Rito
al Dios Sol.
Heberto
Guillermo Corea Guerrero
La ceremonia al
Dios sol, quien era el de la fecundidad, el de la fortaleza, el Dios de la
buena vida. Esta ceremonia se celebraba al momento de los eclipse, ya que ellos
creían que el Dios sol los estaba abandonando y consistía en que el Brujo quien
ya tenía escogido de antemano la ofrenda, solicitaba al padre del escogido,
ofrendara a su hijo al Dios de la vida, el padre debía de dar su consentimiento
y ser él quien llevaría la hijo ofrendado a la piedra escogida para la
decapitación. Por la noche se reunía el pueblo mayor y se contorsionaban
emitiendo lamentos, levantado y subiendo la cabeza en dirección al ocultamiento
del sol, cuando se acercaba el padre con su hijo de ofrenda, le abrían paso y
lo seguían hasta que este entregaba a su hijo al brujo, quien lo bañaba, lo
limpiaba, le roseaba aceites, lo frotaba con hojas, una de las cuales lo
dormían, y una vez dormido le colocaban su cabeza sobre la piedra del
sacrificio en donde un aborigen extraño del lugar con la cabeza tapada, lo
decapitaba, sacaba su corazón y lo ofrecía al Dios sol; en el momento que todos
los aborígenes caían al suelo retorciéndose de dolor, quedándose dormidos en
dicho lugar hasta el amanecer, cuando ya el aborigen extraño había desaparecido
con el cuerpo del joven dado en ofrenda. Este extraño su papel era además de
matar al joven y abrirle el pecho, el de llevarse su cuerpo y enterrarlo en
lugar oculto.
Cuando el brujo termino de explicar el rito Dios Sol,
el clérigo se desmayó, los brujos en ese instante se levantaron a frotarlo con
hojas terapéuticas que ellos llevaban de forma permanente en sus manos, el
español les reclamo y les dijo que no hicieran eso con el Presbítero o Sacerdote, por que el Dios del Presbítero o Sacerdote era otro que estaba arriba en los
cielos; cuando el Presbítero volvió en sí, se volteo hacia los brujos y les
solicitó que se quedasen un tiempo para ayudarle en su trabajo y, al cabo de
unos meses, tres de los cuatro brujos, eran los ayudantes del Presbítero. Canto
de pájaro no acepto y se enmontañó. Según cuentan, las ceremonias de los brujos
continuaron de forma clandestina durante mucho tiempo, fueron tratados como
herejes, diabólicos y satánicos, pero como los indios no conocían al diablo ni
mucho menos a Satanás, esa connotación
les era indiferente.
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