EL JARDÍN. Heberto Guillermo Corea Guerrero.
El vergel de mama Andrea, estaba formado por flores con pétalos en forma de embudos
Otras flores daban forma a dos labios abiertos, en espera de un beso furtivo
Una de las más bonitas color morado, tenía forma de un tubo de ensaño científico
La flor rosácea, bella que me fascinaba, tenía forma de campana
Los olores que brotaban del jardín eran tan difusos, que era olor de jardín
Los colores que se divisaban eran tantos, que se perdían al unirse su irradiación multicolor.
Era un fulgor de colores que idealizaban el Jardín del edén Bíblico
Yo no estaba desnudo, y me di cuenta cuando acerque la nariz para oler una flor
Me pinché en una espina, la flor como rechazando mi acercamiento
O para agradarme y darme una lección de física biológica.
Las flores son preciosas, inmensamente bellas
Su perfume es agradable al olfato humano y perceptible al sentido del gusto
Sin comértelas, las sentís una sabrosura, una ricura, una delicia
Las flores hay que saber tocarlas, con dulzura, suavidad y precaución
Será que todas las cosas bonitas hay que tocarlas así, o sólo a las flores
Del jardín de mama Andrea se engalana la Iglesia, el local de la fiesta, los actos culturales
Las tumbas del cementerio, el rostro de la bailarina.
Las rosas, tulipanes, jazmines, magnolias, lirios, margaritas, narciso, orquídeas, petunia, rosa amor, salvia, sauce, tomillo, rosa roja, rosa blanca, rosa navidad, tallo de trigo, trébol de cuatro hojas, trébol de tres hojas, trinitarias, valeriana, loto.
Sus colores, amarillo, violeta, verde, amarillo verdoso, azul, verde azul, azul violeta, rojo, rojo bajo, anaranjado, naranja.
Muchos de esos colores son cromatismos del jardinero, irisaciones de nuestra visión, aleaciones entre rosas, pero bellas al fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario