidad adquisitiva, celebraban su purísima; son estas ramas de madroño las que le daban el toque a las fiestas Marianas, la imagen se cubre de ramas. Había una familia que celebraba la purísima en el patio de su casa y colocaba la imagen en un árbol de madroño, en la parte donde inician las ramas y concluye el tronco del árbol. Precioso el paisaje natural de ese altar. En esa época todavía no existían protestantes luteranos, pero de todas maneras cabe la explicación. El pueblo no venera a la Virgen María como un Dios, ya que los católicos somos Monoteístas y adoramos a un sólo Dios Verdadero, y creemos en la Santísima Trinidad. Dios padre, hijo y Espíritu Santo. Veneramos a la Virgen María, por haber sido mujer seleccionada por Dios, para concebir a su primogénito “Jesús de Nazaret” Dios toco su vientre, purifico su cuerpo al permanecer nueve meses en su vientre el hijo de Dios. Esa es la purificación de un cuerpo en mujer más clara, real y objetiva que se pueda dar. Este nacimiento es un hecho real, igual como el hecho de que María es la madre de Jesús, y por ende la madre de Dios en la Tierra. Ella nunca ha sido considerada por nosotros los católicos del Obraje, como un Dios, por eso no la adoramos a ella le veneramos por su grandeza divina. Jesús su hijo en el Gólgota, antes de morir, le dijo a Juan. He ahí a tu madre, María he ahí a tu hijo. Con esas palabras Jesús declara a María la madre de la Iglesia que había encomendado a Pedro y, a los miembros de esa iglesia, hijos de María. En tu nombre María, y por ser el árbol de madroño con sus ramas maravillosas el que ha embellecido tu altar, procedemos a declararlo “El árbol Municipal”



DECLÁRESE EL MADROÑO ARBOL MUNICIPAL DEL OBRAJE
Decreto No. 18 del 23 de agosto de 1783

Publicado en Bandos Municipales

El Presidente de la Asamblea Popular y Presidente Municipal
a sus habitantes,

Sabed:

Que la Asamblea Popular del Obraje,

Decretan:

Artículo 1.-Se declara el Madroño (Cally-cophyllum candissimun) ARBOL MUNICIPAL DEL OBRAJE.


Artículo 2.-El Poder Popular, a través de sus habitantes y Asambleas de Mujeres dispondrá que ese árbol sea sembrado en los parques, plazas, aceras y calles de todo el Municipio y para que sea declarado el Día del Árbol, en esta fecha, debiendo sembrarse en el patio de la Escuela del Pueblo.

Artículo 3.-Este decreto empezará a regir desde su publicación en bandos municipales.

Dado en el Obraje, a los veintitrés días del mes de Agosto de mil setecientos ochenta y tres.- CÁNDIDO GUILLERMO RUEDA.- El Presidente Municipal y Jefe de Policía.

