MI TIO RÓMULO. Heberto Guillermo Corea Guerrero. 18 de enero 2021
En los años 1888, se unió en matrimonio (Religioso, sólo ese existía), el Dr. José de la Paz Rueda Membreño, médico quiropráctico, estudiado en Guatemala, hoy le decimos médico naturista, con licencia para ejercer su labor en poblados del interior del país, con la matrona Andrea Aguilar Bone, maestra de escuelita primaria, hasta tercer grado en esa época. Al Dr. José de la Paz Rueda Membreño, por cariño lo conocieron como el Dr. JUACATE. En dicho matrimonio nacieron, Augusto Ausencio, Rómulo, Matilde, Adelina, José de la Paz y Humberto Rueda Aguilar. Augusto y Rómulo fueron carpinteros, Matilde maestra de escuelita primaria, Adelina era costurera, perdió la razón después de tener a su hija Bertita Blanco, Humberto, su labor fue sastrería. Mi Bisabuela Andrea Aguilar Bone, lidió con la adicción de sus hijos, Augusto Ausencio y Rómulo, el primero de estos dos era el mayor de todos y le llevó un hijo a su mamá para que se lo criara, y por su hablar media lengua, al decir mama Andrea, él decía ¡maney¡ y así lo conocieron hasta que desapareció del pueblo, mi tío Augusto siempre buscaba ayudantes o aprendices de carpintería, debido a que los trabajos eran en las fincas y en ese trayecto al ingresar al pueblo ya venía a media asta, en muchas casos no podía caminar, ahí jugaban su papel los ayudantes, cargándolo por un brazo, y así lo traían de rastras hasta su casa, uno de esos ayudantes fue Manchurria, quien lo traía de un trabajo que había que caminar a orilla de los rieles del tren de los años treinta, en ese trayecto existía un lugar conocido como la curva de maitro polo, en ese lugar era el sonar del pito del tren anunciando su llegada al pueblo, mi tío Augusto en uno de sus tantos viajes por esa ruta se asustó al oír el pito del tren de la borrachera que traía y le tiro un golpe al tren al momento de pasar y fue arrastrado por la máquina, muriendo de inmediato desquebrajado. Mi tío Rómulo fue al lugar de los hechos a reconocer su cuerpo y cuando lo vio se dijo: Augusto, no me queda más que empinarme la botella en tu honor. Mi tío Rómulo era un hombre flaco espigado, de unos seis pies cuatro pulgadas, guitarrista, como todos sus hermanos, soltero empedernido, no tuvo otra atracción que la botella de guaro, eso sí, su trabajo era de profesionalidad carpintera, se hacía doce sillas al día y, cuando correspondía hacer tijeras, lograba armar siete tijeras, en esa época ganaba cincuenta centavos por silla, o tijera y, al armar doce, se argentaba un salario de seis pesos diarios, pero sólo ganaba cuando les llegaba trabajo. Las sillas se armaban de laurel macho, era una madera suave, fuerte, de buena presentación. En esa época, esas sillas eran lo normal en nicaragua, por lo que esos carpinteros eran cotizados en toda nicaragua, mi tío lo buscaban mucho de Corinto, Chinandega, León, Managua, él feliz viajando por nicaragua, conoció más de cinco mil estancos, en su época el vaso para tomar era conocido como vaso enchapado y, en el cabía la mitad de una botella pequeña de licor, o sea que un trago era la mitad de la media. En esos viajes un señor de la costa sur de Nagarote tenía una carpintería grande, con cinco carpinteros, el proveía de sillas a casi todas las cantinas de Managua y a las personas que su negocio era alquilar sillas para fiestas, velorios etc. En esa carpintería trabajo muchos años, y conocía los estancos de managua como beber agua, en esos viajes a los estancos, se fue a la loma de chico pelón, se pegó una borrachera de padre y señor mío, y al pasar por el hospital el retiro, otro bolo en un carro lo levantó por los aires y le quebró las dos piernas, la izquierda casi la pierde, se la salvaron con tres clavos injertos que le sostenían los huesos y la otra lograron salvársela debido a que las quebraduras soportaron el Yeso. Un año sin poder caminar, con la gran suerte que su patrón tenía una casita en la costa sur de Nagarote, propiamente en el ojo de agua, y ahí le envió para su tratamiento, lo dejo con dos muletas y le dijo: Rómulo hay tenes madera, cuando te sientas que puedas trabajar, toma las herramientas y ponte a armar tijeras, yo vendré a dejarte provisión semanal y a llevarme las tijeras elaboradas, no salgas que ya el guaro te cobro con intereses. Así vivió veinte años más trabajando, hasta que decidió buscar a su sobrino Alejandro en Nagarote, para morir en el año 1984 a los noventa años.
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