SAXO FIN.

 

SAXO FIN.

Un Ángel que pasó por este mundo

Heberto Guillermo Corea Guerrero. 06/01/2021

 

El enterrador, volvió a ver hacia arriba y le dice a la persona que lo está observando, señora ya voy a cerrar las losetas, por favor páseme ese balde de mezcla que está ahí a orillas, la señora vuelve a ver al joven de al lado y le repite, pásela ese cemento al señor. El joven que era hijo del difunto, toma un mecate y amarra el agarradero del balde y lo baja, en ese momento la gente acompañante al ver ese movimiento se arrima a la fosa y lanzan cada uno las flores que habían repartido los familiares de antemano despidiéndose del musico, el sepulturero se tuvo que apartar un momento hasta cesar la caída de las flores, selló cada loseta, y salió de la fosa; una alma no había cuando este salió, pendejos se dijo el enterrador, ya que había que volver a poner en su lugar la tapa de la fosa, que pesaba una tonelada, al no ver ayuda por ningún lado, decidió dejar abierta la fosa que era para enterrar a seis familiares y se fue a su casa, decidiendo ir por la mañana del siguiente día a buscar ayuda de otros enterradores para culminar su trabajo. A la seis de la mañana del quince de marzo, al día siguiente del entierro se aparecieron a la tumba del musico Saxo fin, dos hermanos que vivían en el extranjero, Lois y Charles Sala blanca, quienes al ver la fosa abierta se abrazaron y le dijo Carlos, hermanito te dije, que nuestro hermano nos estaba esperando, cerremos esta tumba, pidieron ayuda a dos vecinos y entre los cuatros lograron correr la loseta, se persignaron y salieron directo a la Iglesia, buscaron al Sacerdote y le dejaron pagada nueve misas, para completar los nueve días que se le celebra al difunto después de su entierro.

A las ocho de la mañana llegaba el sepulturero a completar su trabajo, hasta que se puso pálido al ver la loseta corrida, en el instante llegaron los dos que este había buscado para que le ayudaran, Polo, le dice el sepulturero, mira ya está cerrada la fosa, vámonos hermanito que esto esta feo, se aventaron la tapia que  cercaba el cementerio y se cruzaron a “todo muerto es mío”, pidieron una botella de guaro lijón, ya con sus bazucazos adentro, se volvió ese suceso, un mito más del cementerio de Nagrando.  Saxo Fin había sido un musico internacional, porque se había ido a trabajar a Panamá y ahí se engancho en más de seis cruceros, oportunidad que le permitió conocer personas de todo el mundo, principalmente músicos y de todo género musical, lo que le había dado una seguridad en la ejecución del saxofón, él era guitarrista pero de los cruceros salió saxofonista, ya que ese instrumento era el preferido de todas las orquestas, instrumento que se utiliza en todo tipo de canción, boleros, salsa, merengue, rock, pop en fin en casi todo género musical. Cuando llegaba a puerto el crucero, normalmente eran de uno a dos meses para que este hiciera otra travesía y, donde fuese ahí se bajaban los músicos a buscar hospedaje y continuar con su vida de rutina, únicamente le permitían vivir en el Barco al director de la Orquesta, ¿por qué? no lo sé; ese estilo de vida permitió en saxo fin, agarrar farra hasta de 15 días, de igual manera, como todo marinero una mujer en cada puerto.

En el mes de enero de cada año, se aparecía saxo fin a nagrando; la primera semana, tranquilo visitando a los amigos y contando sus vivencias, le segunda semana la rompía, pero esa semana todavía tomaba de sus ahorros, la tercera semana ya era de caer en las calles, sin camisa, visitando todas las cantinas del pueblo. En el pueblo Saxo fin, era de familia clase media, sus padres dueños de finca, solares, y casa en el pueblo. Él heredó, parte de la finca, un solar grande y parte de la casa de habitación, todo lo vendió y se lo pasó por la garganta, murió como indigente, bueno pues veamos que le pasó.

El deceso de su madre, fue el golpe del inicio de su laberinto de vida. Ese día en el velorio, se puso a platicar con un amigo de serenatas: hermano, siento un gran dolor en el pecho, crees vos que me pueda dar un infarto, el amigo lo quedó viendo y le dijo: Tú ya tienes un infarto en proceso, trata de desahogarte, llora, ve y abraza el ataúd, tócale el rostro a tu madrecita, ella te va a sentir y, puede que ella derrame una lagrima, fuiste su consentido; dile que la amas, que tus lagrimas mojen el vidrio del ataúd, que no se preocupe por vos, que saldrás adelante, ella se fue triste, porque fuiste el único hijo que no estudió. Hermano voy a hacer eso, si me desmayo, por favor me llegas a levantar. Ese día pasó sobre el ataúd de su madre casi tres horas. Lo fui a traer y lo llevé a sentar, en la silla lloró un poco más, en ese momento le pregunté que como se sentía del pecho, a lo que me respondió, creo que ese dolor nunca se me quitará.

