EI AYUDANTE DE DON JULIO EL FERRETERO

 

EI AYUDANTE DE DON JULIO EL FERRETERO. Heberto Guillermo Corea Guerrero. 4/2/2021

Vos chavalo jodido don Juan se va a lustrar, si tío ya voy, disculpe don Juan por favor ponga el pie aquí, a lo inmediato Marcelito limpio el zapato derecho del polvo y de cualquier suciedad que presentara, le pasó el cepillo dental en desuso con tinta negra, luego le pidió a don Juan el siguiente zapato, lo limpió y le pasó el cepillo con la tinta, luego pidió el zapato que ya tenía la tinta seca y, pasó a untarle pasta negra, y este zapato pasó a esperar el secado de la pasta, en ese lapso, untaba pasta al otro zapato, seca la pasta, pasaba a sacarle el brillo objeto de la lustrada. Concluida esta labor, le daba gracias al cliente. Gracias don Juan está servido, hay le paga a mi tío. Ve muchacho le dijo don Juan, quiero escucharte una canción con la guitarra, quiero me cantes las golondrinas. Marcelito tomó la guitarra que colgaba de la pared de la barbería, hizo el acorde de mi mayor y entonado canto: Adonde vas Veloz y fatigaaaaaado……. Don Juan quedó encantado con la lustrada y la cantada, al final de la rasurada le dio a Marcelito, un chelín por la lustrada y otro chelín por la cantada, se ganó cincuenta centavos con ese cliente, así pasaba los sábados y domingos Marcelito en la barbería, además de que aprendía a barbero, aprendía a tocar la guitarra, instrumento que llegó a dominar muy bien. Uno de esos clientes don Julio el ferretero, después de lustrase, le preguntó su edad, este le contestó: Ya cumplí diez años y, le puedo hacer toda clase de mandados, sonrió don Julio, y le dije al barbero, crees vos que le puedan dar permiso a este chavalo a acompañarme a Managua los días de compra, yo salgo a las siete de la mañana y regreso a las tres de la tarde. El barbero que era su tío y responsable del chavalo, le dijo; si don Julio, que día va a managua, bueno, los viernes; entonces mañana sería su primer viaje, si así es. Muy de mañana el chavalo estaba donde don Julio, quien salió a las siete en punto, con su esposa hacia managua, al chavalo lo montaron en la parte trasera del Jeep, llegaron a managua y don Julio parqueaba el carro a orillas del mercado San Miguel, propiamente donde vendía verduras un Nagaroteño, Gilberto López y su padre; Gilberto hay te dejo en el carro un chavalo con la ventana de al lado abierta, me le hechas un ojo. Si don Julio, respondió Gilberto. Durante el trayecto de compras de don Julio que eran, de los ferreteros al Jeep, hacía más de treinta viajes a guardar las compras y, en cada viaje le decía lo mismo a Gilberto el vende verduras, quien unas veces le respondía, esta bien don Julio y otras, si don Julio, no se preocupe, también murmuraba, quien le va a robar, si deja al chavalo encerrado, el carro encerrado y yo cuidándole al chavalo y al carro. Los ladrones pasaban viendo el carro, se acercaban al carro, miraban al chavalo y le decían, abrí el carro, en esos momentos Gilberto, les decía a los ladrones, quienes eran conocidos del sector, no estén jodiendo que yo soy el responsable del cuido del carro, el chavalo viene ahora, porque el perro que don Julio traía se le murió, así que no sigan jodiendo. Don Julio llegaba de regreso con la esposa después de almorzar en el restaurante Changai a eso de las dos de la tarde, la señora traía, lo que les había sobrado del restaurante, se la pasaban al chavalo cuidador, mientras ellos descansaban en la venta de verduras, luego, salían para Nagarote con sus compras para surtir la ferretería. El chavalo estuvo cinco años haciendo esos viajes con don Julio y ganaba dos córdobas por cada viaje, además los días que no iba a managua, le decía al chavalo, ven mañana, que le vas ayudar a la Rana en el molino y, tres veces a la semana era ayudante del molinero, quien no le permitía ir de fisgón a las bandas del molino encendido, no lo dejaba pasar del embudo en donde echaban la masa y en donde desarrollaba su trabajo de ayudante, que era, estar empujando hacia adentro del embudo con un madero propicio para ello, el maíz que una vez molido se convertía en masa o pinol.