Cada año que pasaba en el poblado del Obraje lo único visible que cambiaba era el viento, sus habitantes no conocían ni les interesaba conocer del grupo de malvados que estaban formando gobierno local y, que se habían constituido en autoridad civil y militar, eso lo recibían como jodedera. Mucho menos que leyeran los decretos publicados en los árboles pegados con tigüilote, además el noventa y cinco por ciento de la población era analfabeta. Un día sábado según el calendario de los españoles, en fecha diez de Junio de mil setecientos ochenta y cinco, llegó al pueblo montado en un burro un sacerdote, posiblemente no era la llegada del sacerdote lo que llamó la atención, si no que detrás del burro, venía una carreta con una joven sentada en una silleta de madera plegable y la carreta venía llena de enseres domésticos. Aclaro, que en el obraje nunca había estado un curita por más de tres días, así como llegaba desaparecía, sin ton ni son. La población al ver la carreta con la joven y los enseres domésticos, entre ellos venía un mono que colgaba de los tablones de la carreta y un loro. El loro al ingresar al pueblo y al ver a la gente que seguía como procesión a los recién llegados, se inquietó dentro de su jaula, la joven al notar inquieto a su lorito, abrió la jaula, le extendió su dedo índice y el lorito se agarró del dedo de la joven, la que a lo inmediato se lo colocó en su hombre izquierdo y le daba de comer banano. La gente seguía la carreta por curiosidad o quizás porque daba la impresión de parecer llegadas de Gitanos circenses. Aunque nunca habían llegado Gitanos al pueblo, mucho se contaba como especies de anécdotas la forma de vida de los gitanos, que andaban de un lado para otro, sin tener lugar permanente donde habitar y, que además eran divertidos. O quizás creyeron que llegaba un circo Salvadoreño y que era muy famoso por su payaso Firuliche. Pronto la población se dio cuenta que llegaba un Sacerdote a quedarse para siempre y, que venía acompañado de una sobrina que sería la encargada del catecismo. El problema con los curas en el pueblo era muy serio, debido a que al obraje siempre mandaban sacerdotes jóvenes recién salidos del Monasterio, los que llegaban un viernes y se regresaban los domingos por la tarde y nunca volvía el mismo sacerdote, siempre los cambiaban. Claro, estos llegaban quizás unas cuatro veces al año. Para Semana Santa, en Julio, en Septiembre y en Diciembre. La casualidad era que cada llegada de curita una chavala salía panzona sin tener novio a quien acusar de la barriga. La población ya dudaba de los curas porque las chavalas al verse descubiertas de su barriga y sin novio, no le quedaba más remedio que decir su verdad. Esa verdad siempre llevaba al curita que había llegado el fin de semana de tal época. Por lo que cada vez que llegaba un nuevo sacerdote, la gente lo primero que le preguntaba era, si conocía al Sacerdote anterior y donde estaba ubicado, de igual manera preguntaban por el nombre, debido a que los sacerdotes únicamente se identificaban con su nombre. Soy el Padre Julián, el Padre Heberto, el Padre Noel y nuca sus apellidos o familia. Esta situación obligaba a los papás de las chavalas a  ponerle el apellido de ellos. La población más asustada por que nunca se imaginaron que los sacerdotes se casaran y, este llegaba con una sobrina. La sobrina era una mujer simpática, educada, costarricense y, se llamaba o la llamaba el curita “Zoila”. El Padre les dijo a los feligreses en su primera misa, a la cual llamó en cuanto llegó, sin bajar los trastes que traía; que se llamaba el Padre Chacón y, que era tan guevón como cualquier hombre. Al instante se levantó la sotana y enseñó que usaba pantalones bajo la sotana. Que era boxeador y que no le tenía miedo a ningún pendejo. Enseñó una tajona y manifestó: Esta tajona lo utilizó para los animales, pero de igual manera si un hombre se quiere portar como animal, con dicha tajona lo reprenderé. Quiero que sepan, continuó hablando el padre chacón, que haré un rancho donde vivir con mi sobrina y, si alguien me quiere ayudar bienvenida su ayuda, ese rancho servirá de escuela catequista, ahí enseñaremos el catecismo y a leer y escribir a los que quieran enviar a sus hijos. Después de la misa, un grupo de hombres presidido por el presidente del Pueblo del Obraje, con su Asamblea Popular; le dio la bienvenida al sacerdote y a lo inmediato procedieron a construirle el rancho. La madera para horcones, las varillas, las tablas y las palmas fueron llevadas en menos de una hora y veinte hombres construyeron una rancha de veinte por veinte varas cuadradas. Era enorme la rancha, le dividieron dos dormitorios, uno para el señor cura y otro para la sobrina, de 4 x 4 metros cuadrados cada uno, separados por el salón de clase que medía 7 x 7 metros cuadrados. Las divisiones cubrían 81 metros cuadrados, la sala era enorme de 10 x 10 metros cuadrados, el resto servía de cocina.

