A los 100 años de mi Madre
ANDREA COREA. Heberto Guillermo Corea Guerrero 22/10/2020
¿El aval de vivir cien años en esta tierra, quien lo otorga?
¡El destino! tu cuido personal, tu reminiscencia o invocación
tu ruego, tu suplica. 50 años pasastes rezando el rosario tres veces al día
sé que rogabas por mí, por cada uno de tus cimientos, por Denis, al fin no sabemos
si es que mantenías un soliloquio con la Virgen María, recitabas alabanzas de los años 40
cantabas sonatas al auxilio de María, versos y prosas de tu juventud como cantante eclesial
llegaron a escuchar tus cantos, sacerdotes interesados en conocerlos de tu viva voz
En tu vida de juventud fuistes soprano, los cantos a María eran tu deleite.
Las veladas en el pueblo de los años 30 y 40 con tu canto, eran agradable para ese público
La entonación de tu voz, la mantuviste, aún a los 80 años.
Tus hermanas Lidia, y Erlinda eran las tres voces de las misas acoplando el sonido
Tengo muy presente cuando cantabas las golondrinas a viva voz, sin más música
que el trinar de los pájaros de los patios del vecindario.
Lloraste tu desconsuelo, por no podernos dar más que tu abrigo materno
Suplicabas a María ayuda, ella era tu manto santo, con ella llorabas en sus hombros
Cuando yo tenía seis años una ambulancia te llevó al hospital, llamaste a la norma, le pediste que
Buscara a mi abuela Matilde y que no descuidaras a los niños, Emma de mi tía Olimpia te
acompañó en la ambulancia, a los siete días regresaste y, el vecindario cercano te llevaba sopa de
frijoles todos los días. Esos días llorabas mucho y ahí mi abuela Matilde te llevó de regalo un
rosario, el que ella utilizaba todas las tardes y en la mañana. Ese regalo para ti, es después de la
vida, el mejor regalo que te dio mi abuela Matilde, 62 y dos años tienes de tenerlo ¡ah! También
aquella imagen de la virgen María con la que celebraba la purísima y, que, al morir mi abuela, tu
seguiste esa tradición hasta hoy, aunque tienes dos imágenes nuevas que se colocan en el altar, la
que te regalo tu sobrino Pablo Corea Fernández y la mía.
Madre hoy amanecí muy alegre con tus 100 años de vida, lloré por tu triunfo, me fui a buscarte y
tú también estabas alegre, bailando sentada, por que ya no puedes caminar, si me di cuentas que
lees a la perfección, Norma te puso un escrito de tu cumpleaños y fuiste perfecta al leerlo.
Te felicito Madre y felicito a mis hermanos porque todavía te tenemos en el espacio.
Gracias Dios padre por tal gratitud. Es la única de la familia Corea Rueda Aguilar Pérez viva.
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