Después del sepelio, la rompió y ya siendo mayo recobró fuerza y la paró, detuvo la borrachera, se acordó que tenía que ir a trabajar o más bien a buscar trabajo, el amigo le facilito el pasaje para panamá, la estancia y la comida ahí se la rebuscaba en el barrio donde pernoctaban los músicos, esa vez logró engancharse en el viaje que el crucero tenía preparado, desde panamá, cruzando toda las Antillas menores hasta llegar a un puerto en Brasil, en ese viaje tubo la oportunidad de dominar “la samba”, se sentía tranquilo, porque había aprendido otro estilo musical y su profesionalidad se desarrollaba, además ese viaje le permitió conocer a una joven morena de muy buen aspecto, ojos zarco, delgada, de 1.6  metros de estatura, cuerpo esbelto, de quien se enamoró perdidamente y la joven le correspondió. Pasó lleno de felicidad todo el viaje, con mucha comida ya que la joven laboraba para la cocina y le facilitaba mejorar su plato diario, esa felicidad le duro el mes del recorrido del crucero, debido a que, al llegar de regreso a panamá, a la morena la estaba esperando en el muelle, su compañero de tierra firme. Cuando se dio cuenta que su morena era casada, se fue a buscar hospedaje, ya en el hostal se asusta al ver a la joven morena de mucama. Escarlet, le dice; que haces aquí, ah es que no podemos vivir sin trabajo, en el camino a mi casa me salió este trabajo y no puedo darme el lujo de despreciarlo, mi pareja me espera por la noche en casa y hasta esa hora desquita mi ausencia, yo no tengo prisa de eso, porque no me faltó en el crucero tus arrullos, a ver dime cual es tu cuarto, llegaré para bañarme después de tus abrazos y caricias, y así mi pareja al llegar por la noche,  encuentra limpiecita su propiedad y, como a él le encanta la oralidad previa, no dudará de mi celibato en el viaje.

Saxo Fin, después de atender a Escarlet, se quedó dormido y soñó que se había pegado una borrachera de padre y señor mío, despertó al día siguiente con una resaca virtual, se confundió todo, se preguntaba, pero si yo no salí, le daban ganas de vomitar y no vomitaba nada, al oír el ruido Escarlet que ya había llegado a trabajar le golpeó la puerta y al ingresar asustada le preguntó, saxo fin qué te sucede. No sé, soñé que me había emborrachado y siento una resaca real. Escarlet se puso chiva, y le dijo, saxo, el hígado te está mandando una señal de alerta, te esta diciendo que no aguanta otra bolenca, así que mucho cuidado si quieres seguir gozándome. De pronto a Saxo Fin se le iluminó el pensamiento y se le acerca a la morena y le dice: Escarlet porque no te quedas conmigo y nos vamos alquilar una casita en el Darién, así buscamos los cruceros juntos y vivimos una vida de crucero en crucero, tu ya sabes que yo puedo vivir seis meses con lo que gano en un crucero y, si lo logramos hacer tres cruceros al año tendremos unos ahorritos para los días malos, pero bien vivimos año y medio con tu ganancia y la mía, anímate. No tienes hijos ni yo los tengo, estamos libres como el viento. Escarlet, no había tenido la experiencia de las borracheras de Saxo Fin de quince días, quien la pasaba sin bañarse; mira saxo es que yo tengo cinco años de vivir con este boludo, me sacó de una cantina y nos fuimos a alquilar un cuarto y, me ha tocado a mi mantenerlo por que su vida a sido de gigolo, en otras palabras, él fue mi chivo en mi vida de cantina y sigue siendo mi chivo hasta hoy. Yo soy brasileña, me vine a panamá a buscar vida y lo único que encontré fue trabajo en cantina, duré dos años, en cuanto Jorge me propuso vida fuera de la cantina, yo ni lo pensé, ya estaba aburrida de estarme echando hombres encima y la que ganaba era la dueña de la tijera, Esa a sido mi vida, hasta que logre de cocinera en ese crucero, debido a que iba para Brasil y yo se cocinar comida brasilera, es mi primer crucero, pero pienso continuar, debido a que le caí bien a la jefa de cocina y ella me dijo que las veces que la buscara me contrataba en el crucero fuese para donde fuese, así que yo no perderé esa oportunidad que tanto he buscado, un trabajo decente. Tu bien sabes que no tengo mala pinta, tengo juventud, buen cuerpo, estampa de bailarina, sé que con Jorge pierdo el tiempo, pero le estoy agradecida de haberme sacado de ese infierno. Está bien te acepto que hagamos vida juntos, lo necesito para olvidarme de mi pasado, pero yo te suplico, no quiero bolencas, porque Jorge agarra unas farras que me dejan desequilibrada, con ganas de correr si detenerme. Si tu me prometes nada de licor, lo haríamos muy pronto. Saxo Fin, se dijo así mismo, esta mujer tiene razón, si ni yo mismo me aguanto esas farras, pero si lo prometo y no cumplo, en la primera se me corre, pobre mujer, tan bonita y sólo basucas le salen, mejor le digo que iré por un mes a nagrando y al regresar nos decidimos, ella estuvo de acuerdo y, así fue, pero no regresé a ese crucero.

 

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