IV. La experiencia del Padre Chacón

El veinticinco de Julio del año mil setecientos ochenta y cuatro, después de la misa del Patrón Santiago. Santo Patrono del Pueblo del Obraje,  se encontraban en el atrio de la iglesia, “como era costumbre después de misa quedarse platicando entre hombres”. Antonio Novoa López, Milton Saborío Olivas, Domingo Martínez (Do mingón), Orlando Castro, Enrique Marín. Como toda plática entre hombres, se estaba comentado de la montadera de Toros de ese día. Domingón se refería al Cacho de Bomba, un toro que era difícil montarlo y, mucho menos sortearlo; se sacó dos maravedíes y le dijo a Enrique. Aquí está esta plata si montas al cacho de bomba y no te bota. Si te bota, tu tío Orlando me pagará cuatro maravedíes. No jodás le dice Enrique, ese toro hijueputa no se deja montar. En ese preciso momento el padre Chacón sale de la puerta principal de la Iglesia y se dirige al grupo que está conversando y le dice a domingón, a vos te observo más fuerte que resto del grupo, te gustaría ponerte guantes de boxeo y practicar unos golpes conmigo. No padrecito ni quiera mi Dios, prefiero ponérmelos con Chancleta (Orlando). Si a usted le doy un golpe, estoy golpeando a Dios y, quien aguanta al pueblo gritándome sacrílego. Ya estoy colorado por mis guareadas, y ahora agarrándome con un cura a los golpes, sería mi muerte en el pueblo. Padre, le dice Enrique, si quiere ver pelea con guantes, me los voy a poner con Antonio, pero eso sí, sólo de sombra, sin golpearnos fuerte. Como es eso dice Milton, de todas maneras con guantes no duele mucho. Padre póngaselos conmigo. De inmediato el padre extrajo los guantes que ya los tenía a orilla de la puerta del perdón, se bajaron a la calle, se colocaron los guantes y posición de pelea. Milton inicia con un intercambio de golpe de derecha y, el padre le responde con un gancho al hígado y de pronto Milton se dobla queriendo vomitar. Domingón le ayuda, lo sostiene, le quita los guantes y se los pone; se cuadra frente al cura y comienza la lucha boxeril. El padre le pego una vergueada a domingón,  que todo el pueblo se dio cuenta de que el padre Chacón era boxeador. A partir de ese momento, todas las procesiones en el pueblo eran muy ordenaditas, todo mundo en fila, a un lado las mujeres y del otro lado los hombres, y el padre Chacón recorriendo el centro de la procesión con una tajona en la mano, la cual utilizaba para pegarle a los perros que se introducían en el centro de la procesión. Las mujeres llenaban el confesionario, era tanta cantidad que se confesaban, que el padre tuvo que dividir el período de confesiones por la mañana y por la tarde. Las mujeres miraban al padre Chacón, como el hombre ideal para ellas, pero sin sotana.


