Si señores, las campanas deben de sonar, anunciando su cortejo
Teodorín Castillo, fue el mejor
jugador de chibola en su infancia
El mejor jugador de trompo, el mejor tirador con hulera del pueblo,
El mejor corredor de velocidad, jugó hándbol, bola pasada, la sarna en
los árboles del parque, yoyo, fue torero, su pasión fue el beisbol y su último
partido de softball lo jugó el sábado
doce de Octubre.
Fue pintor, lechero, herrero,
mecánico, vendedor de chicle, ayudante de camión y de buses, en total
desarrolló doce oficios.
La presa de Izapa, lo quiso atrapar, pero se le escabulló
Dos toros en la barrera del pueblo lo volvieron abstemio y siempre se
los agradeció
Abandonó el vino, pero siempre fue fiestero, celebraba todos los
cumpleaños de sus familiares y amigos cercanos, gustó de la música ranchera, de
banda, de salsa, de boleros, de música de trio, de música filarmónica
Su moto, era inseparable junto a su Edelma, su moto se llamaba “El Cacho
de Bomba”, Sorteador de toros, y de la vida, gustador de fritanga, de tortillas
calientes y cuajada
Arrecho al frito de chancho, fue un gran amigo de infancia, de juventud,
y de vejestud Amigo de verdad. Teodoro Castillo (Teodorín) ha elevado a lo
intangible, ha trascendido al más allá, donde las flores son un elemento
imprescindible, para sentir la fragancia de la eterna luz; luz blanca que los
mortales no podemos ver, ha crecido en perspectiva hacia lo eterno, lo etéreo,
lo insondable, lo carismático.
Eres un campeón Teodoro, lograste
la temeridad, vencistes el miedo,
ganaste la ternura, vencistes la lujuria del mundo, equilibrastes tu amanecer,
el sol perpetúo su luz ante tu presencia deportiva; fuistes rey del deporte,
eres y serás ese rey deportista siempre.
Adiós Teodorín, sé que nos dejastes temporalmente en esta vida sobre la
tierra, lugar donde tú debes de tener un estadio con tu nombre.
Bien venidos al estadio de Béisbol “Teodoro Castillo”.
19/10/13
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