Rito
al Dios de la Lluvia. Heberto Guillermo Corea
Guerrero
La ceremonia al Dios de la lluvia era la ceremonia de
la alegría y se realizaba a la llegada del invierno, se identificaba la llegada
del invierno cuando las tijeretas y las golondrinas llegaban en cantidades
enormes a los árboles; el primer día de llegada de los pájaros el brujo mayor
convocaba a reunión de ancianos y estos resolvían la convocatoria al rito, el
cual se realizaba con los tamborileros, quienes se adentraban en las montañas
por los caminos anunciando que ese días se procedería al rito al Dios de la
lluvia. Este rito consistía en bailes
separados por grupos, los hombres
adultos por un lado, las mujeres adultas a otro lado, los jóvenes y
niños por otro lado. El grupo de
los hombre adultos formaban un círculo entre ellos, entrelazándose con los
árboles, no importaba cuán grande fuera el circulo o, la cantidad de árboles de
por medio, lo que importaba era que realmente se hiciera el circulo tomados de
la mano, hecho el círculo iniciaba el rito con
gritería o sonidos de alegría, y se procedía a bailar en circulo dándole
vuelta a los árboles hasta el cansancio. En este rito se permitía descansar
únicamente para beber chicha fermentada, la que estaba colocada en el centro
del círculo, al final del rito de los hombres, estos se encontraban esparcidos
en el perímetro del baile en el suelo gritando incoherencias producto de la
chichada. Las mujeres adultas, de igual manera hacían círculos y bailaban en derredor,
pero no tomaban bebidas espirituosas, la
tomaban sin fermentar, era parecido a los frescos de chicha de hoy en día. Los
gritos eran igual sonidos guturales de alegría, con descansos continuos. Los
niños jugaban toda clase de juegos dirigidos por los jóvenes. Este rito debía
de llegar hasta que callera la lluvia si era el caso o, bien a la media noche.
En el transcurso del rito había libertad de continuar en el mismo o no,
sea por cansancio o por cualquier
circunstancia personal.
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