Vida de Simón Támesis. Heberto Corea
Era una noche pulcra, de esas noche totalmente claritas, ni un arrebol se vislumbraba en el firmamento, estaba despejado totalmente de nubarrones; miles de estrellas se divisaban desde el patio del rancho de Julián Támesis Potoy, indio puro, el cual con orgullo expresaba que en sus venas no corría el mestizaje; su madre Eusebia Potoy había formado pareja únicamente con Silvano Támesis, ambos indios Nagrandos, a esa familia la tersura oscura de su piel de ébano los distinguía, ellos habían nacido en la hacienda “El Empedrado” cuya propiedad por decisión de los españoles pertenecía a don Salvador Montes Montenegro, español de unos treinta años, que había emigrado a estos lugares en los Finales de los años 1700, de aspecto delgado, tez blanca pálida, nariz árabe, de unos cinco pies con siete pulgadas de estatura, quien llego haciendo alarde con el manejo casi artístico del cuchillo. Las Plantas de Cepa o Guineos, fueron el escenario permanente de su adiestramiento.
Esa noche, un cuatro de Enero del año mil ochocientos quince, en el filo de la media noche dio a luz doña Eleuteria Mongrillo, esposa de don Julián a su hijo número diecinueve, el cual y por decisión de don Salvador, quien se ofreció de padrino del niño, fue bautizado con el nombre de Simón Támesis Mongrillo, el niño era un indio puro, tez tersa oscura, pelo chiriso negro, labios gruesos, ojos grande negros, chaparro requeneto y por desgracia salió bizco el Cipote.
Simón se convirtió en la mano derecha del Español, quien aprendió a manejar el cuchillo de forma artística desde niño, el Español le enseño los trucos del lance del cuchillo, desde un caballo a toda velocidad dejaba incrustado el cuchillo en cualquier árbol que se le topaba en el camino, este niño como todo ser viviente, crece y se desarrolla, a los doce años ya tenía seis de trabajar para el español, quien le había acomodado un sitio en la cocina para que durmiera en hamaca junto con los hijos de la cocinera, así dejó la niñez a los doce años, jugando con una niña de once años hija de la cocinera cuyo nombre era “Zúas Yacutinga” la embarazó, por lo que no hubo otra alternativa que arrejuntarlos para que procrearan a su hijo. Esa acción, dio la oportunidad de acondicionarles una rancha de pajiza a la entrada de la finca y a orillas del camino que va al pueblo, para que de esa manera los niños juguetones fueran los responsables de estar abriendo la puerta principal de entrada a la hacienda, formada por varas incrustados en dos horcones ahoyados, lo que le permitió a Simón perfeccionarse en el lanzamiento de cuchillos, su práctica era permanente.
A los quince años Simón se unió por primera vez a los caudillos del Pueblo Nagrando que todos los años pasaban por dicha hacienda solicitando toros para las fiestas Patronales en honor a Santiago Apóstol. Los caudillos durante un mes completo recorrían las haciendas del municipio recogiendo los toros de lidia que les facilitaban los hacendados, algunos los ofrecían por servicios milagrosos del Santo Patrono, otros por demostrar la clase de toro bravo que existía en su hacienda. Simón Támesis no le prestaba mucha importancia a esas religiosidades paganas, el había sido criado sin religión, su religión era el cuchillo y el trabajo para subsistir, en ese recorrido pasaban por más de quince comarcas, estas eran caseríos dispersos de no más de una veintena de ranchos, pero en cada uno de ellos se podía trasnochar en los estancos de guaro lija, principalmente los fines de semana. En una de esas comarcas, la  conocida con el nombre de  Nacascolo, Simón Támesis se pegó la primera emborrachada, al día siguiente domingo 24 de Junio de mil ochocientos treinta y uno, en el camino que va de Nacascolo a la hacienda “Peor es Nada” se encontró el cadáver de un joven de unos veinte años con un orificio de arma blanca en la espalda; ese día era de descanso para los caudillos, no salían hacia las haciendas, su viaje era a partir del día lunes, el Sábado lo utilizaban para enviar los toros que les facilitaban para la comarca los Ojeda, lugar en donde se concentraban todos los toros que jugarían durante los tres días de fiestas patronales, 23, 24 y 25 de Julio.
