EL GIMNASIO

EL GIMNASIO.

Heberto Guillermo Corea Guerrero. 4 abril 2021

 

Pase adelante doctor. En que podemos servirle. Que tal Rebeca, veo tu cuerpo muy bien cultivado. Hay gracias por el piropo, usted siempre adulando a la mujer, tal parece que le resulta beneficioso esa actitud. No tan así, pero personalmente me satisface ver a la mujer como se goza cuando le reconocen su preciosura; no creas, yo quisiera moldear con mis manos ese cuerpo, pero eso no es posible. Le entiendo doctor Corea, me imagino que usted viene a forjar su cuerpo, para que a nosotras las mujeres nos den ganas de moldear con nuestras manos su cuerpo. Ya quisiera Rebeca, porque por hoy me conformo con darle agilidad a este mi cuerpo, ya no puedo subir una acera de medio metro de altura, parece que me estoy entumeciendo. Eso también siento que me está perjudicando hasta el levantamiento del susodicho. Jajaja doctor, será la piña la que le está siendo daño. Entre otras cosas creo que así es. Bien doctor, primera vez que usted llega a un gimnasio. Si, es mi primera vez. Ok, va a venir todos los días a esta hora, durante media hora, su tratamiento gimnástico se le dará con esta máquina, siéntese, meta los pies debajo de esta barra, luego se hace para atrás, en el instante usted levanta los pies, y con sus manos guilla esta cuerda y su cuerpo vuelve a inclinarse, ese movimiento lo hará toda la media hora, si se cansa, descanse y luego continúa con el ejercicio. Esperamos que este ejercicio en un mes le fortalezca las piernas y los brazos y usted vuelva a trotar y caminar bien. Ya sabes el valor de la mensualidad la cancela con la secretaria. Crees vos Rebeca que ese ejercicio me mejore también el levantamiento de la susodicha. Yo lo que le digo es que los milagros son religiosos, pero quizás la experiencia de estar viendo tantas mujeres con licras, quizás se vuelva una experiencia religiosa. Me parece muy buen razonamiento lógico, probaremos este mes. Okey doctor, iniciemos el tratamiento físico, manos a la obra. Como llegue en un jeep, ya iba de short y de camiseta. Vi llegar al Gimnasio tanta belleza en licra, las que al llegar se quitaban la camiseta que traían puesta y quedaban en toples, es una especie de brasier más grueso, pero la belleza se triplicaba, anudada a su juventud, ese gimnasio era el paraíso, es un jardín maravilloso. Yo me soñaba oliendo esas flores juveniles, pero de inmediato recapacitaba y me daba cuenta que las jóvenes llegaban a forjar su cuerpo y que un hombre de 60 años, ni pu ni pa.  Ese primer día tomé mi maquina y empecé ha hacer el ejercicio, frente a mí, un poco a la derecha, tomó maquina una joven que debía fortalecer sus piernas, era imposible para mí dejar de verla haciendo su ejercicio, sus piernas tenía que llevarlas hasta sus hombros y de regreso hasta tocar el piso, eran dos momentos que me dejaban sin respiración, como que era yo el del ejercicio. La dueña del Gimnasio se dio cuenta de esa mi situación, se me acercó y me dijo quedita. Doctor, si usted sigue así, va a salir en silla de rueda de este gimnasio, yo quiero que usted salga saltando y corriendo, no les ponga mente a esas protuberancias, que usted ya las conoce en demasía. Haga su trabajo, que eso es lo que a los dos nos interesa, estamos. Si Rebeca, tenés razón, voy a trabajar con los ojos cerrados... eso corea, así me gusta. Cuando yo estaba terminando mi rutina, se le acercaron dos chavalas a la joven que se estaba ejercitándose cerca de mí, y cuando sus piernas iban para arriba a la altura media del cuerpo, las jovencitas tomaban una pierna cada una y, le ayudaban a que llegaran a sus hombros, eso significaba que la joven se había cansado y había pedido ayuda para terminar su rutina. Me salí a tomar agua y a descansar un poco antes de montarme al jeep, en eso se acercó la joven que se estaba ejercitando a descansar también de su rutina. Me dijo, señor lo perturbe en su ejercicio. No señorita, de ningún modo, es cierto que eso no se ve por ningún lado, sólo aquí en este gimnasio se mira tanta belleza natural, pero no, en lo absoluto, la mayoría del tiempo, la pase con los ojos cerrados, de ves en cuando abría los ojos, lo que miraba es cierto, es una belleza, pero hasta ahí nomás. Usted tiene buen tamaño, mide uno setenta y cinco, cierto. Exactamente, eso mido, pero usted tiene buen calculo métrico. Mi ejercicio es para bajar el estómago, después de tres hijos, ya no es lo mismo, el último lo tuve hace tres meses y la barriga no baja, me vi obligada a ejercitarme, yo siempre he hecho uso de este gimnasio, tiene muy buena técnica, lo raro es ver a un hombre, aquí sólo mujeres venimos. Así he notado y, también he notado que ninguna viene aquí en busca de paraje, pareciera que todas son mujeres casadas y que su interés es verse bella para su marido, me equivoco. No señor no se equivoca, todas. Bueno casi todas, somos casadas, vienen divorciadas también, eso sí, somos mujeres muy respetuosas de nuestra familia, una que otra es soltera o no tienen hijos, cuando platicamos en los recesos, sólo hablamos de nuestra familia, ninguna evoca entusiasmo por conocer nueva experiencia. Pero ahora que están conociendo a este bombón, crees que cambien de idea. … Hay señor usted con sus ocurrencias, ya se le notan los años, nosotras andamos por los treinta años, creo si no me equivoco, yo soy la mayor del grupo, treinta años están aquí, y me veo bien todavía, es o no es… Muy bien te ves, yo creía que tenías veintitrés años…. Tampoco así, le recomiendo no mostrar mucho interés en nosotras como mujer, su interés debe de ser en lograr sociabilizar, que eso si lo vemos con agrado, y eso es producto de que el único hombre con el que platicamos es nuestro marido y los cuñados cuando nos visitan, nos agrada un hombre platicón que no muestra interés en nuestro cuerpo.  ...  Bueno pero eso es imposible, un hombre no puede ver a una mujer sin su belleza, ustedes mismas saben cual es lo mejor de ustedes, en unas son los pechos, en otras las nalgas, en otras la empanada, en otras su cuerpo esbelto, y eso es imposible ocultarlo, si estoy de acuerdo que toda mujer merece que se le respete su belleza, no debe de ser cualquier imbécil que se haga agua a la boca con su presencia, el hombre debe de saber ocultar su lujuria, guardársela en su conspicucencia de la carne, no deseos ni pensamientos impuros, respetar el décimo mandamiento. No codiciaras los bienes ajenos. Así me gusta señor, esa debe de ser la idea; ve, como nos estamos entendiendo. Usted debe de venir al menos un mes al Gimnasio, y debe de salir además con fuerza en sus piernas, con mucha mayor fuerza en su pensamiento.

Así pasaron treinta días, fue un castigo para mi ese mes, la dieta es pésima alternativa para muchos hombres, quizás la edad me ayudó a soportar tan grata decisión de ver, no desear. No codiciar, no pensamientos impuros. Eso si logré mucha fuerza de espíritu y mucha fuerza en las piernas, salí no corriendo, pero si trotando que es una gran cosa, ahora si puedo decir, que cuando uno se jubila, casi se jubila de todo. Casi, casi.

 

 

 

 

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