Ese domingo muy de madrugada Simón había hecho viaje para la hacienda “El Empedrado” totalmente en estado de embriaguez, los campistas habían tratado de detenerlo, pero este se les resistió, ensilló su caballo y se marcho. Los campistas que integraban el grupo de caudillos, a esos de las nueve de la mañana del domingo 24 de Junio, se enteraron del muerto, algunos comentaron, no habrá sido Simón el hechor, y al únisono los demás le expresaron, ni digas eso, que todos vamos a ir presos. El Lunes de madrugada se enrumbaron los caudillos hacia el norte en busca de la hacienda “El Cobertizo”, muchos de ellos se sintieron aliviados al haber salido de Nacascolo, pero en la comarca se rumoraba que el hechor iba en la cuadrilla de Caudillos. El jefe de los caudillos o caudillo mayor se había venido el Sábado a dejar los primeros toros y de regreso el domingo por la tarde, al pasar por “El empedrado” se fijó que el chavalo Simón estaba en la puerta de su casita tomando con otros amigos, le hizo de seña para que acercara, este llegó dándole explicaciones que en la madrugada se había venido porque se había aburrido y que se quedaría mejor en su casa, llámame a tu papá le espetó el caudillo mayor, al llegar el padre de Simón, don Julián Támesis, el caudillo le dijo, don Julián ahí le entrego al cipote, parece que le dieron guaro estos jodidos y picado se le dió por venirse, yo le prometo que les llamaré la atención a esos jodidos irresponsables ahora que llegue. Está bien don Ángel, no se preocupe que ahora que le pase la juma lo reprenderé a este culo cagado.
Al pasar por Nacascolo el caudillo mayor, se topó con la gente que venía de enterrar al joven que habían  encontrado muerto en la madrugada, este les preguntó de lo sucedido y los deudos que venían del cortejo fúnebre, le gritaron, “uno de tus caudillos lo puñaleo por la espalda”. Don Ángel se asustó, porque sabía que tocar a esa gente y de esa forma, era como tocar un panal de avispas. Usted es el padre del joven, preguntó don Ángel, si yo soy su padre y personalmente me vengaré de esa muerte, así que separe del grupo de caudillos al asesino de mi hijo y me manda a decir quién fue el hechor; pero señor usted está seguro de que fue uno de los caudillos, vea don Ángel no se haga el pendejo, en la comarca nadie iba a tocar a mis hijos, aquí todos somos una misma familia, el que mató a mi hijo es un foráneo, que de seguro que ni lo conocía y, los únicos foráneos que habían en este sector eran los caudillos que dormían en el corral de Lázaro Patacón, según don lázaro estos pasaron tomando toda la noche del sábado en el estanco de la Petra y, ahí le dieron guaro a un chavalo bizco que se les perdió en la madrugada. Don Ángel, a lo inmediato respondió, ese chavalo lo acabamos de ver en su casa, se fue de madrugada hoy bien picado, pero ese es un niño todavía, aunque si maneja el cuchillo muy bien. Ese chavalo donde vive, pregunto Martín López, el padre del difunto. Uno de los caudillos que acompañaban al caudillo mayor, respondió, ese muchacho es hijo de don Julián Támesis, el mandador del “Empedrado” en estos momentos estaba en su casa tomando con otros campistas, pero supongo que ya debe de estar durmiendo la mona, nosotros pasamos por ahí hace unas dos horas.
Cayó la noche de ese domingo, y al llegar el caudillo mayor al corral de don Lázaro, de inmediato reunió a los caudillos y les preguntó sobre lo sucedido al joven Lisímaco López, ahí mismo les contó de que la familia del joven saben todo lo que ustedes hicieron el Sábado en el estanco de la Petra, así como del guaro que le dieron de beber a Simón, la familia desconfía de uno de los caudillos como el hechor de la muerte del joven y, ya saben que Simón salió para su casa de madrugada. Ustedes que tienen que decir. Cada uno de los caudillos se miraban unos a  otros, y se decían habla vos, hasta que Leopoldo Gámez el segundo caudillo, quien estaba bajo el cuido de todos los caudillos en ausencia del caudillo mayor, dijo. Yo creo que nosotros no podemos echarle culpa al cipote, sólo porque se fue de madrugada, nosotros no nos despegamos en toda la noche del Sábado, salimos juntos y nos venimos juntos, yo no tomé ni una sola gota de licor, nadie tubo riña alguna con algún vecino de la comarca, es más hubo mucha cordialidad entre los comarqueños y nosotros, ya que casi a todos los conocemos en los trabajos de las haciendas, casi todos son campistas como nosotros y algunos se comprometieron a acompañarnos mañana en el recorrido, pero supongo que con lo sucedido, nadie va querer involucrarse con nosotros. De todas maneras, dice el caudillo mayor es necesario que nosotros nos distanciemos de ese hecho, y dejemos muy claro nuestra no participación en actos que riñen con la legalidad, todo esto es debido a que nuestro trabajo en estos momentos tiene relación directa con un Santo Patrono, en nombre de ese Santo andamos realizando nuestra labor; Nuestro patrón Santiago no está observando, en mi caso, es una promesa por favores recibidos, el me sacó de una enfermedad que casi me lleva a la tumba y, cada uno de nosotros está por nuestra fe en el Santo Patrono, el Apóstol Santiago.
Un grupo nuestro se quedará ayudando a la familia a encontrar al culpable de tan vil asesinato, haremos de investigadores, una vez esclarecida la muerte del joven, nos reuniremos todos de nuevo. Preguntare una vez, quienes desean quedarse investigando, que levanten la mano, los otros continuarán con el recorrido bajo las órdenes de Chicho. Alcides, pata de mono, un caudillo de más de veinte años de andar en esos recorrido, le dice al caudillo mayor. Simón se nos desapareció a eso de las dos de la mañana a pié y regresó a las tres y media de la madrugada todo nervioso y yo le note sangre en la mano derecha. Cuando estaba ensillando el caballo, llegamos nosotros a preguntarle porque ensillaba el caballo y nos respondió que se iba para su casa, tratamos de convencerlo que era peligroso hacer ese viaje en ese estado y a esa hora, forcejeamos con él, pero nos fue imposible convencerlo y casi a las cuatro de la mañana salió veloz para su casa. En ese forcejeó pensé que se había herido en la mano con un puñal que sacó para que no lo detuviéramos. Creo que debemos de decir esta verdad a la familia, yo me quedo para contarle a la familia del joven lo sucedido, con esto no estoy afirmando que Simón mató al joven, que las autoridades investiguen los hechos. Una vez que los caudillos se marcharon a continuar su jornada, el caudillo mayor y Pata de Mono enrumbaron hacia la casa de la familia López a contarle los hechos sucedidos en el corral de don Lázaro.
Ese día lunes luego de informarle a la familia del joven muerto de los hechos, el caudillo mayor y Alcides, se unieron al resto de los caudillos con el sabor de haber cumplido con su responsabilidad, identificando a uno de los acompañantes de los caudillos como presunto responsable de la muerte del joven Martín López. La familia López después de escuchar el relato de parte de los caudillos se convocaron unos siete de la familia más cercana entre hermanos, tíos y primos y se enrumbaron en busca de Simón Támesis; al medio día del lunes estaban todos rodeando la ranchita donde vivía el chavalo con su mujercita y su niño tierno. Pistolas, escopetas, rifles 22, cuchillos, eran las armas de la familia López, conminando a Simón a que saliera de su casa, en caso contrario le quemarían el rancho. Simón al verse rodeado les gritó a los López que no sabía por qué lo querían joder, pero que no se iba a dejar, se colocó un puñal en la boca cruzado agarrado entre los dientes, un segundo puñal lo tomó con la mano derecha y un tercero con la mano izquierda, saltó la puerta trasera de su casita dio un salto mortal y en el aire dejó ir los dos puñales de sus manos, al caer tomo el tercero de su boca y lanzó con furia sobre el cuerpo de otro de los López, en ese instante que los otros ubicados en los otros costados de la casa se lanzo sobre los cuerpo de los tres acuchillados, quienes habían recibido la estocada en la cabeza y en el corazón, les arrancó los cuchillos al momento de que sonaban disparos por todos lados, dio un salto y se encajó en el techo de palma de su casa, saltando en el momento en que otro de los López cargaba su pistola y lo acuchillo en el cuello, giró a su Izquierda y lanzó el cuchillo de su mano izquierda con tanta furia que sólo se oyó un grito de dolor, se le había clavado en el pecho al último de los López en riña.

FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586

  RECOPILADO POR Heberto Guillermo corea guerrero FRAY ANTONIO DE CIBDAD REAL- 1586   Viaje de Fray Alonso Ponce desde México a Nica...